Mucho se ha escrito durante este año sobre el tema educativo; en la gran mayoría de los casos, con un enfoque crítico sobre las políticas que ha implementado el  cuatroteista (), cuyo objetivo es el de imponer una visión , histórica y moral del país a los niños y que cursan la básica (EB). En la óptica de la 4T, todos los mexicanos hemos sido colonizados cognitivamente, desde los orígenes de la conquista española hasta nuestros días; y, con mayor fuerza, durante éste y el siglo pasado, en el que ha predominado una visión capitalista, neoliberal, consumista, eurocéntrica, positivista, globalizadora y egoísta. Por ello, la SEP se propone dar reversa a ese colonialismo intelectual y neoliberalismo cultural que, en su visión, son los responsables de nuestra pobreza educativa.

Para lograr este objetivo, se transformaron radicalmente los libros de texto gratuitos (LTG) y el currículo de la EB, que hacen borrón y cuenta nueva de la forma en que, hasta ahora, se habían venido construyendo. En principio, porque se elaboraron primero los LTG y, después, los planes y programas de estudio, y no en sentido inverso, como lo marca la Ley. Segundo, porque ni los LTG ni el currículo de EB siguen una lógica pedagógica entendible para los docentes, las autoridades educativas y los especialistas en didáctica de las distintas disciplinas. De hecho, la SEP-4T desapareció las disciplinas, en un intento por implementar un modelo multidisciplinario que no tiene pies ni cabeza. Se les olvidó que el modelo multidisciplinario es el estudio de un tema o la solución de un problema desde la óptica conjunta de varias disciplinas; es decir, no puede haber multidisciplina sin disciplinas (como las matemáticas, la física o la química). Igualmente, el conocimiento científico es equiparado con los saberes ancestrales o locales de las comunidades, por lo que tienen igual valor en el currículo la herbolaria que la química farmacológica, la medicina moderna que las prácticas chamanísticas, etc.

Por otro lado, el modelo de la 4T asume una aproximación pedagógica basada en la observación y el estudio de proyectos comunitarios cercanos a la escuela. Una aproximación de la Pedagogía Crítica, que supone que los estudiantes, al conocer las necesidades de la comunidad, se concientizan de los problemas de su entorno, lo que les produce indignación y los motiva a aprender. Para la SEP, entre mayor sea la indignación, mejor será el aprendizaje. Sin embargo, no queda claro qué aprendizajes se desean lograr, ni tampoco es claro qué y cómo se deben de evaluar.

Las condiciones históricas de la educación mexicana, los efectos de la pandemia y las improvisaciones del nuevo modelo educativo alertan a que voluntariamente está incursionando por caminos muy peligrosos de consecuencias insospechadas. Por esta razón, varios especialistas hemos intentado alertar a la población mexicana a través de artículos de opinión en los medios digitales e impresos, así como en diversos libros que abordan las temáticas de mayor importancia y riesgo para el futuro educativo de México. Entre algunos de estos libros destaco los últimos cuatro, coordinados por Gilberto Guevara: La regresión educativa: la hostilidad de la 4T contra la ilustración (Penguin Random House, 2021), La Educación en Peligro: análisis crítico de la 2022 (Universidad de Guadalajara, 2022) y Al borde del abismo: Actualidad y perspectiva de la educación básica (Penguin Random House, en prensa). A primera vista, dichos títulos pudieran parecer exagerados y que se empeñan en retratar al país en una debacle educativa, que no tiene sustento alguno. Sin embargo, hay que recordar los pobres resultados educativos en los últimos cuatro estudios nacionales: la Encuesta Nacional sobre Acceso y Permanencia en la Educación (Inegi, 2021), el Informe sobre pérdida de aprendizajes (ASF, 2022), la Evaluación diagnóstica para las alumnas y los alumnos de Educación básica (Mejoredu, 2023) y el estudio de PISA-2022 (OCDE, 2023). De manera consistente, los resultados de dichos informes apuntan a que México pasa por una etapa crítica, no solo por un profundo retroceso en los niveles de aprendizaje, especialmente en matemáticas, sino también por la disminución en la cobertura educativa.

Si a estas condiciones se le suma que, de manera irresponsable, el gobierno de la 4T modificó radicalmente las bases científicas, pedagógicas y sociales del currículo mexicano, simultáneamente, en todos los grados escolares de la educación básica, sin tomar en cuenta los problemas educativos antes mencionados, no cabe duda que el país acabará matando las pocas neuronas que le quedan a sus estudiantes. Esto equivaldría a suicidarse lentamente en materia educativa y en todo aquello que depende de la educación. Ojalá que en 2024 se cambie el futuro distópico que nos espera.

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