El gasto no programable del federal, derivado de las transferencias de recursos a las empresas del Estado, más sus pérdidas, son recursos que no se aprovechan en la Transición Energética, la planeación, en la adopción de nuevas tecnologías o, en su caso, para servicios a la sociedad, como salud y , consideró la organización Evalúa.

“El apoyo que ha recibido este sexenio tanto CFE, como Pemex, en transferencias y en las pérdidas financieras que han reportado las dos empresas, esas pérdidas no se van al espacio exterior, esas pérdidas se absorben en el gasto no programable”, aseguró Ana Lilia Moreno.

La coordinadora del Programa de Competencia y Regulación de México Evalúa recordó que el gasto no programable en el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2024 ascendió a los 2.6 billones de pesos.

De acuerdo con la , el gasto no programable para este año sumó 2 billones 575 mil millones de pesos, un incremento de 5 por ciento con respecto al del año anterior.

“Ese dinero sí tiene un costo de oportunidad, es decir, se pudo haber usado en transición energética, en planeación para la transición, en nuevas tecnologías”, apuntó Moreno.

La especialista en participó esta mañana en el webinar “Repensando los subsidios a los combustibles fósiles para una transición energética justa”, organizado por la organización no gubernamental Sostenibilidad Global.

Ahí explicó que el gasto programable es aquel “que vemos en las noticias”, en donde el informa cuántos recursos se asignarán a cada rubro, como educación, salud, infraestructura, etcétera, en tanto que el gasto no programable consiste en varias “bolsas”, de las cuales una representa las pérdidas de las empresas del Estado.

“Es necesario estudiarlo y bajar la conversación a los ciudadanos para que seamos conscientes de que ese esquema de negocios de estas dos empresas es sumamente perjudicial para nuestro presente y nuestro futuro. Es dinero que es finito, es limitado”, consideró.

En el webinar, la presidenta de Sostenibilidad Global, Isabel Studer, aseguró que el gobierno de México no tiene un plan para la eliminar los subsidios al consumo de combustibles fósiles.

Por el contrario, indicó, la política de la actual administración va hacia incentivar su producción y consumo.

“Este gobierno no tiene un plan para reducir el consumo de los combustibles fósiles”, dijo la especialista en temas energéticos.

Citó que ha aumentado la importación de energéticos fósiles y la política actual está encaminada a incrementar la producción de combustibles, lo que se ve en las grandes inversiones para la rehabilitación de las refinerías del país, la construcción de la nueva refinería Olmeca en Dos Bocas y la compra de la de  Deer Park.

Refirió que en México los subsidios a los combustibles fósiles ya representan 7 por ciento del Producto Interno Bruto ().

“Obviamente es una cifra que probablemente haya incrementado de manera importante en los últimos años, ya que en lo que va de este gobierno, como es de todos sabido, se han incrementado los apoyos a la utilización, el consumo, la producción de los combustibles fósiles”, agregó.

Studer refirió que actualmente en el mundo los subsidios a los combustibles de origen fósil suman 7 billones de dólares con cifras a 2022, monto al que hay que sumar otros 5 billones de dólares que son los recursos que los consumidores no pagan por los costos ambientales del uso de estos combustibles.

En cuanto al tema de la salud, la ponente dijo que la eliminación de los combustibles fósiles evitaría al menos 1.6 millones de muertes prematuras al año.

Igualmente, estimó que se incrementarían los recursos públicos en 4.4 billones de dólares.

“Y obviamente nos llevaría a reducir las emisiones alineadas con las metas que nos hemos establecido para limitar el calentamiento global”, añadió.

Las especialistas coincidieron en que la normatividad no actualizada no permite avanzar en la transición energética y en que es necesario mandar mensajes claros a la población para crear consciencia sobre la importancia de reducir el consumo de los combustibles fósiles.

“Por un lado tenemos un impuesto al carbón, pero por otro lado tenemos normas que no se cumplen, como lo hacen las empresas productivas del Estado”, lamentó Studer.

También comentó que no hay incentivos claros para la transición hacia vehículos más eficientes y dijo que, aun cuando en transporte púbico ha habido avances, no hay todavía una política nacional.

Por ello dijo que se requieren de normas y políticas claras para una transición energética más acelerada.

Studer y Moreno se pronunciaron por la creación de una consciencia y una cultura del uso eficiente de la energía entre la población.

“En México, este trabajo de comunicación es importante, nos seguimos viendo como un país petrolero, pero no nos visualizamos como que tenemos otras alternativas”, expresó la presidenta de Sostenibilidad Global.

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