Acapulco 1946- 2025 Tijuana

Quihúbole Miguel. ¿cómo estás?.

-Bien don Aguirre. Aquí nomás, echándole ganas como siempre.

-Oye, fíjate que estoy en Guadalajara y me acaba de hablar Rocio Hoffman, para preguntarme si sabía cómo y donde estabas, porque los artistas de Rosarito estaban preocupados por no saber de ti; que te han buscado por todas partes y nadie les ha dado información.

-Deles mis saludos y dígales que estoy bien, aquí en mi casa chambeando como siempre.
Por cierto, me gustaría que me llamara cuando regrese a Tijuana, porque tengo interés de que vea lo que he estado pintando, estoy seguro de que algo me va a comprar.

Le dije que si iría, pero lamentablemente no le pude cumplir.

Esa fue la última conversación que tuve con el Maestro Miguel Nájera Loera.

El día de su fallecimiento el maestro Polo Valencia – de Popotla, Rosarito- me habló para darme la noticia, y hasta este momento aún me cuesta trabajo creerlo.

Para el que esto escribe Miguel Nájera fue un creador singular que nunca dejaba de sorprender. Todo lo que pintaba lo hacía con maestría. Sus obras tienen el poder que su espíritu indomable les proyectaba. En ellas, su temática de ninguna manera pasaba desapercibida. Su trazo, su manejo del color y su simbolismo, son dominantes.

En suma, el Maestro Nájera fue el autonombrado “Toro Loco” de la plástica tijuanense, que hasta el último aliento de su vida tiró cornadas, y el respetable desde los tendidos le tributó una ensordecedor reconocimiento a su bravura; y la autoridad llena de emoción le concedió al astado arrastre lento con vuelta al redondel.

Estimado Miguel.
Conociéndote y recordándote, estoy seguro de que has estando disfrutando de las palabras de reconocimiento que te han dirigido tus amigos y compañeros los artistas, como por ejemplo los maestros Roberto Rosique y Benito Del Águila, entre otros; periodistas, promotores culturales y coleccionistas.

Lamentablemente, señoras y señores, no se le ha rendido homenaje alguno por parte de las autoridades culturales: la secretaria de Cultura Municipal Illya Haro Sánchez; la secretaria de Cultura de Baja California, Alma Delia Ábrego, ni de la titular del Centro Cultural Tijuana (CECUT) Miriam García Aguirre.

Y eso amigas y amigos es incomprensible e inaceptable. Porque se trata de un prototipo de la plástica tijuanense y bajacaliforniana; de talla nacional e internacional.

A otro de los grandes, el Maestro Manuel Rodríguez Varrona, por lo menos se le hizo un reconocimiento en la Delegación de San Antonio de los Buenos, siendo Directora del Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) la Doctora Minerva Tapia.

Conclusion:
Tiene que entenderse con claridad la importancia que tienen las artes y la cultura en el desarrollo de los pueblos. Y para eso los tijuanenses tienen en los artistas, verdaderos maestros que son aliados poderosos que saben cumplir con su compromiso social difundiendo las artes y la cultura , al mismo tiempo que fomentan las vocaciones.

Igualmente tiene que entenderse, a cabalidad, que ningún órden de gobierno es dueño de las instituciones. Son solo administradores pasajeros que están obligados a servir a la sociedad.

Los dueños verdaderos son los ciudadanos que pagan con sus impuestos – dicho sea con todo respeto – el mantenimiento de los elefantes blancos que están dejando mucho que desear en la enorme responsabilidad que tienen de darle preponderancia al desarrollo armónico de la sociedad que está presa de la inseguridad por el vertiginoso crecimiento de la narcoviolencia.

Dejar respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí