A días de comenzar el ciclo escolar 2023-2024, el magisterio mexicano tiene frente a sí a los que no se habían enfrentado antes con la llegada de un nuevo paradigma educativo: la Nueva Escuela Mexicana (NEM). 

El ITESO, el Instituto Superior de Normal del Estado de Colima Profr. Gregorio Torres Quintero (Isenco) y la Benemérita y Centenaria Escuela Normal del Estado de San Luis Potosí (Becene SLP), organizaron el conversatorio virtual “El docente ante la Nueva Escuela Mexicana”, en el que se discutieron algunos de los obstáculos que tendrán que sortear a partir del inicio de clases.  

Maelvi Muñoz Álvarez, coordinadora de la Licenciatura en Ciencias de la Educación del ITESO, apuntó que la NEM trae consigo una propuesta novedosa que, sin embargo, no presenta nada nuevo.  

“No hemos terminado de comprender la propuesta y es entendible; nos dieron poco tiempo. ¿Pero cuánto tiempo necesitamos para estar preparados?”, cuestionó a la vez que subrayó lo importante que será ir sistematizando y evaluando las prácticas para realmente concentrarse en una dinámica de mejora continua.  

Repensar el qué y para qué de la escuela es, a decir de Herzel García Márquez, académica del Departamento de Psicología, Educación y Salud (DPES) del ITESO, uno de los mayores retos para los docentes en un contexto en el que el nuevo proyecto educativo se aleja de un enfoque disciplinar para adoptar uno más cercano a las metodologías activas. 

Luis Medina Gual, académico de la Universidad Iberoamericana (Ibero) , señaló que este primer ciclo escolar será de experimentación. Advirtió un desorden en el proceso de implementación, con acciones como la publicación de los libros de texto gratuitos antes de que se hubieran dado a conocer las versiones finales de programas. 

En ese sentido, señaló que por primera vez se entiende que el documento es una currícula inacabada y muy perfectible, por lo que es especialmente importante el diagnóstico comunitario en educación básica y de la organización curricular en la educación media superior. 

“En aras de la autonomía docente, seguimos sin recetas de ningún tipo. Ya tenemos los ingredientes, pero no sabemos si queremos comida mexicana, fusión o qué”, dijo. 

Maritza Soto Barajas, investigadora del Isenco, señaló que la NEM es un proyecto educativo que propone cambios radicales en el sistema. “Uno de los retos sería que el sistema educativo identificara qué necesitan realmente los profesores para el desarrollo de habilidades acorde a las nuevas metodologías, a fin de vincular los saberes profesionales previos con el nuevo modelo”, consideró. 

Ser, hacer y entenderse como comunidad 

Si bien la NEM plantea a la comunidad como punto de partida y meta para el aprendizaje situado, una comunidad distinta es la que debe tejerse entre profesores, opinó Herzel García Márquez. 

Añadió que la interdisciplina será clave en esta configuración de redes comunitarias: “Los profesores no estamos solos; hay una comunidad que puede respaldar con conocimientos tecnológicos, con herramientas. Y también es importante considerar qué se puede abonar desde la investigación educativa”, dijo. 

“Una calidad educativa comienza también por el bienestar del profesor. En el autocuidado, el acompañamiento de la comunidad escolar va a ser imprescindible. […] Si la educación no nos sirve para vivir mejor, nos estamos quedando muy cortos y no nada más hacia los estudiantes, también a los que somos profesionales de este campo”, añadió. 

Maelvi Muñoz, también profesora en una secundaria mixta en Jalisco, insistió en la necesidad de tener diálogos entre colegas que enriquezcan la práctica educativa, además de apostar por la formación autónoma y colectiva, tanto en lo relacionado con habilidades blandas como respecto a la educación formal. 

Más involucrada en la formación de docentes en educación primaria y en educación preescolar, Lourdes García Zárate, coordinadora de investigación de posgrado de la Becene, señaló que, si bien la NEM pone al centro el aprendizaje, éste se refiere a un aprendizaje no sólo para los niños, sino para toda la comunidad. Esto plantea el reto a los docentes de identificar elementos que generen aprendizaje desde conceptos de la vida cotidiana en la escuela.  

En ese contexto, Luis Medina advirtió que no se debe cargar a la escuela y a los docentes funciones que son del estado, es decir, que no toca a las escuelas resolver las situaciones de las comunidades.  

Deudas pendientes con el magisterio 

Durante el conversatorio, moderado por Juan Carlos Silas Casillas, coordinador del del Doctorado Interinstitucional en Educación, los expertos coincidieron en que las condiciones no fueron las óptimas para la adopción del nuevo modelo.  

“Siempre nos queda mucho a deber el al magisterio y esta [ocasión] no es la excepción”, lamentó Medina Gual, y añadió que las condiciones presupuestales y de infraestructura en las escuelas para operar el nuevo currículum tampoco han estado a la altura del reto.  

En tanto, Maritza Soto lamentó que, hasta el momento, la valorización de la función docente exista únicamente en el discurso del sistema, pero en lo que plantea la práctica, permanece sin cambio. “Es muy romántico centrarnos en la vocación de los profesores, cuando sabemos los sueldos que están recibiendo puede llegar a ser hasta ofensivo. Requieren dignidad laboral para poder profesionalizarse”, afirmó. 

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