- La Secretaría de Hacienda reconoce que sus expectativas de crecimiento de la economía no serán las esperadas.
- Sin embargo, su criterio es no ajustar a la baja los ingresos tributarios confiando en la recaudación más eficiente.
- La realidad puede ser difícil, especialmente si se pierden el margen de maniobra.
La Secretaría de Hacienda tiene la obligación de presentar al Congreso anualmente en el mes de abril un documento conocido como los Pre-Criterios Generales de Política Económica (PCGPE), que sirve como base para la formulación del presupuesto federal para el siguiente año. Sin embargo, por lo temprano en el año en que se presenta, su análisis se enfocal más hacia los posibles ajustes que para el año en curso se podrían presentar. Sin ir más lejos, se ha abandonado la perspectiva de crecimiento planteada en el paquete económico para 2025 aprobado diciembre pasado de 2.2% para estimar que se crecerá 1.45%, lo cual, a decir del consenso general de los analistas, puede ser señalado de optimista.
De acuerdo con los especialistas del sector privado consultados cada mes por el Banco de México -de los cuales nuestra firma participa―, en diciembre pasado las expectativas de crecimiento del producto para 2025 apenas superaban el 1.20% anual, en marzo (encuesta más reciente) la media de las estimaciones se ubica en 0.40%, un contraste significativo respecto de la visión de las nuevas autoridades hacendarias. Este tema no es menor porque las estimaciones de los ingresos presupuestales están basadas en el comportamiento esperado del PIB. De hecho, casi sistemáticamente el marco de variables macroeconómicas bosquejado en los Pre-criterios suele ser superado por la realidad.
Ciertamente los Pre-criterios no están exentos de riesgos, pero más allá de estar fundamentado en un conjunto de supuestos que, si no se cumplen, pueden generar un desajuste en las finanzas públicas, lo relevante es la reacción correctiva a la que debe estar obligando al gobierno, sobre todo en casos extremos de faltantes presupuestales, especialmente cuando se tienen compromisos legales, pero también políticos.
Lo anterior está estrechamente ligado al cumplimiento de las estimaciones de los ingresos fiscales, la recaudación depende de que se genere actividad económica, de tal suerte que, si el crecimiento del PIB es menor al esperado, los ingresos tributarios, que son la fuente más importante de los ingresos públicos, serán inferiores a los proyectados, por más esfuerzo recaudadores que se realicen. Cabe señalar, sin embargo, que en los Pre-criterios la dependencia mantiene sus estimaciones de ingresos tributarios, por un monto de $5.29 billones de pesos, sin cambios.
Lo anterior se puede leer como un resultado basado en el éxito que han mostrado las acciones de fiscalización y de eficiencia recaudatoria. De hecho, recientemente el gobierno federal anunció que en el primer trimestre de este año se registró un aparente récord en recaudación de impuestos con un incremento del 19.7% en términos reales en comparación con el mismo periodo del 2024. Lo anterior alimenta la presunción del propio gobierno de que no es necesaria una reforma fiscal. Sin embargo, al contrastarse con el incremento en el endeudamiento, se pone en evidencia que el optimismo puede topar con pared.
Al aprobarse los presupuestos para 2025, se estimó que el Saldo Histórico de la Requerimientos Financieros sería de 18.6 billones de pesos. Sin embargo, la revisión de los Pre-criterios lo eleva a 18.8 billones al final del año y dada la baja en el PIB, esta medida relativa se eleva de 51.4 a 52.3% del producto (para 2026 la estimación preliminar es que alcance los 19.9 billones de pesos, un récord indiscutible). Lo anterior prende los focos rojos y se configura en una llamada de atención y de preocupación: antes de recortar gastos, especialmente prioritario como el social, o aumentar impuestos se cubrirán los faltantes con deuda, la cual está resultado cara de acuerdo con los montos de costo financiero que se tienen que cubrir.
Un escenario de menor crecimiento y mayor inflación para el 2025 se está configurando por la alta incertidumbre y podría demandar ajustes presupuestarios significativos. Los Pre-criterios son un bosquejo de la visión que tiene la autoridad hacendaria; antes de llegar a septiembre cuando se presente el paquete económico para 2026, primero habrá que sortear el 2025. Es importante tener presente que no se pueden descartar recortes en programas sociales o de inversión, lo que afectaría la calidad de vida de la población y el desarrollo económico a largo plazo; tampoco la necesidad de una reforma hacendaria.
El autor es presidente de Consultores Internacionales S.C.®