Ayer, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, anunció que, debido a la situación en Oriente Medio, el presidente de Estados Unidos se retiraba de la reunión del G7 en Canadá, después de la cena con los jefes de Estado. Se canceló, así, la primera reunión cara a cara que tendría Trump con la Presidenta de México el día de hoy.
Es una lástima… y no.
Me explico.
La reunión del G7 en un pueblecito de Alberta, Canadá, era un escenario favorable para una reunión personal de Claudia Sheinbaum con Trump. Estaban en territorio neutral y esto minimizaba la posibilidad de una sorpresa por parte del estadunidense, tal y como lo había hecho en la Casa Blanca con otros jefes de gobierno, como Zelenski, de Ucrania, o Ramaphosa, de Sudáfrica.
Habían acordado una junta de una hora que era suficiente para tratar varios de los temas pendientes en la agenda bilateral. No sabemos, sin embargo, qué habían pactado en términos de presentación de resultados con los medios de comunicación, donde Trump también suele dar sorpresas desagradables. No obstante, siendo una cumbre de varios jefes de Estado, también se minimiza un evento mediático negativo, ya que la gran mayoría de los periodistas suele estar confinada a espacios alejados de donde se llevan a cabo los eventos.
En suma, reunirse con Trump en ese lugar le daba ciertas garantías a Sheinbaum de salir relativamente indemne de alguna grosería por parte del presidente de Estados Unidos, un político que siempre está hablándole a su base electoral y donde hoy resulta muy rentable pegarle a México como piñata.
En este sentido, se perdió una buena oportunidad.
Pero… tampoco me parece malo que se haya cancelado la reunión con Trump.
Entiendo que muchos lo puedan ver como una grosería de parte del Presidente estadunidense. Dejó vestida y alborotada a la Presidenta de México.
Sí, pero, número uno, tenía una excelente excusa.
La guerra entre Israel e Irán, efectivamente, es un tema candente que merece la atención del hegemón mundial. La situación está escalando entre los dos países del Oriente Medio y, hoy por hoy, Estados Unidos es el único país con la capacidad de enfriar el conflicto.
Trump llegó a Canadá con muchos fierros en la lumbre, cuando debía darle prioridad a una guerra que puede desestabilizar el mundo entero.
Además, como dije arriba, este presidente siempre está cortejando a su base electoral. Él les prometió que pacificaría el planeta, incluyendo Oriente Medio. Resulta que no ha logrado nada en este rubro. Está al revés, hoy el mundo está peor que cuando tomó posesión. A su base le tiene que mandar el mensaje de que él está en Washington operando para lograr su objetivo. No puede aparecer en una alejada aldea canadiense reuniéndose con presidentes de otros países como si no pasara nada.
En segundo término, tampoco está mal que se haya cancelado la bilateral con Sheinbaum porque, en una de ésas, siempre resulta mejor no juntarse con Trump que sí hacerlo.
López Obrador lo entendió muy bien y, por eso, minimizó el encuentro a uno solo, en julio de 2020. En ese momento, Trump necesitaba la foto con el mexicano en su campaña presidencial. Creía que le ayudaría a reelegirse. Ergo, el presidente de Estados Unidos trató muy bien al mexicano. A pesar de que AMLO se vio incómodo en la Casa Blanca, salió airoso del encuentro.
Las cosas han cambiado mucho desde ese entonces. Trump 2.0 es mucho más peligroso que Trump 1.0. Tiene una agenda más agresiva en contra de México en materia comercial, migratoria y de seguridad.
Además, venimos de las redadas en contra de migrantes indocumentados, la mayoría de ellos mexicanos, y las protestas en Los Ángeles, en donde Trump, por medio de su secretaria de Seguridad Interna, Kristi Noem, ya utilizó a la Presidenta mexicana en la falsa retórica de una invasión extranjera a Estados Unidos.
Súmese a eso que Trump llegó, supongo, de mal humor al G7 de Canadá. Tuvo un fin de semana de los demonios, comenzando por la guerra entre Israel e Irán, siguiendo por el asesinato político de una congresista en Minnesota, el fracaso del desfile militar que organizó en Washington y las protestas que se llevaron en su contra en más de dos mil ciudades estadunidenses bajo el lema de No Reyes.
No parecía, en suma, un buen momento para reunirse con un toro picado y herido, por más que se haya preparado nuestra Presidenta para esta junta bilateral.
Lástima por Claudia, que tuvo que hacer un viaje largo, en aviones comerciales, para que la dejaran plantada. Sin embargo, no está mal el plantón.
Que sigan, entonces, las negociaciones entre miembros de los dos gabinetes y las llamadas telefónicas de los dos jefes de Estado de vez en cuando.
X: @leozuckermann