México tiene el gasto en salud más bajo por habitante entre los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un rezago que se combina con el hecho de que ocupa el primer lugar en prevalencia de diabetes, sin que se hayan resuelto problemas viejos, como la alta incidencia de mortalidad infantil, enmarcó Frederico Guanais, jefe adjunto de la División de Salud del organismo.
Al comentar la situación en México, el especialista de la OCDE no desechó de inmediato las declaraciones realizadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre que su administración dejará uno de los mejores sistemas de salud en el mundo. Guanais rodeó; dijo que ese tipo de reformas suelen llevar años, en Holanda tomó más de una década, y deben verse con un enfoque transexenal, dado que las realizadas de manera apresurada suelen derivar en una reducción en la prestación de servicios durante los primeros años.
México cuenta con el gasto por habitante más bajo en salud entre los países de la OCDE, mil 181 dólares, cantidad que no sólo equivale a menos de una cuarta parte del promedio de la organización, que alcanza los de 4 mil 986 dólares, sino que también se cuenta por debajo de economías latinoamericanas, como Colombia y Costa Rica que, respectivamente, ocupan el segundo y tercer escaño.
Otra de las aristas es que casi la mitad del gasto en salud que se hace en México, el 47 por ciento proviene directamente de los bolsillos de las familias. Lo que además de evidenciar el “problema fuerte de financiamiento de los sistemas de salud”, se vuelve más “grave por la desigualdad de ingresos que existe en la región”, dijo Guanais, sobre una tendencia que se replica en la mayoría de economías latinoamericanas que pertenecen a la OCDE.
De acuerdo con cifras comparables a 2021, en México el gasto en salud representó 5.5 por ciento del producto interno bruto (PIB). En sí es uno de los más bajos de la OCDE, que cuenta con un promedio de 9.2 por ciento; a ello se suma que casi la mitad del recurso sale directamente de las personas, en lugar de ser provisto con gasto público.
Tanto en infraestructura como en personal, el país se mantiene por debajo de economías similares, de acuerdo con los datos recuperados por la OCDE hasta 2021. Hay una cama de hospital por cada mil habitantes, la proporción más baja entre los países que pertenecen a la organización, así como 2.5 médicos y 2.9 por ciento de enfermeras, ambos indicadores por debajo del promedio de la OCDE.
Guanais explicó que además de los “viejos desafíos que no han sido superados”, como el que México ocupa el segundo lugar en mortalidad infantil, sólo por debajo de Colombia, y el que la esperanza de vida es de 75.4 años, 4.9 por debajo del promedio de la OCDE, se suman nuevos problemas a atender, principalmente por la obesidad.
En México, uno de cada tres adultos es obseso, lo que deriva en un impacto de 5.3 por ciento del producto interno bruto por los gastos en salud y la pérdida de fuerza de trabajo. A ello se suma que 17 de cada 100 tiene diabetes, lo que genera mayores presiones, actuales y futuras sobre los recursos de los sistemas de salud, explicó el investigador de la OCDE.
El país, como todos los de América Latina que pertenecen a la organización, requieren gastar más y mejor en los sistemas de salud y sobre todo en servicios de atención primaria, comentó Guanais. No sólo se trata de más recursos, sino de garantizar que tengan un uso eficiente, porque se ha identificado que hasta “20 por ciento del gasto en salud es un despilfarro”, comentó el investigador.