En los últimos años se ha registrado una mejora en la recaudación fiscal, la cual se dio sin una reforma en este ámbito, aunque habría que preguntarse si eso seguirá siendo posible para los próximos años, indicó Enrique Provencio Durazo, coordinador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la UNAM.
Sin embargo, dado el estado de las finanzas públicas actuales, la previsión es que el gasto neto total bajaría de 26.2 a unos 24 puntos porcentuales del producto interno bruto (PIB), mientras que el gasto programable, “que es el que nos debe llamar la atención, porque incluye el gasto corriente, operación e inversiones, estaría disminuyendo de 19 a 17 % del PIB.
Existen mejoras factibles todavía para incentivar un incremento en los ingresos públicos sin reforma fiscal, aunque la previsión indica que ya llegó a su tope y desconocemos “qué tanto podrían dar de sí”, consideró al participar en el Foro Nacional Los Grandes Desafíos de México de cara al 2030, organizado por la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.
En la mesa La viabilidad de una reforma fiscal progresiva: ¿por qué y para qué?, explicó: “El esfuerzo recaudatorio sin reforma fiscal fue significativo y dio una ganancia, aunque pudo haberse agotado. Entre 2014 y 2018, el principal beneficio fue resultado de esta reforma parcial realizada en 2013, y fue la base sobre la que se montó dicho esfuerzo adicional a partir de 2019”.
Por tanto, la fuente principal de ingresos es la recaudación tributaria, por lo que es necesario discutir y acordar cómo hacer para incrementarla. “La otra fuente tradicional, que son los ingresos petroleros, seguirá a la baja”
Probablemente hoy haya mejores condiciones para impulsar esta reforma; sin embargo, no tenemos certeza de su viabilidad. En todo caso, dependerá de que la enfrentemos con legitimidad política y que sea percibida como una reforma que contribuya a que México sea un país más justo y equitativo.
Carlos Cabrera Espinosa, de la Fundación Friedrich Ebert Stiftung, destacó la necesidad de pensar para qué es necesaria una reforma fiscal, “es importante ponerlo sobre la mesa de discusión. Se trata de un debate sobre el futuro del país que queremos y cuáles son las condiciones que identificamos para construir esa visión del mañana. Ello transita, definitivamente, por construir instituciones públicas mucho más sólidas, robustas, y con mayores capacidades humanas y financieras”.
Lo que se busca, señaló, es la visión de un futuro con nuevas oportunidades para la población; sin embargo, las reformas fiscales son obstaculizadas por quienes deben pagar, sumado a ello la poca confianza que existe en las personas de que sus impuestos se utilicen de manera eficiente y transparente, y se conviertan en servicios.
El sector empresarial en México ha manifestado no estar en contra de una reforma fiscal y que de hecho lo ve como algo deseable.
Por su parte, Gerardo Esquivel, profesor de la FE, expuso que el país “podría sobrevivir sin una reforma fiscal, eso es algo de lo que hemos venido haciendo en los últimos 60 años; también se han registrado algunos avances en la capacidad recaudatoria del Estado, pero han sido pocos”.
En el encuentro híbrido, el especialista dijo que en los últimos años los ingresos presupuestarios del sector público “han sido extraordinariamente estables como porcentaje del PIB”. Podría ser que parte de las reformas que se hicieron en el pasado hayan mejorado la recaudación del ISR o del IVA, pero éstas han sido una especie de parches que apenas han cubierto las pérdidas de ingresos de otras fuentes, por ejemplo, petroleros.
“Necesitamos una reforma fiscal de algún tipo, aunque podemos sobrevivir sin ella, a costa de precarizar los sistemas de salud y educativo, acabándonos la infraestructura hídrica que tenemos, etcétera. Ese es un escenario posible de deterioro y precarización.”
Pero si deseamos atender las necesidades sociales y económicas del país, es primordial hacer algo distinto. “Lo que se requiere es generar más ingresos de alguna manera; debemos discutir la aplicación del esquema tributario actual, si es el más efectivo y eficiente o si hay que modificarlo; analizar si queremos hacer otras cosas, por ejemplo iniciar algunos impuestos diferentes, como los que se discuten a nivel internacional, o si dentro del esquema existente aspiramos a modificarlos”.
Asimismo, comentó que se requiere voluntad política, así como capacidad de negociación y concertación con los distintos actores de la sociedad.
“De aquí en adelante se requiere generar una conciencia de la necesidad de contar con ingresos adicionales para ejercer un mayor gasto en las cosas que la sociedad demanda y que debemos empezar a ejercer para aspirar a un México más justo e igualitario. Esa es parte de la discusión pública que aún debemos dar en la búsqueda de un consenso en esa dirección”, concluyó.