La no quiere quedarse atrás. López Obrador y tomaron la iniciativa un día después de las elecciones en el Edomex y Coahuila. Se lanzaron de lleno a la campaña presidencial. Y jalaron toda la atención mediática. La oposición se quedó, como el chinito, “nomás milando”.

Llevamos tres semanas hablando de los seis posibles aspirantes de la coalición gobernante a la Presidencia. De las reglas que impuso el Presidente. Del inicio de las campañas que no son campañas. En fin, donde quiere López Obrador que esté la discusión pública de aquí al seis de septiembre en que finalmente destape a su candidata a la Presidencia (yo sigo pensando que  designará al agraciado y será ).

La oposición estaba frente a un dilema.

Podía dejar que el oficialismo jugara solo estos meses, sin meterse, para ellos actuar después del 6 de septiembre y jalar entonces la atención de los medios. Al fin y al cabo, estaba muy difícil competirle al oficialismo, además que se atravesaban las vacaciones de verano, que son meses muy malos para hacer campañas (la gente está en otra cosa).

La otra opción de la oposición era lanzar su propio proceso de selección de candidato presidencial y disputarle, así, la atención mediática al oficialismo.

Huelga decir que ambas opciones implicaban violar la ley electoral, como está haciendo el oficialismo. Pero el ya se acomodó a la violación de las normas, siempre y cuando el juego se realice con simulaciones semánticas.

Este fin de semana, la oposición se decidió por contraatacar. Hoy anunciarán las reglas de selección de su candidato presidencial que formalmente se llamará “responsable nacional para la construcción del frente amplio opositor”. Ayer, Reforma filtró el método de selección. A continuación, resumo lo que entendí:

Primera etapa: Los interesados en contender deberán recabar 150 mil firmas. Quienes las obtengan participarán en una primera campaña. Luego se aplicarán tres encuestas (una en vivienda, otra telefónica y la última digital) para determinar quiénes son los tres aspirantes más competitivos.

Segunda etapa: La tercia seguirá en campaña y habrá “al menos, cinco pasarelas”. La suma de todas las firmas recabadas se considerará el padrón electoral que podrá votar en una elección primaria, que contará 50% en la decisión del ganador. Un comité de siete miembros de la sociedad civil y seis de los partidos (se entiende que del , y ) prepararán el esquema de elecciones primarias en al menos 300 centros de votación. El otro 50% de la decisión de quién será el candidato presidencial lo definirá una encuesta nacional.

Vamos a ver si hoy revelan más datos. Por ejemplo: ¿cómo se van a financiar las campañas que, como en el caso de Morena, no serán oficialmente campañas?

De entrada, parece un método muy complicado. Dos etapas y varios instrumentos de decisión (encuestas no probabilísticas, encuestas probabilísticas y elección primaria a partir de un padrón acotado).

Difícil saber si funcionará. No se ve promisorio. Lo advierto sofisticado, caro de llevar a cabo y, por lo pronto, lleno de huecos que podrían ser utilizados para manipular los resultados (vamos a ver si hoy, o luego, van definiendo más los detalles para cerrar dichos huecos).

Pero este proceso es el resultado de poner de acuerdo a tantos grupos que participan en el frente opositor. No sólo los tres partidos, sino varias organizaciones de la sociedad civil. Es el típico convenio donde muchos meten el cerebro y las manos. Lo que es destacable es que llegaron a un acuerdo y todo indica que la oposición sí irá unida en el 2024, por lo menos en la elección presidencial.

Por tanto, a partir de hoy, la oposición entrará al escenario mediático. Qué bueno, porque las campañas que no son campañas de Morena han resultado una aburrición. No han dado nota, salvo la propuesta de Marcelo Ebrard de crear una secretaría de , cuyo titular sería Andrés Manuel López Beltrán, lo que el hijo del Presidente rechazó rápidamente.

Es lógico el bostezo en el caso morenista. Las reglas están diseñadas para no levantar polvo. Nada de propuestas ni enfrentamientos. Váyanse a pueblear, presumir quién es el más lopezobradorista de todos, que les hagan rituales chamánicos y repetir puras nimiedades. Total, la decisión ya está tomada.

En medio de la aburrición de la campaña que no es campaña de Morena veremos qué tanto pega la campaña que no es campaña de la oposición.

Twitter: @leozuckermann

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