En las ciudades, el valor monetario de la canasta alimentaria alcanzó 2,453.34 pesos, mientras que en comunidades rurales fue de 1,856.90 pesos, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en su reporte “Líneas de pobreza”.

En ambos casos, se trata de la menor alza desde marzo pasado, con una desaceleración respecto a junio, cuando los aumentos anuales fueron de 6.0% y 4.5%, respectivamente.

El aumento en la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos en el ámbito urbano superó a la inflación general anual de 3.12% registrada en julio, mientras que en las zonas rurales el alza fue menor al nivel inflacionario.

Los productos que más incidieron en el encarecimiento de la canasta alimentaria fueron los alimentos y bebidas consumidos fuera del hogar, el bistec de res y, en el caso urbano, la leche pasteurizada de vaca; en las áreas rurales, el tercer producto de mayor impacto fue la carne molida de res.

En su comparación mensual, la línea de pobreza aumentó 0.5% en el ámbito urbano y 0.3% en el rural respecto a junio. En las ciudades, la variación mensual superó a la inflación de 0.3%, mientras que en las zonas rurales fue similar.

El INEGI precisó que, además de los alimentos, en la pobreza urbana influyeron gastos no alimentarios como educación, cultura y recreación y vivienda y servicios de conservación. En las zonas rurales, destacaron los aumentos en cuidado personal y educación, cultura y recreación.

En contraste, el precio de la gasolina magna tuvo en julio una disminución anual de 1.2%, al mantener una tendencia a la baja por más de tres años, con excepción de un ligero repunte de 0.5% en mayo pasado.

El INEGI asumió este año las funciones de medición de pobreza que tenía el extinto Coneval, por lo que desde julio publica la actualización de las Líneas de Pobreza por ámbito rural y urbano.

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