El lunes 20 de enero, en una muestra de teatralidad y acción política, el presidente firmó varias órdenes ejecutivas durante su acto inaugural, marcando el inicio de su segundo mandato. Entre ellas, destacan medidas con un enfoque directo sobre la relación con , particularmente en temas migratorios, energéticos y comerciales.

Una de las primeras acciones que llamaron la atención fue la firma de una orden ejecutiva que reafirma su enfoque de «América Primero», al declarar una emergencia nacional en la frontera sur de . Esta medida, que contempla el envío de tropas estadounidenses para asistir a los agentes de inmigración, también revive la polémica política de «quédate en México» para los solicitantes de asilo, que obliga a los migrantes a permanecer en territorio mexicano mientras se resuelve su solicitud. Esta política había sido cancelada por la administración de Biden, pero Trump busca restaurarla con la esperanza de reducir el flujo migratorio hacia el norte.

Además, Trump volvió a impulsar mediante la firma de la orden ejecutiva,  su propuesta de eliminar la ciudadanía por nacimiento, una medida controvertida que, aunque no está clara en sus detalles prácticos, podría alterar profundamente la dinámica migratoria, afectando a miles de niños que nazcan a partir de esta fecha en Estados Unidos de padres , principalmente de México y Centroamérica.

En otro ámbito, Trump avanzó con sus planes de imponer aranceles del 25% a productos provenientes de Canadá y México, una acción que podría tener un gran impacto en la economía de ambos países. Esta medida se inscribe dentro de su promesa de reformar el comercio internacional y proteger a la industria estadounidense, aunque su implementación aún está pendiente para el 1 de febrero, según anunció.

Así mismo firmó una orden ejecutiva que designa a los carteles como organizaciones extranjeras,lo que no implica una intervención armada en México, pero si mayores sanciones a quienes forman parte de estos grupos lo que puede generar un impacto negativo en el turismo, y comercio para México, y la consecuente tensión de las relaciones bilaterales si no se atiende de fondo el problema.

Por otro lado, el expresidente también firmó órdenes ejecutivas relacionadas con la , que afectarán tanto a México como a otros países. Trump anunció su intención de flexibilizar las regulaciones sobre la producción de petróleo y gas, lo que podría aumentar la competencia en la región, especialmente para México, cuyo mercado energético es clave para la economía de ambos países.

El clima también fue un tema destacado, con Trump reactivando su orden ejecutiva de retiro de Estados Unidos del Acuerdo Climático de París. Aunque esta medida no tiene un impacto directo en México, refuerza la política exterior aislacionista de Trump, que prioriza los intereses nacionales sobre los compromisos globales, algo que podría complicar las negociaciones ambientales entre ambos países en el futuro.

Con estos primeros actos, Trump deja claro que su administración seguirá buscando un enfoque agresivo y nacionalista en su relación con México, reviviendo medidas de su primer mandato mientras continúa luchando contra la política progresista de la administración Biden. Las medidas migratorias, especialmente, reavivan tensiones sobre el manejo de la frontera y las relaciones bilaterales, cuestiones que marcarán la agenda política durante su segundo mandato.

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