Mis sesudos consejos para Xóchitl en la víspera del debate no son consejos y no son para Xóchitl. Son ideas para la campaña de la candidata opositora, no sólo para el debate propiamente sino para estas dos semanas y media que restan de la campaña electoral.

El primer tema, el más importante en mi opinión, consiste en aprovechar la oportunidad abierta por las declaraciones de -la primera, confusa; la segunda, clarísima- sobre lo que deben hacer los dos candidatos supuestamente opositores ante la ventaja aparente que tiene la candidata oficial. Se le atribuyó a Colosio el haber propuesto la declinación de Máynez a favor de Xóchitl en una primera declaración banquetera. La escuché a medias y no pude concluir que en efecto eso había afirmado. Pero en la segunda declaración, dentro de una entrevista más pausada con Azucena Uresti, LDC claramente dijo que pensaba que el candidato opositor que fuera en tercer lugar debía declinar a favor del candidato opositor que fuera en segundo lugar. Xóchitl inmediatamente reaccionó manifestando que ella iba en segundo lugar y que ojalá Máynez se retirara; Máynez declaró, no sé con qué bases, que él ya iba en segundo lugar y que, por lo tanto, quien debiera declinar era ella.

Hay problemas complejos en la política y en . Este no es uno de ellos. Se resuelve, como le gusta a López Obrador, con una sencilla encuesta elaborada por cualquiera de las empresas acreditadas que hay en México -ya hay unas cinco o seis por lo menos. Que hagan una encuesta en vivienda, telefónica, o híbrida, de entre 1000 1500 entrevistados, para determinar quién va en segundo lugar y quién en tercero. Los equipos de ambas candidaturas pueden negociar si deben incluir a Sheinbaum en la encuesta -saldrá en primer lugar- o transformarla en una carrera de caballos binaria entre Máynez y Xóchitl. Uno de los dos va a salir ganando. Ese se queda, y el otro o la otra se va. No tiene mayor complicación el asunto, si es que Dante, Máynez y Salomón Chertorivski quieren hacerle caso a Luis Donaldo Colosio. No sé si quieran, pero debieran.

Pero creo que Xóchitl, o en todo caso su campaña y los partidos, deben insistir una y otra vez de aquí al 30 de mayo en un método de este tipo y un desenlace como el que creo sucedería: Máynez declinando a favor de Xóchitl y llamando a votar por ella. Sus electores lo harán o no, ya es cosa de ellos. Esto no es muy distinto a lo que sucedió en 1988, cuando Heberto Castillo declinó a favor de Cuauhtémoc Cárdenas, escasas semanas antes de los comicios, y en el año 2000 cuando Porfirio Muñoz Ledo hizo lo mismo a favor de Vicente Fox.

Y en el debate Xóchitl debe directamente proponerle esto a Máynez: “Jorge ¿Estás dispuesto a que realicemos una encuesta, por la empresa que tú designes, o que designemos de mutuo acuerdo, con la metodología y las características que convengamos, sí o no?” “Yo me comprometo a declinar si tú sales en primer lugar, quiero que aquí te comprometas a declinar si tú sales en segundo lugar” Máynez no va a contestar o se va a hacer tonto, ojalá Xóchitl le vuelva a insistir. Creo que esto puede darle chispa a la campaña de aquí a entonces, crear un elemento de misterio y, gánese o piérdase, suceda o no, le puede atraer votos e interés a la candidata opositora.

En cuanto a lo demás del debate, pienso que Xóchitl debe seguir adelante con la estrategia negativa que utilizó en el segundo debate, pero con más consistencia y fibra. Se trata no sólo de pegarle a Claudia, no sólo de repetir una y otra vez las acusaciones que ha decidido hacerle (no tengo cómo saber si son ciertas o no) con algunas preguntas incómodas. Por ejemplo: “¿Estás de acuerdo con el linchamiento y el proceso que López Obrador está llevando a cabo contra María Amparo Casar?” Pero, sobre todo, creo que Xóchitl debe interrumpirla constantemente, ya no va a haber consecuencias. Tendrá que bajar de sus redes, videos y spots los momentos en que la interrumpió ¿Y qué? Ya vimos que Claudia responde mal a los golpes que la desequilibran. Hay que aprovechar esta evidencia.

Y, por último, estrechar el mensaje. Como escribí hace muchos meses en Nexos “¡Es la seguridad estúpidos!”, recordando a Carville. Ese es el mensaje y no hay que desviarse de ese. Ciertamente debe enviarse dicho mensaje en un contexto de ataques, críticas, denuncias, etcétera, de todo lo que se encuentre. No porque crea yo que Claudia sea merecedora de todo eso. No lo pienso. Pero en las elecciones se juega para ganar. Si alguien cree que en una elección, y dentro de los linderos más amplios posibles de la ley, no todo se vale, le conviene entender que no es personal, como decía Michael Corleone.

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