No me refiero a lo que está ocurriendo en Guerrero, sino a la situación financiera y operativa de Pemex. Es una calamidad. Lejos de rescatar a la industria petrolera, como presume el presidente López Obrador, este gobierno dejará una bomba de tiempo que explotará el próximo sexenio.
No exagero. Veamos, primero, los números en materia operativa.
El negocio más rentable de Pemex es la exploración y explotación de crudo. Extraer un barril de petróleo le cuesta a la empresa un promedio de 16 dólares. La mezcla mexicana se vende en alrededor de 80 dólares. Por tanto, la utilidad es de 64 dólares por barril, equivalentes al 400 por ciento. Un negociazo.
Extraer crudo es la pechuga de Pemex. Sin embargo, y a pesar de los múltiples esfuerzos que han costado miles de millones de dólares por encontrar más petróleo, la realidad es que la empresa cada vez produce menos.
Informa Karol García, en El Economista de ayer: “En el acumulado de los primeros nueve meses del año, Pemex reportó una producción de crudo de 1,595 millones de barriles diarios, misma que es 5.8% inferior a la del mismo lapso del 2022 y la más baja para un periodo similar desde 1979 (1,417 millones de barriles diarios)”.
Desde que era presidente otro López (Portillo), no producíamos tan poco petróleo.
Pero, además, “en un año aumentó 3.1% la extracción de crudo pesado, que en 2023 fue de un volumen de 965,579 barriles por día, mientras que la de crudo ligero descendió en 4.7%, ubicándose en 479,504 barriles diarios, y la de petróleo superligero cayó 40.8%, con lo que se reportó un volumen de producción de 150,456 barriles por día”.
Es decir, cada vez producimos menos petróleo y de peor calidad.
AMLO siempre ha defendido que se refine el petróleo en México. A menudo dice que es mejor producir jugo de naranja que naranjas. No es cierto, porque Pemex es un fracaso operativo para exprimir las naranjas.
Su unidad de refinación pierde dinero a granel. De acuerdo a Bloomberg, en los primeros seis meses de este año, la filial Pemex Transformación Industrial, encargada de las refinerías y complejos petroquímicos, tuvo pérdidas netas por 172 mil millones de dólares.
Pongámoslo en perspectiva. La empresa privada con más ingresos en México es América Móvil. Ayer, esta corporación tenía un valor de 52 mil millones de dólares en su capitalización bursátil. Es decir, las pérdidas de Pemex Transformación Industrial, en solo un semestre, equivalen a más de tres veces de lo que el mercado piensa que vale América Móvil.
Vamos ahora al desastre financiero. Le agradezco a Pablo Zárate, experto en energía, compartirme los siguientes números que sacó del último reporte de Pemex del tercer trimestre de este año:
* En el corto plazo, es decir, en los próximos doce meses, los pasivos de la empresa son de 62 mil 700 millones de dólares, el triple que hace cinco años.
* Si en los siguientes doce meses se mantienen, en promedio, los ingresos totales de Pemex (79 mil 200 millones de dólares), apenas cubrirán los pasivos que se tienen que saldar en ese mismo periodo (62,700 millones de dólares).
* En 2018, por cada 10 dólares de deuda, menos de uno era de corto plazo. Hoy, por cada 10 dólares de deuda, casi tres vencen en menos de un año.
* El gobierno federal le tiene que inyectar cada vez más dinero a Pemex para seguir operando. En apenas un trimestre, las aportaciones se incrementaron en 85 mil millones de pesos.
* Pero, además, el gobierno le ha venido bajado a Pemex los derechos de utilidad compartida que tiene que pagar por extraer el petróleo. Esta disminución le reportó un beneficio neto a la petrolera de más de 40 mil millones de pesos en un trimestre.
* En lo que va del sexenio, hasta junio de este año, Pemex había usado 345 mil millones de pesos de Hacienda a pago de deuda. Tres meses después, ya va en 417 mil millones de pesos esta cuenta.
El gobierno de AMLO recibió un Pemex con graves problemas operativos y financieros. Pero, después de cinco años de gestión lopezobradorista, lejos de resolverse, los problemas se han agravado. La cifra de pasivos a cubrir en los próximos doce meses es simplemente exorbitante.
Este gobierno, de alguna manera, pateará el problema a la próxima administración. Pueden recurrir, por ejemplo, a préstamos bancarios de corto plazo con altas tasas de interés.
Gane Sheinbaum o Gálvez la Presidencia, recibirán esta bomba de tiempo. Un explosivo que pone en peligro las finanzas públicas y la calificación de grado de inversión de la deuda soberana de México. Y yo pregunto: ¿quién es el responsable de este desastre?
X: @leozuckermann