El papa emérito  ha fallecido a los 95 años. Cuando se habla de su figura, sale rápidamente su renuncia al cargo tras ocho años, la primera en seis siglos, desde tiempos de Gregorio XII.  anunció su marcha el 11 de febrero de 2013 y se marchó como el primer papa que afrontó abiertamente la cuestión de los abusos sexuales en la Iglesia, pero las polémicas acabaron salpicando también al pontífice.

Su pasado también ha sido motivo de largos debates y discusiones, como cualquier alemán que vivió en su el Tercer Reich, su implicación con los nazis estaba en el aire.

El informe Múnich

«Una vez más sólo puedo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón», se desahogaba Ratzinger en una carta a principios de este mismo año. Un informe señalaba que el papa emérito estaba al tanto de cuatro casos de curas pederastas en sus tiempos como arzobispo de Múnich (1977-1982) y que éstos, como muchos otros, solo fueron trasladados a otras diócesis.

El texto documenta casos que sucedieron entre 1945 y 2019, que consideran un «relato del horror» y de los que responsabilizan a las altas esferas eclesiásticas por no haber actuado en consecuencia o, incluso, haberlos encubierto.

La reacción de Benedicto XVI acerca de estos supuestos casos han sido considerados por los responsables del informe como «poco creíble» y, además, consideran que no hubo «ningún interés reconocible» por parte del eclesiástico de actuar contra ellos.

No obstante, Benedicto XVI negó la acusación y recordó además sus encuentros con víctimas de abusos durante sus numerosos viajes por el mundo. «Roguemos públicamente al Dios vivo que perdone nuestras culpas, nuestras grandes y grandísimas culpas», imploraba entonces.

El traslado del capellán Peter H.

Uno de los protagonistas del informe era el capellán Peter H, trasladado en 1980 del obispado de Essen al de Múnich-Freising después de haber abusado de varios menores.

El entonces cardenal Joseph Ratzinger, en su condición de arzobispo de Múnich-Freising, tenía conocimiento de que el capellán había cometido abusos, pero aún así aprobó su traslado y no informó del caso al Vaticano, como habría sido su obligación, según un decreto extrajudicial del Tribunal Eclesiástico de la Archidiócesis de Múnich y Freising de 2016.

Tras el traslado aprobado por Ratzinger, el sacerdote continuó con los abusos, por los que fue condenado en 1986 a 18 meses de cárcel, hecho que llevó a los responsables eclesiásticos a trasladarle de nuevo, esta vez a Garching, en el sur de Alemania.

Su pasado nazi

Ratzinger combatió en la  como ayudante en las baterías antiaéreas del nazi. Tenía 16 años y acabó desertando. Con el fin de la guerra, un batallón norteamericano lo detuvo en su casa y lo envió al campo para prisioneros de Bad Aibling, según cuenta su biógrafo Peter Seewald.

Ratzinger juró su lealtad a Adolf Hitler cuando se unió al Ejército, casualmente, un 31 de diciembre. Sin embargo, no perteneció a las Juventudes Hitlerianas, como se ha publicado en alguna ocasión. El papa emérito nunca llegó a pronunciarse en demasía sobre este aspecto de su pasado.

Sus ataques al matrimonio igualitario

Desde su retirada, fueron pocas las apariciones públicas de Benedicto XVI. En 2021 reapareció con un nuevo libro, La verdadera Europa: Identidad y misión, cuyo prólogo ha escrito el actual pontífice, Francisco.

En él, Benedicto XVI señala que el matrimonio entre personas del mismo sexo es «una deformación de la conciencia», al tiempo que ha lamentado que esta idea haya «penetrado profundamente en sectores de personas católicas».

Según Ratzinger, el hecho de que en 16 países europeos se hubiera legalizado el matrimonio igualitario en ese momento, suponía que este asunto «ha tomado una nueva dimensión que no puede ignorarse».

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