En una economía donde la certidumbre jurídica es tan relevante como  un entorno propicio y la  estabilidad adecuada, las  modificaciones en los mecanismos de defensa legal, parte sustancial del  estado de derecho, tienen efectos relevantes sobre las decisiones de inversión, la contratación  y el cumplimiento cabal  de las obligaciones legales y fiscales de las empresas que operan en el  país. La reciente reforma  a la Ley de Amparo, más  allá de la polémica política que la envolvió, representa uno de los ajustes  más trascendentes en el  equilibrio entre el poder  del Estado y la capacidad  de los particulares para  defenderse frente a actos  de autoridad. 

El amparo, en tanto  figura central del sistema jurídico mexicano, ha  destacado como un instrumento de protección  frente a excesos o arbitrariedades del poder público. 6i bien oficialmente la  

La reforma se introdujo como  un esfuerzo por hacer más  eficiente la impartición de  justicia y reducir el abuso  de este recurso judicial,  especialmente en materia  fiscal y administrativa, su  alcance restrictivo va más  allá del ámbito procesal. 

Entre los cambios más  significativos uno con implicaciones directas para  los agentes económicos es  la limitación de la suspensión del acto reclamado,  especialmente en asuntos fiscales  en la práctica, esto significa que los  

Los contribuyentes podrían  verse obligados a cumplir con determinaciones  o pagos antes de que un  tribunal se pronuncie de  manera definitiva sobre  su legalidad. La suspensión era, hasta ahora, un  mecanismo que evitaba  daños irreversibles en  tanto se resolvía el fondo del litigio. Su restricción puede traducirse en  un mayor costo financiero  para las empresas, particularmente para aquellas  que enfrentan controversias de gran cuantía o dependen de flujos de efectivo ajustados.

En este contexto cabe destacar que el efecto económico de la reforma no será homogéneo. Las grandes corporaciones nacionales como multinacionales cuentan con áreas jurídicas y fiscales robustas, con amplia capacidad para adaptar sus estrategias de cumplimiento y defensa. El reto de estas corporaciones se centrará en la planeación y anticipación de contingencias, ajustando estructuras y reservando mayores recursos  ante eventuales controversias fiscales. No obstante, la mayor rigidez y  entramado procesal podría desalentar operaciones complejas o de largo  plazo, especialmente en  sectores donde los criterios de la autoridad son  cambiantes. En este sentido muchas optarán por  apegarse a tribunales extranjeros en la medida de  lo posible. 

En el ámbito de las pequeñas y medianas empresas, el panorama es  más adverso. Su capacidad para litigar es limitada, tanto por costos como  por tiempo. Si a ello se  suma un entorno donde  las posibilidades de obtener suspensiones o medidas cautelares son más  restrictivas, la desventaja frente a la autoridad se  amplía. En términos prácticos, esto puede traducirse en menor disposi ción a impugnar actos  que consideren injustos o  erróneos, optando por el  cumplimiento inmediato aun cuando no exista plena certeza jurídica y le ocasione pérdidas  irreparables. 

Con la reforma surge  un dilema que puede resultar insalvable: una justicia más rápida no siempre es una justicia más  plena. Si el nuevo marco  procesal limita el acceso  o la eficacia de los recursos de defensa, la confianza en la imparcialidad del  sistema puede deteriorar se. /la confianza es fundamental en el entorno de  los negocios, cuando esta  confianza se erosiona, las  decisiones económicas se  vuelven más conservadoras e incluso adversas y el  riesgo implicando menos  inversión, y más cautela e incluso menos flujos  disponibles para produ cir dada la necesidad de  provisionar recursos ante  litigios complicados e inseguros. La solidez de la  economía depende tanto  de los medios financieros visibles para invertir como de la institucionalidad consistente con los  incentivos para el fomento económico. 

Las empresas, están  obligadas a captar y entender el mensaje: la gestión jurídica y fiscal deberá ser más preventiva,  más técnica y más estratégica. La suspensión que  el amparo implicaba para  detener actos de autoridad ya no estará tan a la  mano  será necesario fortalecer la planeación y la  documentación de cada  operación, asumir que el  litigio podría prolongarse  y considerar que el margen de maniobra procesal  se ha reducido. 

La reforma al amparo no modifica regulaciones fiscales o financieras,  pero sí altera una variable crítica del entorno de  negocios: la confianza en  que la ley puede proteger  a los que quieren contribuir con el crecimiento  del país. 

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El autor es presidente de Consultores  Internacionales, S.C.® 

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