El caos en ilustra los estragos que pueden causar decisiones equivocadas, tomadas sin considerar las consecuencias de mediano y largo plazo. Proviene de una confusión legal, producto del desorden de nuestras leyes electorales, y de la intromisión de López Obrador en los asuntos internos de . La toma del en Monterrey, al estilo Trump o Bolsonaro, por MC, confirma el desorden reinante.

Ilustración: Víctor Solís

La confusión jurídica, primero. Por alguna extraña razón, gente decente de MC ha insistido en una interpretación del fallo del Tribunal Electoral que no tiene justificación alguna. Sostienen que al utilizar la palabra “consenso” en el rechazo de la designación tanto del interino propuesto por Samuel García como del que sugirieron el PRI y el PAN de Nuevo León, el nuevo interino debe ser miembro de MC, o en todo caso aceptable para MC. Eso señalaron dos miembros del TEPJF, pero no la mayoría. La palabra consenso puede encerrar muchos significados, pero no es sinónima, forzosamente, de unanimidad. Más aún, aunque el desastre normativo nuestro no permita cuestionarlo —los fallos del Tribunal son inapelables—, el TEPJF no tiene por qué opinar sobre la manera en que debe actuar el Congreso de Nuevo León, o cualquier otro congreso. Si los legisladores neoleonenses desean elegir a un interino a ciegas, es muy su asunto.

Pero todo esto se origina, según chismes y lo que se puede deducir de la columna de Carlos Puig hoy, de un vicio de origen. Una vez que Dante Delgado y parte de Movimiento Ciudadano resolvieron ir solos a la contienda electoral de 2024, contaban con cinco candidatos posibles: Enrique Alfaro, Luis Donaldo Colosio, Samuel García, Marcelo Ebrard y el propio Dante. Alfaro y Colosio se autodescartaron casi de entrada. Ebrard resultó inviable, aunque era el preferido de Dante, en primer lugar, porque no quiso —con algo de razón— participar en ooootra primaria, ahora contra García, y porque aparentemente López Obrador decidió que le restaría más votos a Morena que al Frente, y por lo tanto no convenía. Dado que se trata de toda una operación en la que participa de manera directa —los recursos para la campaña de MC van a fluir de allí— su veto fue decisivo. Quedaban Samuel y Dante, y este último sabiamente se autodescartó también. Aunque en este desmadre, y de confirmarse la noticia de Reporte Índigo de que García no puede consumar su licencia antes de que se resuelva el asunto del gobernador interino, y dicho asunto no se resuelve antes del sábado 2 de junio, tal vez no le quede más remedio a Dante que ser el candidato. Por disposición constitucional, García debe abandonar la gubernatura, con licencia o con renuncia, seis meses antes de la elección presidencial, es decir, el 2 de diciembre.

Pero la impetuosidad —unos dirían, irresponsabilidad e inmadurez— del exgobernador de Nuevo León generaron una doble complicación para Dante. Por un lado, al adelantarse en anunciar su candidatura, García imposibilitó la de por sí improbable postulación de Ebrard. Por el otro, generaba un problema no menor en Nuevo León, poniendo en riesgo la gubernatura emecesista, y abriendo el camino a investigaciones de todo tipo potencialmente dañinas para García. Como ya señalé aquí hace unos días, aunque no le suceda nada grave a Samuel, hacer campaña bajo constantes amenazas, filtraciones, investigaciones y denuncias no es ideal.

Ya comienza a entreverse la solución. Luis Donaldo Colosio la insinuó, y no creo que ingenuamente (es demasiado listo para ello). Si el Senado en la declara la desaparición de poderes, como sugiere Colosio, y entre Morena, PT, Verde y MC suman los votos necesarios, López Obrador podría proponer un gobernador interino cuya ratificación por el Senado (por dos tercios) estaría asegurada. Me imagino que la coalición opositora está consciente de la probabilidad de que esto acontezca: tal vez prefiera negociar algo en vista de la correlación de fuerzas existente. Yo preferiría que no lo hiciera, para no asumir responsabilidad alguna en la selección del nuevo gobernador, y poder presionarlo para que le haga, como dije, la vida de cuadritos a García.

En cualquier caso, el desaguisado sigue. Y después de una intervención tan evidente de AMLO, y de las posibles votaciones de sus partidos y de MC juntos para sacar adelante la salida vía la desaparición de poderes, difícilmente se podrá disimular la verdad de las mentiras. Se trata de una maniobra claramente destinada, como lo proclamó López Obrador sin ambages ni rubor, a arrebatarle las clases medias a Xóchitl. Dudo que funcione, pero en eso consiste la jugada. Que nadie se haga pendejo.

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