El dinero que reparte el a nombre de Andrés Manuel López Obrador, obviamente no proviene de su bolsa: es dinero propiedad de la Nación y que, vía impuestos que pagamos quienes trabajamos, sea en la iniciativa privada o en la burocracia, para favorecer el desarrollo económico y social del país. En ningún momento se afirma que esa riqueza es para convertir a los servidores públicos –transformados en políticos—en millonarios y potentados.

Ese dinero, que asciende a muchos miles de millones de pesos, “se ha hecho humo”, por efecto de aumento de –vil e injusta — no sólo de la “ de alimentos”, sino del aumento del pago de servicios de la burocracia como del servicio público y privado, sea de transporte o del comercio organizado, de expedición de licencias de manejo, de agua potable, predial y electricidad, entre muchos otros.

En productos de la canasta básica, como leche, huevo, tortilla, la carne de diferentes especies, frutas y legumbres tortillas de maíz –todos ellos se comercializan por intermediarios y a través de tiendas de autoservicio, de “mercados populares” y de “conveniencia”– los precios se han disparado y cada vez se alejan del consumo de las clases populares.

¿Sabías que todas las cosas del mundo van perdiendo valor con el pasar del tiempo? Todo se deteriora tarde o temprano y esto tiene mucho que ver para comprender qué es la inflación, pues como sabrás, los autos se devalúan, los aparatos electrodomésticos disminuyen su valor después de su lanzamiento, entre muchos otros ejemplos más.

El recurso indispensable en la actualidad y base de nuestra economía, no se salva de este fenómeno, hablamos del dinero. ¿Sabes qué genera que las cosas pierdan su valor económico?

El gobierno de que aún encabeza Andrés Manuel López Obrador, a lo largo de cinco años y medio que ya lleva dando tumbos, no ha sabido cómo normalizar los precios de los productos que nos interesan de manera fundamental, como son los de la “canasta básica alimenticia”. Parece que a estas alturas Rogelio Ramírez de la O terminará con el “Jesús en la boca”, de ver que los precios de los alimentos básicos aumentan cada día, sin que pueda hacer nada.

La tortilla que consumimos los mexicanos a falta de diversificar nuestra dieta, de 10.00 pesos que costaba el kilo cuando tomó posesión de su encargo como presidente, ha llegado a costar al pueblo hasta 23:00 pesos el kilogramo, sin que los consumidores sepamos con certeza si son hechas con maíz blanco producido en México, o es “transgénico”, importado de .

Hay que ser claros y señalar que el presidente López Obrador ordenó un acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación, que prohíbe la importación de maíz transgénico a México, pero hay dudas de si se ha respetado, porque, por una parte, en su administración ha venido para abajo la producción y productividad de maíz en todo México, por la falta de apoyo a los productores.

De acuerdo con información “de oídas”, entre fabricantes de tortillas y vendedores de maíz, porque no hay información oficial del gobierno federal, a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, ha trascendido que no opera ya el área de Información del Sector Agropecuario, ni las Delegaciones en los Estados. Se ha prohibido dar información para publicar a medios informativos. La conclusión consiste en que solamente hay en disponibilidad maíz transformado genéticamente.

Otro alimento de gran demanda y poca oferta, es el huevo de gallina. En los últimos meses, el precio de este producto se ha ido “hasta las nubes”. El huevo “rojo” se cotiza en los mercados y tiendas “más o menos de medio pelo”, hasta en 62.50 pesos el kilogramo. Esto, en el mes de abril y en lo que va de mayo de este año. Esta información la proporcionó el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).

Por lo que se refiere al huevo blanco, ha llegado a cotizarse hasta en 47.50 pesos el kilogramo. Y algo relacionado con este producto, es que lo más seguro es que los productores de huevo alimenten a las gallinas con maíz quebrado amarillo, que es transgénico y es de importación.

El precio de comercialización de la carne de pollo, otro alimento básico de gran demanda por las clases populares, ha tenido un aumento notable en los últimos meses. Lo que es el precio de pechuga, se cotiza en cerca de 100 pesos el kilogramo, mientras que el de pierna y muslo, anda en 67 y 70 pesos kilo.

En cuanto al precio del frijol, también está muy alto. En tiendas convencionales, las variedades de negro, han subido hasta promedios de 57 y 65 pesos kilogramo. El “Negro Querétaro”, está en 62.50.

En cuanto a leche, existen en mercados populares infinidad de marcas, pero se trata de “productos lácteos”. No es leche, precisamente, sino diversas marcas que son hechas a base de soya y combinaciones. Las de marca registrada, como Alpura y Lala, no bajan de 30 pesos el litro.

El gobierno dice que la inflación está en proceso de reducción, y se acaba de dar el dato de 4.62 por ciento. Es totalmente falso. En realidad, en esta administración, el aumento de precios se ubica al menos entre 23 y 25 por ciento.

La recomendación a los chefs de Palacio Nacional, es que compren sus “vituallas” para el “chipilín” ahí cerca, en La Merced, para que certifiquen precios de jitomate, chile, cebolla, tomate verde, verduras como calabaza, lechuga, pimiento morrón, hasta los nopales, no les va a alcanzar para “maldita la cosa”.

Dejar respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí