- Los analistas de BBVA México piensan que esta primera lectura puede verse modificada si los exportadores que previamente evitaban utilizar el T-MEC por los costos administrativos de demostrar cumplimiento con las reglas de origen estarían reevaluando su decisión
- Más de la mitad de las exportaciones mexicanas enfrentarían actualmente un arancel de al menos 25%, una carga tarifaria considerable
En los últimos meses el gobierno de Donald Trump ha impuesto cuatro tipos de aranceles distintos a México, lo que deja un promedio de gravamen de hasta el 23%. Pero nada de esto es estático porque a la ecuación política hay que añadir ahora la imprevisibilidad de las reacciones de los empresarios. Los analistas de BBVA México Diego López, Carlos Serrano, Samuel Vázquez tratan de armar el rompecabezas en un reciente informe.
Un resumen de la situación
Hasta ahora, los aranceles han golpeado 4 veces a México: migración y fentanilo, sector automóvil, acero y aluminio, y cerveza. Cabe recordar que México quedó a fuera del tarifazo “recíproco” del 2 de abril por tener un acuerdo de libre comercio con EE.UU., el T-MEC.
A partir de ahora hay un dato crucial: en 2024, México exportó 505.900 millones de dólares a Estados Unidos. De ese total, el 48,9% se realizó bajo el T-MEC, mientras que el 51,1% restante quedó fuera del tratado.
Esto implica que más de la mitad de las exportaciones mexicanas enfrentarían actualmente un arancel de al menos 25%, una carga tarifaria considerable. A esto se suman los sectores con tarifas adicionales. Por ejemplo, las exportaciones automotrices que no se canalizan a través del T-MEC están sujetas a un arancel combinado del 50%.
En resumen, utilizando los datos al cierre de 2024:
- 19,1% de las exportaciones enfrentan un arancel del 50%.
- 55,4% enfrentan un arancel del 25%.
- Solo 25,6% están libres de aranceles.
Con esta distribución, el arancel promedio ponderado que enfrenta México es de 23,4%.
Pero todo puede cambiar
Los analistas de BBVA México piensan que esta primera lectura puede verse muy modificada si los exportadores que previamente evitaban utilizar el T-MEC por los costos administrativos de demostrar cumplimiento con las reglas de origen estarían reevaluando su decisión. Aunque no se puede determinar con precisión cuántas empresas adoptarán el tratado, se anticipa un uso más intensivo del acuerdo.
En el caso del sector automotriz, se espera que en el corto plazo se documente de manera sistemática el contenido estadounidense de las exportaciones, lo que permitirá aplicar deducciones arancelarias y reducir significativamente la carga fiscal.
Un escenario plausible es que, al considerar el contenido estadounidense en las exportaciones automotrices mexicanas (en promedio 18,3%), el arancel general promedio pronto baje a 13,1%.
Si además se alcanza el máximo histórico de exportaciones que se exportan vía T-MEC (64.2%), el arancel podría reducirse aún más. Y si la administración Trump accede a disminuir los aranceles por migración y fentanilo al 12%, el promedio caería hasta 8.4%.
Y toda esta vuelta podría llegar a un escenario imprevisto, ya que colocaría a México entre los países con menores niveles de proteccionismo relativo por parte de Estados Unidos a nivel global.
Entonces, al día de hoy, el gobierno mexicano y sus empresas se dirigen hacia un esfuerzo de reestructuración administrativa y logística para adaptarse al nuevo escenario, mientras cada cual mide las oportunidades que se abren teniendo en cuenta que los aranceles de China sobrepasan, en todos los escenarios, a los de México.