Me causa desasosiego la situación en Estados Unidos: la polarización política que está causando cada vez más violencia. Me mortifica porque, como todo mexicano, tengo mucha gente querida viviendo en el vecino del norte. Pero, además, esto puede afectar a México.
El asesinato de Charlie Kirk es absolutamente condenable.
Estamos hablando de uno de los activistas conservadores más exitosos que había en Estados Unidos. Inteligente y carismático, a sus 31 años se había convertido en un eficaz movilizador del electorado más joven para el movimiento trumpista. La semana pasada lo asesinaron en medio de un debate con universitarios en el estado de Utah.
Yo no estoy de acuerdo con la mayoría de las posturas políticas de Kirk. Algunas me parecen francamente detestables.
Era de los que falsamente creían que la culpa de tantos miles de estadunidenses por sobredosis de drogas se debía a nuestro país. Afirmaba: “No me importa si ofendemos a México. Son un país pequeño y pobre. Han estado envenenando nuestra tierra durante demasiado tiempo con drogas, cárteles y armas. Son uno de los países más asesinos y sangrientos del planeta”.
Se atrevió a decir que Claudia Sheinbaum era la mandataria que más le estaba haciendo daño a Estados Unidos de todo el mundo. “Es peor que Vladimir Putin. De hecho, Putin nunca ha hecho estragos en América. La Presidenta de los mexicanos está liderando un levantamiento desde el interior de América y ella tiene mucho con qué trabajar porque tiene muchas células durmientes en este país”. Esto a propósito del llamado que había hecho Claudia para que los mexicanos se organizaran contra las redadas antiinmigrantes en Estados Unidos.
Consideraba que la relación económica de México con su país era “de una naturaleza parásita”. A menudo preguntaba: “¿Cuándo será el día que Estados Unidos mande sus drones a México para acabar con los cárteles?”.
Se dice que Kirk era un demócrata porque organizaba debates en las universidades estadunidenses. Sin embargo, era muy tramposo en estos ejercicios. No se trataba de discusiones parejas, ya que él tenía un vasto entrenamiento retórico. Era como si Michael Jordan hubiera emprendido una competencia de canastas contra amateurs del baloncesto. No había manera de ganarle. En el terreno argumentativo, resultaba evidente la asimetría entre un predicador experimentado con chavos universitarios.
En fin, que se pueden hacer muchísimas críticas a un personaje como Kirk. Pero nada, absolutamente nada, ni siquiera su discurso ofensivo para muchos, justifica que lo hayan matado.
El asesinato de Kirk le dio la vuelta al mundo de manera inmediata por medio de las redes sociales. Atestiguamos cómo le dispararon. Una escena terrorífica que precisamente causa eso: terror.
El terror al que están teniendo que acostumbrarse los estadunidenses por la gran cantidad de armas que existen en ese país. La polarización política es un fenómeno mundial (aquí también en México lo tenemos), pero la diferencia es que en Estados Unidos convive con una sociedad armada hasta los dientes. No solamente porque hay más armas que habitantes en ese país, sino que muchas son de alto calibre.
Como el rifle que utilizó el presunto asesino de Kirk, Tyler Robinson, un joven de 22 años del que no se sabe mucho, aunque el gobernador de Utah, Spencer Cox, ha afirmado, sin presentar pruebas, que el sospechoso “tenía creencias políticas inclinadas a la izquierda”.
La derecha de ese país, incluyendo al presidente Trump, está en esa misma narrativa, es decir, que la izquierda es la culpable del asesinato de su correligionario. Ayer, el vicepresidente JD Vance dijo que la violencia política era un problema liberal y no conservador. Anunció, por tanto, que tomarían medidas enérgicas contra organizaciones no gubernamentales de izquierda utilizando todos los recursos disponibles del gobierno federal para lograrlo.
Estamos frente a un gobierno estadunidense que, en lugar de llamar a la unidad y reconciliación frente a un asesinato tan deplorable como el de Kirk, lo está utilizando políticamente para seguir polarizando, incluso amenazando a los que piensan diferente de ellos.
Eso históricamente ya lo hemos visto y siempre termina mal.
Los mexicanos debemos preocuparnos por este ambiente de polarización cada vez más extrema en Estados Unidos, ahora acompañada de violencia. Eso afectará a nuestros seres queridos que viven allá y acabará por complicarnos la vida aquí en México por la interdependencia que tenemos con nuestro vecino del norte.
X: @leozuckermann