En el horizonte de 2025, se encuentra al borde de una , un escenario que amenaza con trastocar la vida de millones de mexicanos y profundizar las grietas de una nación ya marcada por la desigualdad. Definida técnicamente como dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo del real, la recesión proyecta una contracción de entre -0.3% y -1.3%, según el FMI y la OCDE, tras un 2024 que cerró con una caída del -0.6% en el cuarto trimestre y un tímido avance del 0.2% en el primero de 2025.

Las nubes de esta tormenta económica se forman por una combinación de factores externos e internos: tarifas comerciales impuestas por Estados Unidos, un impuesto propuesto del 5% a las remesas que drenaría 3,250 millones de dólares, una que socava la confianza institucional, un déficit fiscal del 3.9% del PIB, y el riesgo de una degradación de la calificación soberana al grado especulativo.

La recesión golpearía con fuerza a sectores como la industria automotriz (-21.3% en exportaciones), la construcción (-7%) y el comercio (-0.9% en consumo), mientras que el sector primario y financiero mostrarían cierta resiliencia. Las regiones norte, centro y sur-sureste enfrentarían impactos diferenciados, con el sur más vulnerable por su dependencia de remesas. Socialmente, la pobreza crecería entre 2 y 4 millones de personas, la deserción escolar y la mortalidad aumentarían, y ambientalmente, la deforestación y el retraso en la transición energética se agravarían. La seguridad pública se deterioraría, con un repunte de delitos y el fortalecimiento del crimen organizado. Este artículo narra la complejidad de este escenario, explorando sus causas, consecuencias y posibles caminos para mitigar la crisis.

El Concepto Técnico de Recesión

Una recesión económica no es solo un término técnico; es una señal de alarma que resuena en los mercados, los hogares y los gobiernos. Formalmente, se define como dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo del PIB real, ajustado por inflación, lo que indica una contracción generalizada de la actividad económica. Sin embargo, esta definición, respaldada por instituciones como el INEGI en México o la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER) en EU, no captura toda la historia. La NBER, por ejemplo, considera indicadores adicionales como el empleo, el ingreso personal, las ventas minoristas y la producción industrial, buscando una “disminución significativa” en la actividad económica que persista más allá de unos meses.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la OCDE amplían la perspectiva, utilizando el índice de indicadores principales (CLI) para detectar recesiones globales o regionales. En México, el INEGI mide el PIB trimestral, mientras que el Banco de México (Banxico) analiza datos económicos para confirmar una recesión. Más allá de las cifras, una recesión se caracteriza por un aumento del desempleo, una caída en la inversión y el consumo, y tensiones en los mercados financieros. Aunque la regla de los dos trimestres es común en Europa y México, recesiones breves, como la de 2020 por la pandemia, demuestran que la realidad puede ser más compleja. En 2025, México enfrenta un escenario donde estos indicadores convergen, pintando un panorama sombrío.

La Situación Mundial: Un Tablero Global Inestable

El mundo en 2025 no es un refugio seguro para México; está envuelto en su propia de desaceleración y riesgos. Varias economías ya están en recesión o al borde de ella, reflejando un entorno global frágil. Alemania, la locomotora de Europa, lleva en recesión técnica desde 2023, con un crecimiento de apenas 0.1% en el cuarto trimestre de ese año y proyecciones de estancamiento en 2025, lastrada por altos costos energéticos y una población envejecida. El Reino Unido, tras una contracción de -0.3% en 4T23, enfrenta una recuperación débil, con inflación al 4.2% y políticas comerciales inciertas. Rusia, con un crecimiento lento del 2.5% en 2025, está al borde de la recesión por sanciones y menor demanda energética, mientras que Turquía, con un crecimiento del 2.5% y una inflación elevada, es vulnerable a choques externos.

Otros países están en la cuerda floja. Estados Unidos, el principal socio comercial de México, tiene una probabilidad de recesión del 65% antes de fines de 2025, según The Wall Street Journal, impulsada por tarifas comerciales (20% a China, 15% promedio a México y Canadá) y una caída en la confianza del consumidor (-10%). La Zona Euro, excluida Alemania, crecerá apenas un 1.7-1.8%, limitada por costos energéticos e inflación (2.8%). Japón (1.5% de crecimiento) y Canadá (afectada por tarifas) enfrentan riesgos, mientras que China, con un crecimiento del 4.5%, lucha con problemas inmobiliarios y deuda pública (83% del PIB). En , Brasil y países menos desarrollados como Mozambique enfrentan riesgos por deuda alta y menor comercio global.

El FMI proyecta un crecimiento mundial del 3.2% en 2025, pero las políticas proteccionistas de EE. UU. y la inflación persistente amenazan con una desaceleración más pronunciada. Este contexto global, donde las economías desarrolladas tambalean y las emergentes enfrentan restricciones, limita las opciones de México para amortiguar su propia crisis.

La Recesión en México: Una Tormenta Perfecta

Condiciones Generales

En México, el riesgo de una recesión en 2025 no es un evento aislado; es el resultado de una confluencia de fuerzas internas y externas que han debilitado los cimientos económicos del país. Tras una contracción del -0.6% en el cuarto trimestre de 2024 y un crecimiento anémico del 0.2% en el primer trimestre de 2025, las proyecciones del FMI (-0.3%), la OCDE (-1.3%) y Reuters (0.2%) pintan un panorama sombrío. El riesgo de una recesión técnica, confirmada por una nueva contracción en el segundo trimestre (-0.6%, según el IMEF), es inminente.

Factores externos:

  • Tarifas comerciales de EU: Las tarifas a automóviles, acero y otros bienes mexicanos, impuestas por la administración de EE. UU., han golpeado las exportaciones, que representan el 83% del comercio con ese país. El impacto estimado es una reducción del 1.5-2% del PIB, con sectores como la industria automotriz (-21.3% en exportaciones) y la minería (-5%) particularmente afectados.
  • Impuesto a las remesas: Aunque aún pendiente de aprobación para 2026, el impuesto del 3.5% propuesto por legisladores republicanos en EU drenaría 3,250 millones de dólares (0.17% del PIB) de las remesas, que alcanzaron un récord de 64,745 millones en 2024. Esto afectaría el consumo, especialmente en el sur-sureste.
  • Incertidumbre del T-MEC: La revisión del tratado en 2026 genera nerviosismo, ya que México depende del comercio con EU y Canadá para el 50% de sus exportaciones.

Factores internos:

  • Déficit fiscal: Con un 3.9% del PIB, el déficit es el más alto desde los años 80, impulsado por un gasto expansivo en programas sociales, proyectos de infraestructura (Tren Maya, Corredor Interoceánico) y subsidios a Pemex (200 mil millones de pesos en 2024). La deuda pública, de 18 billones de pesos (37% del PIB), limita el espacio para estímulos fiscales.
  • Inflación y política monetaria: La inflación, en 3.93% en abril de 2025, está cerca del límite superior del rango objetivo de Banxico (3% ± 1%). La tasa de interés, reducida de 10.5% en 2024 a 9.00% en 2025, sigue siendo alta, encareciendo el crédito y frenando la inversión (-5.9%) y el consumo (-0.9%). Los recortes proyectados al 8% para fines de 2025 son cautelosos, limitando el estímulo económico.
  • Reforma judicial: Aprobada en septiembre de 2024, introduce la elección de jueces por popular, un Tribunal de Disciplina Judicial y la eliminación de fideicomisos judiciales. Esto ha generado incertidumbre jurídica, reduciendo la confianza de los inversionistas y afectando la inversión extranjera directa (IED).
  • Degradación soberana: La calificación soberana de México (BBB- por Fitch y S&P, Baa2 por Moody’s) está en perspectiva negativa. Una rebaja al grado especulativo aumentaría los costos de financiamiento, depreciaría el peso (22-24 por dólar) y elevaría la inflación (>4.5%).

El Rol de las Políticas Monetaria y Fiscal

La política monetaria de Banxico ha sido un baluarte contra la inflación, pero a un costo elevado. Con tasas altas (10.5% en 2024, 9.00% en 2025), ha mantenido la inflación dentro del rango objetivo, anclando las expectativas a largo plazo en 3.5%. Sin embargo, el crédito caro ha restringido la inversión y el consumo, contribuyendo a la desaceleración. La depreciación del peso (10-15% desde las tarifas) y choques de oferta (cierre fronterizo por el gusano barrenador, costos energéticos) limitan recortes más agresivos, aumentando el riesgo de recesión.

Por su parte, la política fiscal ha sido expansiva, con un crecimiento del 15.2% en el gasto de la administración pública, impulsado por programas sociales (, becas), infraestructura (Tren Maya) y subsidios a Pemex. Esto ha sostenido el consumo y el sector primario (+8.1%), pero el déficit fiscal (3.9%) y la deuda (49.2% del PIB) restringen nuevos estímulos. La negativa de la presidenta Claudia Sheinbaum a aumentar impuestos limita los ingresos, forzando al a depender de la deuda, lo que eleva el riesgo de una rebaja crediticia.

Sectores: Ganadores y Perdedores

La recesión no golpeará a todos por igual. Algunos sectores sucumbirán bajo la presión, mientras que otros resistirán con cierta fortaleza.

  • Sectores más afectados:
    • Industria automotriz: Con una caída del -21.3% en exportaciones y -24.3% en producción, este sector, que representa el 4% del PIB, enfrenta pérdidas de 150,000 empleos por las tarifas de EE. UU.
    • Construcción: Una contracción del -7% en edificaciones y -5.7% en vivienda refleja la caída en la inversión fija bruta (-5.9%).
    • Minería: Caída del -5% por menor demanda de metales y restricciones comerciales.
    • Manufacturas (excluyendo alimenticia): Contracción del -1.4% por interrupciones en cadenas de suministro.
    • Comercio y servicios: Una caída del -0.9% en el consumo privado afecta al comercio (20% del PIB) y los servicios (63.3% del PIB), pilares de la economía.
  • Sectores resilientes:
    • Sector primario (agricultura): Crecimiento del 8.1% en 1T25 por exportaciones anticipadas, aunque su peso (3.4% del PIB) es limitado.
    • Industria alimenticia: Resiste por la demanda interna y exportaciones bajo el T-MEC.
    • Sector financiero: Crecimiento del 4.3% por la estabilidad bancaria y la política monetaria creíble.
    • Nearshoring y zonas francas: Atraen inversión, pero están limitadas por infraestructura (energía, agua).
    • Administración pública: Crecimiento del 15.2% por el gasto en programas sociales e infraestructura.

Regiones: Una Nación Fracturada

La recesión no será uniforme; sus efectos variarán según la geografía, profundizando las desigualdades regionales.

  • Norte (Baja California, Nuevo León, Chihuahua): Esta región, que aporta el 35% del PIB, es un bastión industrial, pero las tarifas de EE. UU. han golpeado la industria automotriz y las maquiladoras. La caída en la IED frena el Nearshoring (por ejemplo, Tesla pausó su planta en Monterrey), y se proyecta una pérdida de 50,000 empleos adicionales. La pobreza urbana crecerá un 1-2%, y la violencia fronteriza aumentará (10% más homicidios en Tijuana). Sin embargo, la diversificación económica ofrece cierta resiliencia.
  • Centro (Ciudad de México, Estado de México, Jalisco): Con el 40% del PIB, esta región depende de servicios y comercio, pero la caída en el consumo (-0.9%) y la incertidumbre de la reforma judicial afectan a la Ciudad de México y Guadalajara. La pobreza urbana crecerá un 2-3% en zonas como Ecatepec, y los delitos patrimoniales aumentarán un 10-15%. La diversificación mitiga el impacto, pero la inseguridad urbana es una amenaza.
  • Sur-Sureste (Chiapas, Oaxaca, Guerrero): La región más rezagada, con un PIB per cápita 50% menor al promedio nacional, enfrentará un impacto devastador. La caída de remesas (10-14% del PIB estatal) por el impuesto propuesto y los recortes en programas sociales elevarán la pobreza extrema un 5-7%. La violencia crecerá un 20% en Guerrero, y la deforestación aumentará por la pobreza. El sector primario (+8.1%) y proyectos como el Tren Maya ofrecen un alivio limitado.

Impactos Diversos: Más Allá de los Números

La recesión no solo se mide en porcentajes; sus efectos reverberan en la vida cotidiana, el medio ambiente y la seguridad de los mexicanos.

Desarrollo Social

  • Educación: La recesión reducirá el gasto en educación (4.5% del PIB), afectando becas Benito Juárez (10 millones de beneficiarios). La deserción escolar crecerá un 20-25% en el sur, afectando a 1-2 millones de estudiantes en Chiapas y Oaxaca, donde las remesas financian el 20-30% de los gastos educativos. Esto perpetuará la pobreza intergeneracional y reducirá la productividad futura.
  • Salud: Con un gasto en salud de solo 2.8% del PIB, los recortes afectarán al IMSS-Bienestar, que atiende a 15 millones de personas. La caída en remesas limitará el acceso a medicamentos (70% de cobertura) y consultas, aumentando la mortalidad por enfermedades prevenibles un 5-10% en el sur. La esperanza de vida (75 años) podría disminuir, y las brechas regionales se ampliarán.
  • Pobreza: La pobreza crecerá un 2-3% (2-4 millones de personas), con un impacto severo en el sur (5-7% más en pobreza extrema). La inflación (>4.5%) y la caída en el consumo (-0.9%) encarecerán los bienes básicos, afectando a los hogares más pobres. La desigualdad regional se acentuará, con el sur rezagado frente al norte.

Desarrollo Ambiental

La recesión también dejará huella en el medio ambiente. Los recortes en el presupuesto de SEMARNAT (0.5% del PIB) limitarán programas como Sembrando Vida, aumentando la deforestación (150,000 hectáreas adicionales en el sur). La caída en la IED retrasará la transición energética (25% de la matriz), comprometiendo los objetivos del Acuerdo de París (reducción del 22% de emisiones para 2030). En el centro, la contaminación del aire crecerá (40% de días con mala calidad en la Ciudad de México), y en el sur, la pobreza incentivará la agricultura de subsistencia, degradando los recursos naturales.

Seguridad Pública

La inseguridad, ya un flagelo en México, se intensificará. La pobreza y el desempleo (150,000 empleos perdidos) elevarán los delitos patrimoniales un 10-15% en el norte y centro, afectando ciudades como Tijuana y Guadalajara. En el sur, la caída en remesas y la falta de oportunidades fortalecerán a los cárteles, con un aumento del 20% en la violencia en Guerrero. La migración, incentivada por el impuesto a las remesas, incrementará la violencia fronteriza (10% más homicidios en Tijuana). Los recortes en seguridad (0.8% del PIB) debilitarán a la Guardia Nacional, aumentando la percepción de inseguridad (65% actual) y la impunidad.

La Reforma Judicial: Un Golpe a la Confianza

La reforma judicial, aprobada en septiembre de 2024, es un catalizador adicional de la crisis. Al introducir la elección de jueces por voto popular, crear un Tribunal de Disciplina Judicial y eliminar fideicomisos judiciales, ha generado incertidumbre jurídica que socava la confianza de los inversionistas. La IED podría caer un 10-15%, afectando el Nearshoring en el norte y proyectos de infraestructura en el sur, como el Tren Maya. La politización del complica la resolución de disputas comerciales, profundizando la contracción en sectores exportadores (-21.3% en automotriz). En un contexto de recesión, la reforma amplifica la pobreza, la desigualdad y la inseguridad al limitar la protección de derechos y contratos, retrasando la recuperación económica.

Degradación de la Calificación Soberana: La Chispa Final

El riesgo de una degradación de la calificación soberana al grado especulativo (de BBB- a BB+) es una espada de Damocles. Factores como el déficit fiscal, la reforma judicial y la recesión han puesto a México en perspectiva negativa, según Fitch y Moody’s. Una rebaja aumentaría los costos de financiamiento en 100-150 puntos base, elevando el servicio de la deuda (13% del gasto público) y forzando recortes en educación, salud, ambiente y seguridad. La IED caería un 15-20%, el peso se depreciaría a 22-24 por dólar, y la inflación superaría el 4.5%, afectando el consumo y profundizando la recesión. Los impactos sociales (pobreza, deserción escolar) y de seguridad (violencia, impunidad) se agravarían, especialmente en el sur.

Factores Mitigantes: Un Rayo de Esperanza

A pesar de la tormenta, México cuenta con herramientas para mitigar el impacto:

  • Plan México: La estrategia de la Presidenta Claudia Sheinbaum para atraer inversión privada podría impulsar el Nearshoring en el norte y proyectos en el sur, pero requiere superar limitaciones de infraestructura y la incertidumbre jurídica.
  • Negociaciones diplomáticas: Bloquear el impuesto a las remesas y reducir las tarifas comerciales con EU aliviaría la presión económica, especialmente en el sur y norte.
  • Resiliencia macroeconómica: Las reservas internacionales (230 mil millones de USD) y un sistema financiero sólido ofrecen un colchón, aunque limitado frente a la magnitud de la crisis.

Conclusión: Un Llamado a la Acción

La recesión proyectada para 2025 es más que una crisis económica; es una prueba de la resiliencia de México como nación. Las tarifas comerciales, el impuesto a las remesas, la reforma judicial y el riesgo de degradación soberana convergen para golpear sectores clave, regiones vulnerables y el tejido social. La pobreza podría crecer, las escuelas se vaciarían, los hospitales podrían colapsar, los bosques estarían en riesgo de entrar en crisis ambiental y la violencia se podría intensificar. Sin embargo, en este escenario de adversidad, México tiene la oportunidad de actuar. Coordinar políticas monetarias y fiscales, fortalecer la independencia judicial, negociar con socios comerciales y priorizar la inversión en sectores estratégicos son pasos cruciales. La historia de 2025 aún no está escrita; con liderazgo y visión, México puede transformar esta sombra en un nuevo amanecer.

Presidente de la Asociación Mexicana de Gasto Público AC

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