En los libros y películas de los Juegos del hambre de Suzanne Collins, en un mundo distópico hay un torneo anual donde participan 24 competidores. Sólo el ganador sobrevive. Este cruel entretenimiento, que se visualiza en todo el país, principia cuando el locutor oficial declara a todo volumen: “que comiencen los juegos”.

Eso fue lo que pensé al ver el Nacional Extraordinario de este fin de semana.

No ha tomado posesión la nueva Presidenta de y, sin embargo, el juego de la sucesión presidencial de 2030 ha empezado.

Sólo habrá un ganador. Los competidores, obvio, no se morirán como en la distopía de Collins, pero se quedarán en el largo, implacable y duro camino hacia la Presidencia.

La oposición prácticamente no existe en este país. El único candidato presidencial más o menos viable, no morenista, es el senador Luis Donaldo Colosio Riojas, quien tiene el enorme reto de darse a conocer con atributos positivos en los próximos seis años. Fuera de eso, se observa un páramo.

En el próximo sexenio, que prinicipia el martes que viene, la nacional se concentrará en Morena, el nuevo partido hegemónico de México. Ahí es donde deberemos poner atención. Ahí es donde veremos los principales conflictos políticos del país.

La lucha por el será, como siempre, feroz.

Tal y como era en la época priista. Pero con diferencias importantes.

En general, las patadas entre los competidores del tricolor eran por debajo de la mesa para vender la idea de la unidad revolucionaria.

Y en el PRI todos sabían que el jefe indiscutible del partido era el Presidente en turno. Cuando éste finalmente decidía a su sucesor, los perdedores se disciplinaban. Difícilmente había rompimientos.

Con Morena no creo que la lucha por el poder vaya a ser tan soterrada. Los morenistas no tienen la cultura de kabuki de los priistas. Son más directos, no suelen respetar las formas y les gusta el conflicto a cielo abierto. Si se disciplinaron en el pasado proceso de sucesión fue porque había un líder indiscutible del partido, el presidente López Obrador, que podía castigarlos con el ostracismo morenista. Los perdedores aceptaron que la candidata fuera Claudia Sheinbaum (salvo una pequeña rabieta de Marcelo Ebrard, sin grandes consecuencias).

La pregunta es ¿quién será el líder que disciplinará a Morena el próximo sexenio? ¿La nueva Presidenta o el fundador del partido/movimiento que dejará la Presidencia el primero de octubre? ¿Sheinbaum o López Obrador?

Aquí entra a colación la elección del hijo de , Andrés Manuel López Beltrán, como secretario de organización de Morena. Lo dijo muy claramente al tomar posesión: su papel es asegurar la continuidad del proyecto lopezobradorista. No hay que ser muy avispado como para entender que el hijo será una especie de “comisiario político”, al estilo soviético, con capacidad de disciplinar a los que su padre considere que se están apartando del camino del bien.

¿De quién recibirá instrucciones López Beltrán? ¿De su papá o de la presidenta Sheinbaum? ¿Qué papel jugará la dirigente nacional del partido, Luisa María Alcalde, teniendo a Andy ahí adentro? ¿Será meramente decorativa, recibiendo las sugerencias/instrucciones del hijo de AMLO, o ejercerá el poder formal como jefa del partido?

Let the games begin.

Rumbo al 2030, ¿ya dejaron a un lado sus aspiraciones legítimas Adán Augusto López Hernández, Marcelo Ebrard y ? ¿El delirio de llegar a la Presidencia sigue presente en el petista Gerardo Fernández Noroña y el verde Manuel Velasco?

¿Se convertirá Clara Brugada, la próxima jefa de de la , en candidata natural a competir por la Presidencia como sucedió con AMLO, Marcelo y Claudia? ¿Cuántos gobernadores de Morena se sentirán con ganas de participar?

¿Cuáles de los miembros del gabinete de Sheinbaum se animarán? ¿Luisa María aprovechará el partido como plataforma rumbo el 2030? ¿Acaso Andy no es una posible “corcholata” en la próxima sucesión?

Let the games begin.

Compremos palomitas y veamos el espectáculo. La lucha ha comenzado.

¿Cuál de todos quedará hasta el final? ¿Podrán salir unificados Morena y aliados como sí hicieron este año? ¿Pasará el liderazgo partidista a Claudia o el gran disciplinador seguirá siendo AML1 a través de AML2?

El juego ha comenzado. Los competidores ya están recogiendo sus armas en la Cornucopia guinda.
X: @leozuckermann

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