En 2013, en un libro en co-autoría con Carlos Spector (Tras el Muro. Cámara de Diputados) reiteramos una propuesta:

“Hemos sugerido un plan para invertir mil millones de dólares al año en proyectos de desarrollo en cinco de los principales estados expulsores de población, el desbordamiento de esa actividad impactaría a la región circundante abriendo oportunidades económicas aceleradas, en menos de cinco años (cinco mil millones de dólares es menos de lo que gastó en controles migratorios en 2010) habría un despegue económico que aceleraría el mercado de Estados Unidos, frenaría la migración y posiblemente atraería a mucha gente de regreso a trayendo consigo el conocimiento logrado en su estancia en ese país”.

López Obrador extiende la noción para cubrir a Centro América, cuestión pertinente, porque hay que luchar contra los desequilibrios regionales, lo que lleva en primerísimo lugar a luchar contra la pobreza, pero también contra el crimen y la delincuencia organizada que se coordina con el . No puede tomarse a la ligera la negociación del actual presidente de El Salvador con las pandillas para hacer campaña en su territorio y las consecuentes concesiones que su gobierno le dio a los delincuentes.

Es correcto plantear que el proyecto sea regional comprometiendo recursos de Canadá y Estados Unidos, aunque falta ver cuanto aportará la oligarquía mexicana que ha sangrado al país desde hace varias décadas, ojalá su miopía les permita ver  que si la región prospera, también lo harán ellos. El dinero que faciliten ahora les regresará incrementado en el futuro.

La vertiente de las cortinas de desarrollo que plantea suena interesante.

Proponer una estrategia para desarrollar el sur-sureste del país, una de las zonas más pobres del país, por medio del tren Maya, un tren trans-istmico, dos puertos industriales (Coatzacoalcos y Salina Cruz), este es un viejo proyecto; más la refinería en Tabasco, implicará no solamente una enorme derrama de capital mientras se construyen, sino la creación de oportunidades económicas en la región. La plantación de árboles maderables y frutales, tendrá el potencial de generar agro local.

Crear la zona libre en la del país generará un espacio de crecimiento acelerado que impactará al resto del país. La frontera norte ha sido un imán que atrae fuerza de trabajo desde hace muchos años resolviendo necesidades de empleo de todo el país. Esta estrategia, que lleva consigo el aumento del salario mínimo, creará oportunidades de mejor vida para los , y debe acompañarse con un gran esfuerzo de ordenamiento urbano, construcción de infraestructura educativa y de salud para eliminar las cartolandias y la marginación que existe en la frontera.

Crear dos polos de desarrollo en las zonas sur y norte conlleva una derrama de capital y oportunidades que se desborden para las zonas adyacentes y si se sigue una política de consumo de insumos nacionales, el impacto se extenderá al resto del país.

La zona que se encuentra entre esos dos polos tiene un fuerte potencial económico que no requiere de asistencia gubernamental. La fuerza de Monterrey, Guadalajara, Puebla, Querétaro y el Valle de México impacta a toda la nacional. Si acaso convendría orientar esfuerzos para atacar las zonas marginales del Estado de México e Hidalgo por ejemplo.

Si la estrategia desarrollista de AMLO camina sin freno los primeros tres años, será un acicate para motivar a la inversión privada nacional y extranjera, ya sea que se ubique en las zonas escogidas, o en otras del país, lo que aumentará las posibilidades de desarrollo.

Es vital que la estrategia se complemente con un aumento sustancial al salario real y se mejore la atención a la salud. Una sociedad saludable es una sociedad productiva y contenta.

Ya se ha planteado una estrategia educativa que incremente sustancialmente las habilidades numéricas y de lenguaje de la población. Se trata de aumentar los años de escolaridad con de calidad. El país no puede darse el lujo de generar doctores en universidades patito que escriben tesis con faltas de ortografía. Una sociedad educada se califica con rapidez y aumenta la productividad.

La estrategia de AMLO plantea una re-dirección del capitalismo que resuelva carencias sociales, redistribuya la riqueza por medio de la eliminación de la pobreza, y redistribuya geograficamente el crecimiento nacional. Esto es moralmente necesario y una condición ineludible para competir como potencia en el concierto de las naciones para el siglo XXI.

Queda finalmente algo que no mencionó pero es inevitable. Los empresarios deben pagar impuestos, regresar el dinero que tienen en paraísos fiscales o en países capitalistas que les dan nula ganancia, y arriesgar por el futuro del país sin exigir que el Estado les de garantías. En la apuesta nacional, cada quién debe asumir su riesgo.

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