México está lidiando desde que inició 2025 con incertidumbre económica por las constantes amenazas arancelarias que utiliza Estados Unidos como estrategia para negociar sus intereses con otros países desde una posición de ventaja.

Desde el día uno de la vuelta a la Casa Blanca del presidente Donald J. Trump, se han anunciado una serie de aranceles agresivos a las exportaciones –que después terminan por ajustarse. El último capítulo de esta trama es una tarifa generalizada de 30% que entraría en vigor el 1 de agosto como sanción a México por supuestamente seguir permitiendo el tráfico de fentanilo a través de la frontera.

Si bien no hay certeza de que Trump vaya a implementar esa política, de confirmarse empeoraría los pronósticos de crecimiento económico y restaría competitividad a las exportaciones mexicanas frente al resto del mundo porque pagarían un arancel más alto que otros países competidores directos en el mercado estadounidense.

México paga por ahora una cuota generalizada de 25%, aunque solo se aplica a los productos que no cumplan con las reglas de origen del tratado comercial de Norteamérica (T-MEC). Trump no ha confirmado si ese trato preferencial se mantendrá con el ajuste arancelario de agosto, lo que posiblemente definirá qué tan pronunciado será el impacto económico.

Tampoco está claro si México conseguirá las exenciones que busca en los llamados aranceles sectoriales, que ascienden a 50% para el acero y el aluminio y a 25% para el sector automotriz. Trump también amagó con imponer una tarifa de 50% al cobre y de hasta 200% a los productos farmacéuticos de todo el mundo.

Si el arancel de 30% se aplica a todas las exportaciones, cumplan o no con el T-MEC, “sería un escenario bastante malo y quedaríamos muy mal parados contra el resto de los países”, dijo Julio Ruiz, economista en jefe de Citi México, en entrevista. “Sin embargo, creo que ellos se refieren a que aquel comercio que sea acorde con el T-MEC no debería estar gravado con este 30%”.

De acuerdo con cálculos del banco estadounidense Goldman Sachs, el arancel efectivo sobre el comercio de México aumentaría en 10.2 puntos porcentuales con el último anuncio de Trump, frente a su estimación anterior de 9.7 puntos.

Por su parte, los economistas de BBVA México estiman que la tasa arancelaria promedio para el país hoy ronda 13.9%. El margen para que se reduzca dependerá de que las negociaciones comerciales con Estados Unidos sean exitosas y de que más empresas cumplan con el T-MEC.

Algunas de las exenciones que Trump otorgó de forma provisional incluyen un arancel cero para las autopartes de México y Canadá, los dos socios de Estados Unidos en el T-MEC, si se exportan en los términos del acuerdo, mientras que el contenido estadounidense utilizado en la fabricación de automóviles también está libre de gravámenes.

Sin embargo, México no logró evitar las tarifas al acero y el aluminio, pese a que el equipo de la presidenta Claudia Sheinbaum ha sostenido varias reuniones con sus homólogos estadounidenses en Washington, D.C., para intentar negociar.

Claro que, a diferencia de los aranceles sectoriales que aplican para todo el mundo, una cuota generalizada de 30% –incluso para los bienes que cumplan con el T-MEC– sí mermaría la competitividad de México frente a otros países.

Un ejemplo es Vietnam, que recientemente llegó a un acuerdo con la administración Trump para pagar un arancel ‘recíproco’ de 20%, aunque aún podrían otorgarse algunas excepciones que, de acuerdo con cálculos del banco japonés MUFG, llevarían la tarifa promedio para esa nación a un nivel más cercano a 16%.

Vietnam, al igual que México, es visto como uno de los principales receptores de empresas que están relocalizando sus cadenas de suministro desde China para abastecer al mercado estadounidense, un fenómeno conocido como nearshoring.

Muchos economistas coinciden entonces en que la clave para México será lograr que todos los bienes exportados bajo el T-MEC se mantengan libres de aranceles y, al mismo tiempo, que más empresas ajusten sus procesos para sumarse al tratado, que entrará en un proceso de revisión hacia finales de este año.

“Es probable que las autoridades continúen entablando un diálogo constructivo con Estados Unidos para proteger el acceso preferencial al mercado y evitar una escalada de tensiones”, escribieron analistas del banco suizo UBS, en un reporte. “Las exenciones relacionadas con el T-MEC sugieren que el riesgo de un conflicto comercial de gran escala es bajo”.

Alrededor de la mitad de las exportaciones de México hacia Estados Unidos, cuyo valor fue de 506 mil millones de dólares en 2024, cumplen con los criterios del acuerdo comercial. La proporción más alta registrada hasta ahora fue de 64%, aún bajo el anterior tratado conocido como TLCAN, aunque Citi cree que hay margen para que suba hasta 80%, lo que debería reflejarse en una reducción de la tasa arancelaria promedio para el país a solo 9%.

En tanto, Sheinbaum confió en llegar a un acuerdo que evite un daño económico más profundo por la nueva política comercial estadounidense.

“Confiamos en llegar a un acuerdo de aquí al 1 de agosto y, de no ser así, también tenemos nuestro plan”, dijo la presidenta a medios. “¿Qué tenemos que hacer? Pues lo que hemos hecho hasta ahora: trabajar para evitar que este arancel dañe a la economía mexicana y sobre todo a los empleos”.

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