Sí, arrasaron en las elecciones de junio. No sé qué tanto influyeron los engaños de López Obrador en este triunfo, pero supongo que algo. A mucha gente le gusta creer lo que dice el Presidente, aunque sean mentiras.

Por ejemplo: la nueva que está construyendo en , Tabasco.

El 10 de mayo de 2019, el declaró desierta la licitación para coordinar y administrar el proyecto de construcción de dicha planta. La razón: las empresas participantes presentaron un más alto que el tope establecido ( quería gastar unos ocho mil millones de dólares; sin embargo, las empresas presupuestaron entre 10 mil y 12 mil millones de dólares) y no se comprometían a acabar el proyecto en tres años como quería el gobierno.

Por tanto, el Presidente ordenó a la Secretaría de Energía coordinar el proyecto que concluiría en mayo de 2022 con el presupuesto planteado de ocho mil millones de dólares.

Perfecto.

“Es un sueño convertido en realidad”, afirmó López Obrador el primero de julio de 2022 al cortar el listón inaugural de la nueva refinería denominada Olmeca. Una inauguración mentirosa porque la planta no estaba lista. Ese día no se produjo ni un barril de derivados de petróleo.

En marzo de 2023, el Presidente retornó a la refinería informando que se encontraba “en fase de integración y pruebas” y que, para julio de ese año, se empezaría a producir gasolinas. Llegó la fecha fatal y no salió ni un chorrito de éstas.

No sólo la refinería todavía no producía nada, sino que sus costos ya se habían elevado sustancialmente en varios miles de millones de dólares. Por lo menos el doble de lo presupuestado: más de 16 mil millones de dólares.

Todavía el jueves pasado el director general de Pemex, Octavio Romero, decía que el mes que entra (julio ya de 2024) la estaría “trabajando a plena capacidad”, es decir, procesando 340 mil barriles de gasolina.

Ayer, en un reportaje exclusivo de la agencia Reuters, cinco fuentes familiarizadas con las operaciones de la planta manifestaron que esto será imposible: “El progreso se exageró con miras a la elección presidencial de junio”.

Mentiras y más mentiras sobre la refinería.

Cito la nota de Adriana Barrera y Stefanie Eschenbacher, de Reuters:

“Dos fuentes con conocimiento detallado de las operaciones dijeron que los ingenieros todavía estaban trabajando en partes individuales de la refinería y luego enfrentarán el desafío aún mayor de conectarlas. Una de las fuentes, un ingeniero, describió este último paso como un proceso enormemente complejo y ‘agonizante’ de prueba y error que lleva meses. La otra fuente, también ingeniero, afirmó que, en el escenario más optimista, la primera de las dos líneas de producción de la refinería estaría lista entre octubre y noviembre”.

¿Qué falta?

Cito de nuevo a Barrera y a Eschenbacher:

“Las partes que aún necesitan trabajo incluyen la planta de craqueo catalítico fluido, donde las fracciones pesadas de petróleo se convierten en productos más ligeros, y la planta de hidrodesulfuración, donde se elimina el azufre a alta presión y alta temperatura. Otro desafío para los ingenieros será la planta de coquización que convierte y procesa el combustóleo residual”.

Según las reporteras, ni Pemex ni la oficina del Presidente respondieron solicitudes de comentarios. Se entiende: los responsables están escondiendo la verdad.

Como han hecho a lo largo de todo este proyecto sin pies ni cabeza.

En aras de una supuesta soberanía energética, el gobierno de AMLO, en lugar de invertir en explorar para extraer más petróleo (un buen negocio), enterró más de 16 mil millones de dólares en un negocio de márgenes estrechos como son las refinerías.

Este gobierno ha fracasado estrepitosamente en incrementar la producción de crudo. Los niveles son tan bajos que, una vez terminada, la refinería Olmeca podría utilizar petróleo importado para su operación.

Amén de lo lejos que está este centro de refinación de los centros de consumo. Transportar gasolinas desde Tabasco costará una fortuna en la construcción de poliductos. Peor aún, podría realizarse a través de pipas, en un tramo muy largo, elevando los costos de distribución y corriendo el riesgo de huachicoleo.

La realidad es que, como todos los presidentes, López Obrador quiso dejar una megaobra en su estado natal. Elefantes blancos con altos costos para el erario, como el tren de Peña de la Ciudad de a Toluca que todavía no se termina. Pues lo mismo sucederá con la refinería en Dos Bocas, que ha producido más mentiras que gasolinas.

X: @leozuckermann

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