“No mentir” es uno de los principios del lopezobradorismo. Parece broma por la cantidad de mentiras que dijo López Obrador cuando fue Presidente. Una de ellas es que no había daño ambiental por la construcción del Tren Maya.
“No se va a tirar un solo árbol”, decía el flamante Presidente en diciembre de 2018. “Al contrario, serán sembradas un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables para, así, cuidar el medio ambiente”, remataba.
Su mentira se hacía cada vez más evidente en la medida en que comenzaron las obras del ferrocarril. Organizaciones ecologistas empezaron a documentar el grave daño ecológico en la selva en la Península de Yucatán, el “segundo pulmón” más grande del hemisferio después del Amazonas.
Vinieron demandas para detener las obras por falta de estudios de impacto ambiental. Algunos jueces ordenaron la suspensión temporal de las actividades. El gobierno simplemente las desacató.
Frente a las críticas y demandas judiciales, AMLO se dedicó a desacreditar a los ambientalistas que se oponían a la construcción del Tren Maya. Los tildó de “pseudoambientalistas” que defendían la naturaleza “como negocio”. Unos oportunistas fifís (“¿De dónde son? ¿De las comunidades, de los ejidos? No, viven en hoteles gran turismo, van nada más como dos horas con sus mantas, ya cuando empieza el calor, que aprieta el sol, ‘vámonos al hotel’”). Organizaciones dedicadas a la extorsión: “Tienen residencias, bastante dinero, porque chantajean: ‘a ver, estás destruyendo aquí’, pero todo tiene arreglo”.
Típico de AMLO. Cuando alguien, como los ambientalistas, documentaba sus mentiras, se enojaba y los desacreditaba.
Hoy, por fortuna, el gobierno de Sheinbaum ha reconocido la mentira.
En días pasados, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), finalmente, aceptó el daño ecológico por la construcción del Tren Maya. Y no es poco.
La secretaria Alicia Bárcena reconoció públicamente que el megaproyecto provocó “la deforestación de, al menos, seis mil 659 hectáreas, daños en aproximadamente 125 cenotes y cavernas, así como afectaciones en decenas de pasos de fauna”.
Sergio Graf Montero, director general de la Comisión Nacional Forestal, confesó daños en la selva, tanto en la destrucción de manglares como en ecosistemas de productores locales, como los chicleros.
Cuando organizaciones como Sélvame del Tren y SOS Cenotes denunciaron derrames de diésel y concreto en el sistema de cavernas y cenotes, el gobierno de AMLO los rechazó tajantemente y, aunque se presentaron recursos judiciales para frenar la obra y se consiguieron suspensiones temporales, nunca se pudo detener el daño a este delicado sistema ecológico subterráneo.
“Muerto el niño, a tapar el pozo”, reza el dicho.
Por lo menos ya hay un reconocimiento de que, efectivamente, el niño se murió. Ahora, la Semarnat hará lo que le corresponde, es decir, cuidar el medio ambiente de nuestro país.
La institución que dirige Bárcena, quien fue secretaria de Relaciones Exteriores en el gobierno pasado que generó el problema y mintió con impunidad, está proponiendo “un plan de rescate que abarca la totalidad de la obra. Entre las acciones destacadas están la eliminación de mallas metálicas que obstaculizan el libre tránsito de la fauna, la protección de cavernas y cenotes, y la prohibición de la construcción de caminos secundarios en la selva destinados a actividades turísticas”.
La subsecretaria Marina Robles afirmó que el costo del plan para restaurar las zonas afectadas deberá cubrirse por parte de los constructores: “Tiene que pagar quien hizo la obra”.
No va a estar fácil. Hay que recordar que la gestión de este proyecto estuvo a cargo, primero, del Fonatur y, luego, pasó a la Secretaría de la Defensa Nacional, que también tuvo a su cargo parte de la obra. En tramos diversos participaron empresas privadas, como Mota-Engil, Operadora Cicsa (Grupo Carso), INDI, ICA y otras más.
Las organizaciones ecológicas que denunciaron el daño durante el sexenio pasado han reconocido que el gobierno actual finalmente haya aceptado la mentira del anterior.
Prometen seguir haciendo su tarea desde la sociedad civil: “Desde este movimiento seguiremos estando abiertos al diálogo para lograr lo antes posible estas reservas que se han propuesto y las acciones para resarcir algunos de los daños ocasionados. Seguiremos en la denuncia y colaboración porque lo que más nos interesa es evitar más ecocidio y mitigar la mayor cantidad del daño”, manifestaron en un comunicado conjunto.
Mi respeto y admiración a ellos que fueron injustamente desacreditados por un gobierno que traicionó uno de sus principios, mintiendo una y otra vez durante seis años.
X: @leozuckermann