México subió de la quinta posición en 2021 a la tercera en 2022 entre los mayores importadores de aceites de petróleo —excepto crudo— en el mundo, desplazando a Países Bajos y Francia.
Las compras externas mexicanas de estos productos, entre los que están la gasolina, el gasóleo (diésel), los aceites lubricantes y los aceites de engrase, fueron de 41,770 millones de dólares en el año pasado.
Después de caer 43% en 2020, cuando hubo más estragos por la pandemia de Covid-19, estas importaciones mexicanas subieron 46% en 2021 y 69% en 2022, a tasas interanuales.
Además de petróleo crudo y gas natural, Pemex comercializa en México una gama completa de productos refinados, como gas licuado de petróleo, gasolina, combustible para aviones, gasóleo, fuelóleo, asfaltos, lubricantes y productos petroquímicos.
Pemex es uno de los pocos grandes productores de crudo del mundo que experimenta una importante demanda interna de sus productos refinados.
Con importaciones mayores a las de México en esa categoría en 2022, se ubicaron Estados Unidos (82,306 millones de dólares) y Singapur (62,503 millones).
En 2017 se eliminó el control del precio de la gasolina, del diésel y del gas licuado de petróleo (GLP). Sin embargo, en 2021, como una medida de emergencia y transitoria, se volvió a introducir el control de precio del GLP. México continúa otorgando un incentivo fiscal para el consumo de gasolina y diésel; este consiste en una reducción de la tasa del IEPS.
Con este panorama, la actual administración del gobierno de México se ha fijado la meta de producir petróleo crudo para refinación a fin de no importar gasolina.
Paralelamente, el 20 de enero de 2022, Pemex completó la compra de la participación restante en la refinería Deer Park en Houston, Texas, adquiriendo a Shell 50% de participación que aún no poseía por 596 millones de dólares.
Más recientemente, al cierre de marzo de 2023, Pemex registró una utilidad trimestral 54% menor a la observada el mismo trimestre del año previo. El menor nivel de utilidad se explica, principalmente, por una disminución en los ingresos de la operación, compensada parcialmente por la utilidad cambiaria derivada de la apreciación del peso frente al dólar.
De acuerdo con el Banco de México, la reducción en dichos ingresos se explica, a su vez, por la disminución en los ingresos por ventas de combustibles, como resultado de los menores precios del crudo y petrolíferos a nivel mundial, así como por un mayor gasto de inversión.
El saldo en pesos de la deuda total de Pemex disminuyó 7% durante el mismo periodo respecto al cierre de 2022.
Con una perspectiva planetaria, los precios internacionales de las materias primas registraron un comportamiento mixto y con volatilidad durante el primer trimestre de 2023.
Las cotizaciones del petróleo mostraron considerable volatilidad, aunque su nivel a finales de mayo se encontraba por debajo del observado a inicios del año.
Sobre todo, según el Banco de México, la volatilidad registrada estuvo asociada principalmente con la elevada incertidumbre sobre las perspectivas de la actividad económica global, particularmente de China; los anuncios de una menor producción de petróleo ruso; la política de recortes de producción de los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y países aliados (OPEP+); la expectativa de un apretamiento de la política monetaria por parte de los principales bancos centrales; y los problemas en el sector bancario en Estados Unidos y Europa.
roberto.morales@eleconomista.mx