• México enfrenta un riesgo latente de desabasto de combustibles por deficiencias logísticas, pérdidas operativas de Pemex y falta de infraestructura. Sin acciones coordinadas entre gobierno y sector privado, la cadena de suministro de gasolinas y diésel seguirá debilitándose.

En México operan hoy cerca de 13,884 estaciones de servicio, de las cuales 57% están bajo la marca Pemex y 43% pertenecen a marcas privadas. Cada día, se consumen alrededor de 120 millones de litros de gasolina y 45 millones de litros de diésel, abastecidos en su mayoría por una red logística que depende —en más del 80%— de la infraestructura de Pemex.

Este sistema está lejos de ser infalible. La distribución de combustibles en México involucra ductos, autotanques, carrotanques y buques, pero enfrenta grandes desafíos: la escasez de infraestructura en zonas clave como el sur-sureste y el noroeste, la falta de terminales de almacenamiento satelitales, y la concentración operativa en la estatal Pemex.

El costo de transportar un litro de combustible desde una terminal de almacenamiento hasta una estación de servicio varía según la distancia y ubicación. En regiones sin ductos, el transporte por pipa encarece el producto. Urge que la Comisión Reguladora de Energía otorgue más permisos para centros de almacenamiento y distribuidores, de forma estratégica, para aliviar estos cuellos de botella.

La dimensión económica del sector es gigantesca. Entre enero y julio de 2025, las ventas diarias de gasolina y diésel alcanzaron 4,051 millones de pesos. De ese monto, el 52% corresponde a ventas netas, y el 48% a impuestos, que representan una recaudación diaria de 1,704 millones de pesos para el Estado.

Sin embargo, Pemex está absorbiendo pérdidas millonarias. Con un precio máximo de 24 pesos por litro para la gasolina regular, y ante costos logísticos en aumento, la empresa estatal pierde entre 1 y 1.50 pesos por litro vendido. Esto equivale a una pérdida diaria de entre 180 y 200 millones de pesos, cifra que podría superar los 100 mil millones de pesos al cierre de 2025 si se suma el robo de combustibles.

¿Quién asume este costo? Hoy, Pemex lo está haciendo. Pero si no se otorgan estímulos fiscales a través del IEPS o se reestructura el modelo logístico nacional, el desabasto será más que una amenaza: será una realidad.

El abasto de combustibles no es solo cuestión de tener producto, sino de contar con infraestructura eficiente, seguridad en ductos, regulación ágil y colaboración público-privada. Sin logística moderna, no hay futuro energético para México.

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