Crecí en un país autoritario donde el humor político se toleraba sólo en las caricaturas de los periódicos. Los comediantes que se atrevían a hacer chistes sobre los poderosos tenían que trabajar amparados para no terminar encarcelados. A Manuel El Loco Valdés lo sacaron del aire en la televisión por decirle Bomberito Juárez al Benemérito de las Américas.

Supongo que, por eso, me encantó la comedia política cuando estudié en el Reino Unido y Estados Unidos. Ambos países anglosajones tenían una larga tradición de burlarse de los poderosos en todos los medios de comunicación incluyendo la televisión. Para un mexicano era un gozo observar estos ejercicios de crítica mordaz de comediantes talentosísimos.

Desde entonces, me encantan los shows británicos y estadunidenses de comediantes políticos.

Este fin de semana fui a ver a dos gigantes en esta materia, John Oliver y Seth Meyers. El primero es el conductor del agudísimo programa Last Week Tonight, que se transmite por HBO. El segundo hace lo propio en Late Night, de la cadena NBC. Aunque presentaron sus monólogos por separado, al final del espectáculo salieron los dos juntos a responder preguntas de la audiencia en el Teatro Beacon en Nueva York.

Y es que los tiempos que se viven en Estados Unidos son de censura, incluso en el ámbito del humor político.

Al presidente Trump, a diferencia de sus antecesores, le disgusta que se burlen de él. No lo tolera.

Ya logró que salieran del aire dos comediantes que tenían programas de los llamados talk shows de la noche, en los que son comunes y corrientes los chistes relacionados con los políticos del momento. Me refiero a Stephen Colbert y a Jimmy Kimmel.

El primero todavía conduce The Late Night en CBS, pero la cadena ya informó que pronto saldrá del aire. La cancelación de este programa, se dijo, se debe a una decisión puramente financiera. Sin embargo, la salida coincide con la fusión de las empresas Skydance con Paramount, que requiere la autorización del gobierno de Trump. Se especula que CBS quiso quedar bien con el presidente sabiendo que le chocaban las burlas que a diario le hacía Colbert por televisión.

Para aderezar esta historia, la cadena además le otorgó un pago de 16 millones de dólares a Trump para acabar con una demanda en su contra por haber editado una entrevista que le hicieron a Kamala Harris durante la campaña presidencial en ese país.

En cuanto a Kimmel, ABC canceló su programa luego que el conductor dijera en su monólogo que la “pandilla MAGA” estaba “tratando desesperadamente de caracterizar a este chico que asesinó a Charlie Kirk como algo distinto a uno de ellos” y tratando de “ganar puntos políticos con eso”.

Acto seguido, el jefe de la FCC, la autoridad reguladora de la televisión abierta en Estados Unidos, amenazó con sancionar a ABC y Disney, propietaria de la cadena. Esto en medio de otra fusión que está ocurriendo de dos empresas dueñas de estaciones locales de televisión abierta que requiere también la aprobación del gobierno federal. Que la FCC intimidara con retirarle las concesiones a ABC ponía en peligro dicha fusión de miles de millones de dólares. Mejor, entonces, correr a Kimmel.

El presidente Trump mostró su gozo y alegría por estas decisiones. En un post de su red social, dijo que ya sólo faltaba que la NBC despidiera a los dos comediantes que quedan en televisión abierta con programas donde históricamente hay humor político: el que conduce Jimmy Fallon y Seth Meyers, a quienes caracterizó como “dos totales perdedores”.

Le preguntaron a David Letterman, uno de los grandes conductores de este tipo de programas, qué pensaba de lo que estaba ocurriendo. Respondió: “Me siento mal por esto porque todos vemos a dónde va, ¿verdad? Son medios manipulados. No sirve. Es absurdo. Es ridículo. No se puede ir por ahí despidiendo a alguien por miedo o intentando adular a una administración autoritaria y criminal en el Despacho Oval. Así no funciona esto”.

Me temo que así está funcionando.

Es un síntoma más de la transición de la democracia estadunidense a un régimen autoritario. Porque sabido es que los tiranos carecen de sentido del humor. No lo toleran. Por eso recurren a la censura.

Nota de último momento: ABC ha decidido revocar la cancelación del show de Jimmy Kimmel ante la ola de críticas que recibió la empresa. Es una magnífica noticia.

X: @leozuckermann

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