Mañana miércoles será el destape oficial de  como candidata presidencial de Morena y sus aliados. Se consumará, así, la voluntad del presidente López Obrador, quien desde hace dos años la colocó como favorita para sucederlo.  armó una dizque precampaña con seis precandidatos cuyas reglas estaban explícitamente diseñadas para beneficiar a la exjefa del capitalino.

Nadie, ni Ebrard, pudo alcanzarla en las encuestas. No había manera.

Lo que está por verse es cuál será la diferencia entre Claudia y, previsiblemente, Marcelo. A ella le conviene ganar por más de dos dígitos, es decir, más de diez puntos porcentuales. Entre más sea la diferencia, más se neutralizan los posibles reclamos de los perdedores. Al final, todos se disciplinarán porque ninguno tiene la fuerza política para enfrentarse al gran líder de Morena: el Presidente.

Claudia hizo todo lo que tenía que hacer para “ganar” las encuestas. Fue de una disciplina espartana. Se dedicó, como quería AMLO, a pueblear y enseñar el músculo de la movilización morenista a su favor. No hizo olas con propuestas, pero sí odas a su jefe. Nunca se enganchó con las provocaciones que le lanzó Marcelo. En el camino incurrió en un par de errores que no volvió a cometer. Bien por ella. Supo jugar el juego que puso AMLO sobre la mesa.

Será la abanderada de la .

Mañana miércoles, como ha dicho el Presidente, le entregará el “bastón de mando” del movimiento. Será una transferencia interesante de observar.

¿Cómo será el formato de este evento? ¿Hablarán el Presidente y Sheinbaum o sólo la candidata? ¿Qué dirá ella que supuestamente tomará el liderazgo del movimiento?

Como el domingo fue un hito en la campaña de Xóchitl con su discurso en el Ángel de la Independencia, el miércoles le corresponderá a Claudia. Será la primera vez que hablará ya como candidata presidencial del oficialismo (aunque sigan insistiendo en la chorrada de endilgarle no sé qué título para dizque cumplir con nuestra absurda ley electoral). Algo así como su presentación formal en sociedad.

No la tiene fácil. Deberá lograr un equilibrio muy complicado. Por un lado, presentarse como la heredera del personaje que indiscutiblemente ha dominado la política nacional durante tantos años, el fundador de Morena, un Presidente muy popular y carismático. Por el otro, llegó la hora de demostrar quién es ella. Mañana, por lo menos, debe emocionar al electorado más leal del lopezobradorismo.

¿Qué tanta latitud le dará AMLO para comenzar a moverse por su cuenta?

Sheinbaum ha ofrecido continuidad de “con sello propio”. ¿Qué significa eso? ¿En qué será igual y en qué diferente si ella gana la elección presidencial?

Ayer, en este espacio, escribía que me pareció un buen saque el de Xóchitl en su evento del domingo pasado. Un discurso breve con soundbytes eficaces para los medios. Luego la candidata frentista se dedicó a dar entrevistas al por mayor en todos lados.

Ahora le toca a Claudia. De ella se espera, por lo menos, un buen discurso, de altura y, como hizo Xóchitl, salir en radio y televisión porque, como parte de su disciplina espartana, no dio una sola entrevista en medios nacionales durante la precampaña.

Sheinbaum llega en un buen momento. Tiene todo para ganar la elección presidencial. La economía nacional y el empleo están creciendo. Han salido cinco millones de mexicanos de la pobreza. La inflación va a la baja. Morena y sus aliados gobiernan 23 de los 32 estados.

El 71% de los mexicanos reconoce el nombre de Claudia, de acuerdo a la encuesta en viviendas de Reforma levantada entre el 18 y 23 de agosto. De los que la conocen, el 62% tiene una opinión positiva de ella. El 18%, una negativa, por lo que su saldo de opiniones es de más 44 puntos. Si las elecciones fueran hoy, en todos los careos gana frente a los posibles candidatos opositores. Son muy buenos números.

Además, cuenta con el apoyo de un Presidente muy popular que hará todo para que gane en el 2024. Incluso, como hemos visto, cometiendo ilegalidades. De hecho, hay muchos que ya comienzan a hablar de una posible “elección de Estado”.

Arrancará, sin duda, como la favorita. Tendrá que sostener su ventaja porque atrás viene una candidata que promete dar una buena competencia. Sería un error menospreciar a Xóchitl, tal y como hizo López Obrador en 2006 con Calderón.

Tan pronto como mañana, Claudia tendrá que demostrar de qué está hecha para una campaña presidencial.

 

  •             X: @leozuckermann

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