En un intento por cumplir su promesa electoral de poner fin al conflicto entre y , el presidente ha adoptado una postura que parece favorecer más a Moscú que a Kiev, generando tensiones diplomáticas significativas.

La nueva estrategia de del presidente Donald Trump para poner fin a la guerra en Ucrania ha encendido alarmas en Kyiv, en las capitales europeas y entre analistas internacionales. Su propuesta, presentada como una oferta “justa” y “explícita”, parece ofrecer concesiones significativas a Rusia, mientras exige a Ucrania sacrificios constitucionalmente imposibles y sin garantías sólidas a cambio.

La esencia de la propuesta norteamericana —diseñada según Trump para “congelar las líneas del frente” y evitar más muertes— deja a Moscú con casi todo el territorio ganado desde 2014, incluyendo Crimea, aunque Trump ahora afirma que no exige a Kyiv reconocer formalmente su anexión. Sin embargo, la vaguedad sobre los términos exactos, tanto para Ucrania como para Rusia, despierta dudas sobre su viabilidad y verdadero alcance.

En su plataforma Truth Social, Trump criticó a Zelensky por rechazar la oferta, calificando su postura como “inflamatoria” y una “traba” a la paz. Incluso llegó a insinuar que el presidente ucraniano prefiere prolongar la guerra antes que ceder territorios. Pero Zelensky respondió categóricamente: “Crimea es territorio ucraniano, y su reconocimiento como parte de Rusia es inconstitucional. No hay nada que discutir al respecto”.

Una negociación desequilibrada

Trump ha expresado públicamente su frustración con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, afirmando que resulta «más fácil» negociar con Rusia que con Ucrania. Sin embargo, esta percepción ignora una realidad fundamental: Ucrania depende del apoyo estadounidense para su supervivencia, mientras que Rusia parece estar deliberadamente dilatando el proceso diplomático.

El mandatario estadounidense está aplicando una estrategia empresarial a un conflicto geopolítico complejo, estableciendo plazos y ultimátums que pueden resultar contraproducentes. «La situación para Ucrania es terrible: puede tener paz o puede luchar durante otros tres años antes de perder todo el país», declaró Trump en Truth Social.

La propuesta de Trump, lejos de ser un ultimátum, parece más una invitación para que el Kremlin gane tiempo. El reciente cese al fuego unilateral por Pascua, violado según Kyiv en más de 5,000 ocasiones en apenas 30 horas, refuerza la idea de que Moscú no busca la paz sino pausas tácticas para rearmarse.

Tensión y futuro incierto

Tras un devastador ataque con misiles contra Kiev el 23 de abril que dejó al menos 12 muertos, Trump dirigió una inusual reprimenda a Putin: «Vladimir, ¡DETENTE! 5.000 soldados están muriendo cada semana. Hagamos un ACUERDO DE PAZ». Sin embargo, incluso esta amonestación utilizó un tono amistoso y pareció criticar más el momento del ataque que sus consecuencias.

Más allá del frente de batalla, la propuesta de Trump amenaza con fracturar alianzas fundamentales. Una “paz” impuesta sin el consentimiento ucraniano, que ignore el derecho internacional y las resoluciones de la ONU, podría abrir una grieta duradera en la alianza transatlántica y en la OTAN, debilitando la posición global de Estados Unidos. Varios republicanos tradicionales y aliados europeos ya han expresado preocupación por lo que consideran una claudicación estratégica ante el Kremlin.

La guerra en Ucrania cumple 1,156 días, y sigue sin un final claro a la vista. A pesar de la promesa de Trump durante su campaña de resolver el conflicto “en 24 horas”, su tono ahora es mucho más reservado. Su secretario de Estado, Marco Rubio, reconoció que ya “nadie está diciendo que esto se puede resolver en 12 horas”.

Entre la prisa de Trump y la estrategia paciente de Putin, Ucrania se encuentra atrapada. Zelensky sigue firme: no cederá ni Crimea ni su aspiración de ingresar a la OTAN. Por ahora, las palabras de Trump suenan más como una presión para que Kyiv ceda, que como una hoja de ruta realista hacia una paz duradera.

El enviado de Trump, Steve Witkoff, viajará a Moscú para mantener su cuarta reunión con Putin, pero las perspectivas de un acuerdo inmediato parecen sombrías.

La propuesta de Trump revela más sobre su afán de concretar un acuerdo que buscar una verdadera solución al conflicto. En su intento de “hacer un trato”, el presidente estadounidense parece estar ignorando las lecciones de la , los compromisos internacionales y, sobre todo, la soberanía de una nación bajo ataque.

Con información de CNN, The Week y Spot.

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