Los estadounidenses son grandes consumidores de jitomates, con un consumo cercano a los casi 50 kilos por persona al año. Los mercados de Estados Unidos ofrecen una amplia variedad de esta fruta durante todo el año, en su mayoría importada desde México.

A menos que haya una suspensión de última hora, a partir del 14 de julio, estos envíos —que actualmente ingresan sin aranceles— estarán sujetos a un impuesto del 17 por ciento. La medida no está relacionada con los nuevos aranceles que EU impuso a ciertas importaciones mexicanas a principios de este año.

El gobierno de Trump decidió aplicar un impuesto a los tomates, luego de que productores locales acusaran a sus pares mexicanos de vender a precios injustamente bajos.

La disputa, que podría generar un aumento en los precios para los consumidores, es el capítulo más reciente de una larga lucha comercial entre ambos países.

¿En qué medida depende EU de las exportaciones de tomates mexicanos?

Cada persona en EU consume, en promedio, 10 kilos de tomates frescos y 33 kilos de tomates procesados al año, en productos como ketchup y salsa para pasta, según el Centro de Recursos de Marketing Agrícola.

Aunque California y Florida son grandes productores, la oferta nacional no alcanza a cubrir la demanda. Por ello, las importaciones representan casi tres cuartas partes del suministro, y cerca del 90 por ciento proviene de México. En 2024, el valor total de las importaciones mexicanas alcanzó los 3 mil 120 millones de dólares.

El clima en México permite el cultivo continuo de jitomate durante todo el año, a diferencia de Estados Unidos, donde la producción invernal es limitada. Gran parte de la cosecha mexicana se concentra en Sinaloa, que también ha sido afectado por la violencia ligada a los cárteles de la droga.

En 2024, EU importó un récord de 2 mil 100 millones de kilogramos, lo que representa un aumento del 15 por ciento frente a 2023. Según especialistas, la tendencia a consumir alimentos saludables ha impulsado la demanda de variedades como los tomates cherry y uva mexicanos, cada vez más populares en los supermercados del país.

Algunos opinan que los tomates de Florida, diseñados para soportar el transporte por todo el país, no tienen buen sabor. Un columnista del New York Times recientemente calificó el sabor como “cartón empapado”. Hoy en día, en EU, el tomate de una hamburguesa de comida rápida puede ser nacional, mientras que los tomates cherry en una ensalada gourmet o los tomates en rama de una frutería pueden ser de procedencia mexicana.

¿Por qué se pelean EU y México por los tomates?

En los años 90, productores estadounidenses denunciaron que sus competidores mexicanos practicaban dumping, es decir, vendían a precios por debajo del mercado. En 1996, el Departamento de Comercio de EU suspendió una investigación a cambio de que los exportadores mexicanos fijaran un precio mínimo para la venta de tomates en la frontera y permitieran inspecciones adicionales. Este acuerdo se renegocia cada pocos años.

En abril, el Departamento de Comercio anunció que abandonaría el acuerdo más reciente, firmado en 2019, tras una campaña liderada por productores de Florida con apoyo de la Federación Americana de Oficinas Agrícolas y legisladores. La Florida Tomato Exchange alegó que el dumping continúa.

La producción de tomates en Florida ha caído en los últimos años debido al encarecimiento de la tierra, que ha llevado a muchos agricultores a vender sus predios a desarrolladores inmobiliarios.

Los productores restantes, que cultivan al aire libre sin invernaderos, enfrentan condiciones climáticas extremas y aseguran que no pueden competir con los bajos costos de producción mexicanos. Legisladores afirman que esta situación ha obligado al cierre de explotaciones agrícolas. Además, las restricciones migratorias aplicadas durante el gobierno de Donald Trump han afectado el acceso a la mano de obra, compuesta en gran parte por trabajadores indocumentados.

El 14 de abril, el Departamento de Comercio anunció su intención de imponer un arancel a los tomates mexicanos por ventas a precios injustos, con vigencia después de 90 días.

No es la primera vez que sucede. En 2019, antes del acuerdo vigente, EU aplicó un arancel provisional de casi 18 por ciento a las importaciones de jitomates mexicanos, valoradas entonces en más de 2 mil millones de dólares.

La sanción fue levantada cuando los exportadores acordaron subir el precio de los tomates orgánicos y someter sus productos a mayores controles en frontera. Desde entonces, el USDA inspecciona defectos en la fruta, con la posibilidad de rechazar o destruir los lotes.

Los productores mexicanos sostienen que han cumplido las reglas y que sus precios bajos se deben a menores costos de producción, no a dumping.

Arancel dará ‘tomatazo’ a las carteras de los estadounidenses

Como ocurre con otros aranceles, el impuesto lo paga el importador o un intermediario, aunque los estudios muestran que el costo tiende a compartirse. El importador suele presionar al exportador para que baje su precio, y finalmente ambos asumen parte del costo. A menudo, parte de ese sobrecosto se traslada al consumidor.

El secretario de Agricultura de México, Julio Berdegué, anticipó que los consumidores estadounidenses sentirán el impacto.

“Sus tomates van a ser más caros, les van a salir más caras sus ensaladas, su kétchup y todo”, dijo en abril. “No nos pueden sustituir, porque no hay un montón de otros países que produzcan excelentes tomates a un precio muy conveniente”.

Dante Galeazzi, director ejecutivo de la Asociación Internacional de Productores de Texas, coincidió en que los precios subirán y advirtió que podría haber menor disponibilidad en invierno.

Asociaciones de restaurantes estadounidenses también alertaron que el alza de precios impactará su negocio.

¿Cuáles son los efectos previstos del arancel sobre los productores de tomate mexicanos?

El Servicio de Agricultura Exterior del USDA proyecta que las exportaciones de tomates mexicanos caerán 5 por ciento en 2025 respecto al año anterior, debido a la reducción de la demanda por precios más altos. Legisladores contrarios al arancel advierten que esta caída pondría en riesgo empleos en el procesamiento y distribución de tomates mexicanos dentro de EU.

Galeazzi añadió que, a mediano plazo, los productores mexicanos podrían optar por otros cultivos, como bayas o variedad de calabazas de verano.

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