En las postrimerías de 1890, se desata en Francia una terrible persecución contra los judíos, causada por la falsa culpabilidad del militar judío Alfred Dreyfus, que aparecía como espía de Alemania en el de Francia. El juicio fue terrible, pues, aunque eventualmente quedo claro que Dreyfus era inocente, se requirió la valiente y violenta pluma de Emilio Zola, un escritor y dramaturgo francés, que publicó la histórica carta denominada “J’Acusse” o “Yo acuso”, que por su claridad y honestidad defendía a Dreyfus, descifrando a los verdaderos traidores y exponiendo a la enloquecida opinión publica la verdad que logró detener la ola de .

Otra reacción de ese momento histórico fue la de Teodoro Herzl, un periodista judío vienés totalmente asimilado que llegó a reseñar los acontecimientos de Francia. Quedó impactado por la violencia de los ataques antisemitas y decidió reaccionar también escribiendo “Alt Neu Land” (vieja y nueva patria), donde exponía un país judío de “p a pa”. Libro que cimbró a la comunidad judía, creando el deseo de regresar a Israel y fundó el sionismo.

Emilio Zola recibió tremebundos ataques por su epístola, pero logró que entrara en razón el pueblo francés, deteniendo la ola de antisemitismo que asolaba Francia. Hoy día, otro acontecimiento injusto, el rapto de civiles israelíes y la reacción obvia del ejército de Israel, ha desatado una serie de ataques antisemitas que parece no tener fin, y que de nuevo asola el mundo. Por lo tanto, yo, ante ustedes, público querido, repito el “J’Acusse” de Emilio Zola, buscando que la razón y la justicia prevalezcan, evitando ataques arteros dignos de la edad media contra los israelitas.

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