La reciente depreciación del peso frente al dólar no debe interpretarse como un síntoma de crisis, según expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Moritz Alberto Cruz Blanco, académico del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), señaló que la variación en el tipo de cambio es menor y no debe preocupar a la sociedad en general.
Según el académico, no hay signos de alarma y recomendó mantener la calma y no hacer caso a noticias alarmistas.
Roberto Valencia Arriaga, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM y tutor de posgrado, comentó que se ha hablado de “nerviosismo” entre inversionistas y mercados financieros, pero subrayó que esta percepción es distinta de la realidad actual.
Si los mercados realmente estuvieran nerviosos, habrían retirado sus inversiones, cosa que no ha ocurrido. Valencia Arriaga mencionó que, en comparación con la crisis de diciembre de 1994, cuando la depreciación del peso alcanzó casi el 60% en un período similar de dos semanas, la situación actual es mucho menos grave.
Valencia Arriaga también destacó que la depreciación actual, de poco más del 8%, no se compara con la crisis de 2008, cuando la depreciación fue del 18.03%. La situación actual no muestra síntomas de pánico en los mercados.
Además, recordó que tras la declaración de la gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja, sobre la posible intervención en caso de continuar la volatilidad, los mercados se estabilizaron.
En el caso de una volatilidad mayor al 2%, el Banco de México podría ofertar más dólares usando las reservas, lo que frenaría una posible depreciación.
Otra medida sería subir la tasa de interés para hacer más atractivas las inversiones en México y, por último, influir en las expectativas mediante la información que brinde el Banco de México al mercado.
Cruz Blanco añadió que la situación actual tiene implicaciones positivas y negativas para diferentes sectores de la población.
Por ejemplo, un dólar barato afecta negativamente a los exportadores y a quienes reciben remesas, aunque generalmente implica menor inflación, beneficiando a la sociedad. Además, cuando el peso está apreciado, los productos importados son más baratos.
El investigador del IIEC mencionó que la Secretaría de Hacienda ha tomado medidas precautorias, como el pago anticipado de deuda, demostrando a los mercados que hay liquidez para cumplir con los compromisos en moneda extranjera y que no hay riesgos de ningún tipo. Estas acciones aligeran la carga de pagos futuros y envían un mensaje de solidez financiera.
Cruz Blanco concluyó que no hay síntomas de una crisis y que los indicadores macroeconómicos se mantienen estables, con pronósticos positivos de crecimiento. En lo que va del sexenio, el tipo de cambio promedio ha sido de 19.55 pesos por dólar, por lo que una depreciación adicional del peso no necesariamente tendría un efecto nocivo en la economía.