Desde que yo tengo memoria, siempre se ha hablado de la en Petróleos Mexicanos (). Era un secreto a voces. En ciertas ocasiones, se ventilaban algunos casos. Chivos expiatorios que el Estado echaba a la hoguera pública para enseñar a la población que algo se estaba haciendo para terminar con ese problema. La realidad era diferente. En la empresa propiedad del Estado se hacían grandes fortunas: tanto de funcionarios como de contratistas y sindicalistas.

Nada nuevo, entonces, enterarnos de la corrupción de Pemex en las grabaciones que hizo la firma de espionaje Black Cube para la empresa Oro Negro. Como tampoco hay nada nuevo al conocer de más casos de corrupción durante el sexenio pasado. Otra vez era un secreto a voces que varios funcionarios del de Enrique , viniendo de la clase de Atlacomulco, se estaban hinchando de dinero con múltiples negocios desde el poder. Y qué mejor que hacerlo en una de las vacas más gordas del Estado mexicano, es decir, Pemex.

Aquí se unieron, entonces, una organización tradicionalmente llena de corrupción (Pemex) con un gobierno de los más corruptos de la (el de Peña). Resultado: una feria de millones de dólares de sobornos, desvíos y robos en despoblado.

No sé cuánto sea cierto de lo que aparece en las grabaciones de los espías israelíes, que se hicieron pasar como empresarios árabes, con funcionarios de Petróleos Mexicanos. No dudo que hayan faroleado en varias ocasiones. Pero, aunque el 10% sea verdadero, ya es un escándalo. Pero hay algo más penoso y hasta vomitivo. Los directivos de la petrolera presumen, cual pavorreales que orgullosamente enseñan el majestuoso plumaje de su cola, la corrupción en la empresa. Comparten historias con los espías y se carcajean como si todo esto fuera normal y chistoso.

Los usos y costumbres de una bola de corruptos que “administra” la riqueza petrolera del país. Los deshonestos se sienten muy cómodos. Sin rubor, invitan a los supuestos empresarios árabes a entrarle al negocio. Aseguran que hay mecanismos para canalizar los sobornos. Todo se arregla con mordidas. Alertan que también hay que permear hacia abajo, aunque es poco el dinero que hay que repartirles a los subalternos. Unas propinitas, porque las grandes cantidades se las llevan los de arriba, quienes cobran hasta por aceptar una cita.

Unos días antes de tomar posesión como Presidente, Andrés Manuel López Obrador dijo que no perseguiría la corrupción de los gobiernos anteriores, incluyendo el de Enrique Peña Nieto: “Sí es un perdón. Así es eso lo que se está planteando. Decirle al pueblo de , punto final, que se acabe la historia trágica, horrenda de corrupción, de impunidad, que se acabe la política antipopular, entreguista y que comencemos una etapa nueva. Que ya inicie una nueva historia, y que hacia adelante no haya perdón para ningún corrupto, que ya no se perdone a nadie. Que se pueda juzgar al Presidente si es corrupto, a sus funcionarios, a sus familiares y que se destierre la corrupción de México para siempre”.

Después de escuchar las múltiples historias de corrupción, incluidas las de Pemex, ¿sigue pensando el Presidente que no vale la pena perseguir a los funcionarios corruptos del sexenio pasado, tope donde tope, y ya sabemos a dónde van a topar?

El Presidente, además, prometió que se acabaría la corrupción durante su gobierno. Es uno de los mandatos que recibió en las urnas. Yo me pregunto qué está haciendo diferente en Pemex para desterrar la histórica corrupción que ha existido en esa empresa pública.

¿Se acabaron los sobornos para conseguir contratos? ¿Ya no se cobran las citas con los altos directivos? ¿Despidieron a todos los funcionarios que tenían mecanismos bien establecidos para recibir mordidas? ¿Se han castigado algunos casos de corrupción del primero de diciembre a la fecha? ¿A cuántas privadas, que pagaron sobornos, se les han revocado sus contratos? ¿Qué se ha hecho para combatir los actos de corrupción del sindicato petrolero? ¿Es hoy Pemex una empresa diferente a la que fue durante el sexenio pasado, donde sus directivos presumían y hasta se carcajeaban de sus maldades?

 

Twitter: @leozuckermann

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