Una posada tradicional organizada en casa se elevó hasta 20% este 2024, al pasar de 7 mil pesos hasta cerca de 8 mil 500 para un grupo de entre 10 y 15 personas, registró la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).
Cuauhtémoc Rivera, líder de la Alianza, reveló a este diario que preocupa mucho que los alimentos siguen muy elevados de precio y para estas fiestas decembrinas sólo el gasto de la cena para el convivio y romper la piñata puede llegar a los 3 mil pesos.
Este año, hasta cantar ¡Dale, dale…!, saldrá más caro ya que una piñata llena de dulces no baja de 600 pesos.
Para Rivera es triste no sólo que los jóvenes se están alejando de la tradiciones inculcadas por nuestros padres y abuelos, con el rito de las tradicionales posadas, sino ahora también se evaden o no se hacen por los efectos de la alta inflación en que vivimos.
“Cada vez son menos los lugares en el país donde se realizan las posadas de manera tradicional con todos los pasos y cánones que marca la Iglesia Católica, como fue por siglos”.
La Anpec estimó que en alcohol y bebidas para entre 10 y 15 personas el costo es de 2 mil 600 pesos, botanas 1,000 pesos, decoraciones de ocasión navideña 700 pesos en velas, luces de bengala 600 pesos y la piñata llena de dulces entre 500 y 600 pesos.
“A estos gastos habrá que sumar el del intercambio de regalo que no baja de 500 pesos y por supuesto, el atuendo en caso de estrenar ropa en el evento, que puede implicar un gasto de entre 3 mil y 5 mil pesos con un pantalón, camisa y zapatos o un buen vestido”.
Anpec explicó que ya sólo en algunos Pueblos Mágicos o lugares rurales se siguen haciendo las posadas tradicionales.
“Los jóvenes cambiaron las posadas por fiestas o reuniones que son más pachanga que otra cosa y donde ahora el último fin es celebrar la Navidad”.
Los comerciantes anticipan que este fin de año todo se encontrará más caro, más que vivir la temporada, los mexicanos tendrán que sobrevivir el tan acostumbrado maratón Guadalupe-Reyes y que en muchos casos se extiende hasta Candelaria con los tamales.
Rivera afirmó que la inflación mata la tradición y el factor económico se convierte en el principal lastre que agüita la participación de celebraciones como la posada, incluso muchas grandes empresas, por razones de austeridad, han ido disminuyendo el tamaño de la posada para sus trabajadores y otras incluso cancelado el evento.
“Cada vez son menos este tipo de convivencias sociales. De ahí que podamos afirmar que las posadas se encuentran en proceso de extinción”, concluyó Rivera.
Las posadas llegaron desde la Conquista con la llegada de los españoles cuando los frailes para adoctrinarnos, emularon las fiestas paganas prehispánicas y el sincretismo adoptó como objeto central la piñata para festejar la Navidad.
Los comerciantes registraron que las tradicionales posadas siguen vigentes en localidades como San Juan Teotihuacán en el Estado de México, el pueblo de Tepoztlán, Morelos, en San Miguel de Allende, Guanajuato, y muchas comunidades indígenas y rurales. Se hacen en lugares turísticos o todavía rurales, como los barrios históricos de Tlaxcala, Pátzcuaro y la región Purépecha en Michoacán y en algunas partes de San Cristóbal de las Casas en Chiapas.