Millones de mexicanos interesados en un cambio del sistema de que nos rige, decadente pero dominante, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, habíamos caído en un estado depresivo al escuchar durante más de mil 800 días, las mismas expresiones llenas de odio, de enfrentamiento; descalificaciones a gobiernos del pasado y de ataques sistemáticos a neoliberales y conservadores, periodistas, y hombres de negocios no proclives a su ideología y proceder.

Basados en un estudio elaborado por SPIN- Taller de Comunicación Política, que dirige Luis Estrada, encontramos que se detectaron más de 101 mil 155 mentiras de López Obrador en los primeros cuatro años de gobierno. Cuándo se le pregunta a Luis Estrada ¿por qué miente el presidente? La respuesta es contundente; “para hacer sufrir al pueblo, López odia a los mexicanos. Lo suyo, lo suyo, es el poder y el dinero”.

Cuando menos se esperaba, el propio Presidente López Obrador, en su conferencia matutina, sin ningún derecho ni obligación de hacerlo, anunció el nombre de como posible precandidata del .

Apareció Xóchitl Gálvez en el escenario político con modestia, un tanto cuanto ignorada para el tamaño del reto, como la más segura precandidata para encabezar una lucha nada fácil, pero con gran capacidad para revertir la monotonía presidencial y los discursos de promoción de sus “corcholatas” preferidas, identificadas por el “Señor de Palacio” como “coordinadoras de Asambleas de ”, todas enfiladas a suceder al ahora “dueño de Palacio Nacional”.

Encarrerado con el mismo esquema de “destapar corcholatas propias”, de Morena, el presidente procedió de la misma forma en que lo hizo dentro de su partido, y se adelantó a dar a conocer a la opinión pública el nombre de Xóchitl Gálvez como la precandidata a la Presidencia de , por el Frente Opositor.

Esa actitud de “querer ser el primero”, fortaleció su convicción de demostrar “quién manda en este país”, cargado de valentía y alto poder omnímodo, con el derecho de señalar a su probable sucesora en la silla presidencial.

Mientras esto sucedía en medio de comentarios, algarabías por distintas partes de la ciudad y, sin exagerar, de todo el país, los de “la oposición”, o sean dirigentes de los partidos PAN, PRI y PRD, andaban distraídos en otros menesteres, como fueron las renuncias al PRI, de legisladores activos (cuatro senadores) como Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Nuvia Mayorga Delgado, Erubiel Ávila Villegas y la ex senadora, Lilia Merodio Reza.

Mil veces –que no fueron suficientes—los compañeros de Alejandro Moreno “Alito”, desde recién que había asumido la dirigencia del PRI, le explicaron que lo mejor era su renuncia a la dirigencia del partido, por las acusaciones jurídico – penales que había dejado en Campeche durante su período como gobernador, además de acusaciones de la mandataria de esa entidad, Layda Sansores, le impedirían un buen desempeño al frente del partido.

Desde una posición extrapolada, muchos mexicanos nos preguntamos “¿En dónde quedaron, aunque sea resabios, de un partido que gobernó México durante 80 años”? Algunos dirán que “hubo decadencia del partido, traiciones de militantes en tiempos recientes”, que se pasaron al ahora partido hegemónico, Morena. Sí, incluido el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, autor de la letra del Himno al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y los llamados “corcholatas” Marcelo Ebrard Casaubón, Adán Augusto López y , entre otros.

En el de la Unión, actualmente hay senadores y diputados de Morena que, en el pasado reciente, fueron miembros del PRI. Ahí tenemos al coordinador de los senadores de Morena, Alejandro Armenta Mier, y de los diputados morenistas, Ignacio Mier Velazco que, por cierto, quieren brincar ambos, a la gubernatura de Puebla. Fueron colaboradores de Mario Marín el “gober precioso”. No han sido olvidados.

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