- El peso está enfrentando mucha volatilidad y apunta a una mayor depreciación.
- Factores reales, financieros y políticos están acentuando la volatilidad.
- El tipo de cambio podría regresar a los niveles de 2020.
El valor de la divisa mexicana ha caído en una espiral inscrita en una vorágine de volatilidad que se ha venido registrando desde las elecciones del 2 de junio; en un constante «estira y afloja» de múltiples factores que están influyendo en la determinación del nivel de tipo de cambio peso-dólar para los próximos meses. Las condiciones actuales, no son favorables para que el mercado cambiario se estabilice por lo que se mantendrán las presiones sobre la economía y la inflación.
La incertidumbre que está dominando el mercado cambiario se exacerba por la adición de factores geopolíticos y de política interna a los tradicionales económicos y financieros. Los conflictos bélicos en Europa oriental y el cercano oriente, lejos de disminuir se acrecientan contaminando los mercados económicos. En el caso de nuestro país el hecho consumado de que el régimen gobernante continuará, al menos un sexenio más, pero con una todopoderosa mayoría legislativa con la que se podrán concretar toda suerte de adecuaciones constitucionales y legales -como es el caso del poder judicial y la desaparición de organismos autónomos- así como de los presupuestos, ya ha ubicado la cotización del dólar en niveles superiores a los $18 pesos dejando atrás el tan publicitado «superpeso».
«Las condiciones del tipo de cambio apuntan a mayor depreciación.»
La divisa mexicana se posiciona como la decimosexta con mayor número de operaciones en el mundo según el Banco de Pagos Internacionales (BIS), dándole una alta liquidez e incluso ha tomado el rol de moneda de respaldo para los inversionistas, lo que la coloca en mayor riesgo frente a procesos de volatilidad y pérdida de confianza.
En el caso de las medidas de política monetaria, los efectos han sido contradictorios, en primera instancia el 9 de agosto Banxico redujo su tasa de referencia en 0.25 puntos lo que debilitó la moneda mexicana; empero, el fortalecimiento de las expectativas de que la FED bajaría su tasa (confirmado el pasado 23 de agosto), dio una aparente nueva vida a nuestra moneda. En este sentido, el comportamiento de los flujos de capitales toma importante relevancia, especialmente los llamados «golondrinos», que se movilizan en función de los diferenciales de tasas.
Cabe destacar que la decisión de Banxico se tomó en medio de presiones inflacionarias y de un debilitamiento del crecimiento económico. EI INEGI reportó el 22 de agosto que del PIB en el segundo trimestre creció 1.0% anual (con cifras ajustadas por estacionalidad), anuncio que debilitó al peso.
La incertidumbre y la volatilidad continuarán en la medida en que el actual gobierno y el que está por iniciar, sigan tomando acciones que merman la confianza de los agentes económicos nacionales e internacionales; nuestros principales socios comerciales han mostrado una explícita preocupación y ello puede tener consecuencias graves en el futuro del desempeño económico del país.
México ha sido considerado como el mejor país para invertir en 2024 por JP Morgan, lo que se ha puesto de manifiesto con un récord histórico de la inversión extranjera en el primer semestre, valuado en 31 mil millones de dólares, 7% mayor que 2023; no obstante, se debe señalar que el comportamiento de las nuevas inversiones continúa disminuyendo y sólo han representado el 3% del total semestral.
Aunado al efecto de la desaceleración de los Estados Unidos que debilita la posición del peso, la incertidumbre que volatiza al mercado cambiario radica mayormente en el contexto de la economía interna y en las decisiones gubernamentales ya comentadas.
¿Hasta dónde puede llegar el peso? La respuesta teórica basada en la paridad del poder de compra indicaría niveles de 20 pesos por dólar, los cuales se registraron durante la primera mitad del sexenio. Sin embargo, el añadido de la incertidumbre que la continuidad del régimen gobernante está generando, puede llevar a niveles más altos en la cotización de tipo de cambio, que en el contexto de las percepciones tiene efectos perversos, como generar presiones inflacionarias y caída en la confianza de los consumidores. Sin duda un importante desafío para la administración entrante.