El próximo gobierno en iniciará con las más comprometidas de los últimos 25 años, ante el elevado déficit que dejará poco margen para ejecutar nuevos proyectos de infraestructura, de acuerdo con especialistas.

La situación actual de las finanzas, con un déficit que se perfila como el más alto en más de tres décadas, un gasto social creciente y mayores apoyos a la empresa estatal Petróleos Mexicanos, obligará al gobierno a moderar sus inversiones más por necesidad que por convicción, pues tendrá muchos menos recursos que Andrés Manuel López Obrador al inicio de su presidencia en 2018, agregaron los expertos.

Además, será difícil que la siguiente administración logre la consolidación fiscal que plantean los Precriterios de de 2025, con una reducción del déficit de 5.9 a 3% del producto interno bruto.

“Vemos con muchas dudas que se pueda lograr ese ajuste fiscal de tres puntos porcentuales del ”, dijo Carlos Ramírez, socio y codirector de Integralia Consultores, durante un webinar organizado por Franklin Templeton. “Ningún gobierno entrante ha hecho eso; además es un año que suele ser de desaceleración y, por tanto, vemos como un riesgo el Presupuesto de 2025 y con el ojo puesto de las calificadoras”.

La escasez de recursos continuará a lo largo del próximo sexenio, agregó Ramírez, ya que habrá “presiones ingentes de gasto derivadas de las herencias de esta administración”, que harán difícil la implementación del nuevo programa de gobierno.

Las limitaciones financieras del sector público abren una ventana de oportunidad para los privados, quienes pueden participar en los proyectos de infraestructura que han planteado las dos candidatas punteras –, del oficialismo, y de la alianza opositora–, pero sigue sin estar claro cuáles serán los mecanismos de asociación público-privada o las reglas para que intervengan en las obras, dijo el experto.

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