• Es importante distinguir las inversiones por nearshoring de los flujos generados por otros fenómenos.
  • Empresas chinas han incrementado sus inversiones en , para exportar a .
  • La mayoría de las inversiones chinas en 2024 son del sector automotriz, al que Estados Unidos ha decidido imponerle

En los últimos años, México ha registrado incrementos en los flujos de inversión extranjera directa que están marcando récords, especialmente en la modalidad de reinversión de utilidades e inversiones nuevas, movimientos que muchos han asociado de manera indiscriminada con el nearshoring. Sin embargo, no todo lo que relumbra es oro y no todas las inversiones se deben a la relocalización de empresas. Esta distinción es importante a la luz de situaciones como el destacado incremento de los flujos provenientes de empresas de origen chino que buscan producir en nuestro país para alcanzar al mercado estadounidense, realizando una suerte de triangulación que podría comprometer las bondades del T-MEC. No se trata de despreciar estas inversiones, pero si es importante potencializarlas inteligentemente para desarrollar cadenas de valor y contenido nacional, además de y crecimiento económico. 

«China busca producir en México para exportar, lo que nos convierte en una suerte de maquiladora china.” 

La relocalización cercana (nearshoring) es un fenómeno subsecuente del offshoring en el que las empresas de origen, en este caso estadounidense, buscaron situarse en países que les permitiera reducir los costos de producción. Desde hace décadas nuestro país ha sido altamente beneficiado por sus bajos costos y su cercanía. Sin embargo, con el avance de la globalización el offshoring se extendió a países más lejanos, pero más baratos como lo es 

China. Ahora bien, en los últimos años la ruptura de cadenas de valor y logísticas tras la pandemia, así como la guerra comercial entre EE. UU. y China ha conducido a que empresas estadounidenses busquen salir del país asiático y relocalizar su producción en países más cercanos a su mercado, fenómeno conocido como nearshoring

En este contexto, la definición y por tanto identificación de los flujos de inversión como nearshoring, no es sencilla, ya que debe cumplirse el hecho de ser una relocalización y no una ampliación o una inversión nueva que no implique el cierre de las operaciones en otro país, en este caso en China. Con este antecedente, los crecientes flujos de inversión provenientes de empresas de origen chino no deben clasificarse como nearshoring, sino como inversiones chinas que buscan producir en México y exportar a Estados Unidos

La inversión China ha estado creciendo desde 2017, pero es en 2022 que se observa un auge, logrando un monto de 570 millones de dólares, más que duplicando los flujos de los dos años anteriores. Cabe destacar que las nuevas inversiones representan la mayor proporción de estos ingresos con 86.6% y se han dirigido especialmente a la industria manufacturera con 31%. El auge en la producción de automóviles de marcas chinas es un ejemplo destacado de este fenómeno. 

Es de destacar, asimismo, que las empresas chinas lideran la ocupación de naves industriales en el país, según CBRE, ocupan un 40% del espacio disponible, seguidas de Estados Unidos con el 22%. La industria líder en estas instalaciones es la automotriz, la cual ha venido ganando terreno debido a que el 81% de los flujos son dirigidos a la industria automotriz y un tercio de ésta a electromovilidad. 

El comercio entre México y China ha sido importante, pero destaca en los últimos años el aumento en la importación de bienes intermedios desde China, particularmente en 2023, estos productos son en general insumos para la producción lo que pone de relieve la estructura de cadenas productivas en México. Importar partes y productos para la producción nacional no nos encamina a elevar el contenido nacional de los productos posteriormente exportados a Estados Unidos, exponiéndonos a posibles aranceles en el futuro. El objetivo debería ser desarrollar nuestra proveeduría y aumentar el valor agregado mexicano en nuestros productos. 

Potencializar el fenómeno del nearshoring y las demás inversiones implica instrumentar una política industrial adecuada y desarrollar la infraestructura necesaria para que estas inversiones ayuden al desarrollo nacional en términos de proveeduría y de capacidad de crear valor agregado nacional para fortalecer un modelo sostenible a largo plazo. 

La dinámica económica del siglo XXI obliga a tomar decisiones en menor tiempo, considerando un mayor número de variables. Este proceso integral demanda a sectores, empresas e instituciones adaptarse a los cambios del corto y largo plazo, comprender la integración a las cadenas locales y globales de valor y, con ello, generar los retornos hacia el mercado. 

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