Cuando dijo que esto del coronavirus le había «caído como anillo al dedo» empecé a tratar de entender que es lo que quiso decir o que es lo que le había caído tan en gracia y mientras otros pensaban que era una tragedia que el presidente pensara que una epidemia fuera una bendición, yo trataba de entender que es lo que no nos dijo.

Al fin hoy me cayó el veinte, creo que ya entendí.

Primero, gracias a la crisis y la caída del precio del petróleo AMLO consiguió, a cambio de detener migrantes y apoyar la campaña de Trump, que le regalaran 300,000 barriles diarios de petróleo los cuales producen un nada desdeñable ingreso.

Segundo, y quizás más importante, es que la crisis le está permitiendo cerrar industrias, negocios, colonias, estados y poblaciones selectiva y cuidadosamente.

Si sirves para mis proyectos personales, sigues abierta y no me importa si todos se contagian, si no sirves estas en cuarentena para evitar el contagio.  teorías nazi-fascistas que aprendió de no sé dónde pero no en la escuela de la y menos en la de la libertad.

En fin, lo que quiero decir, es que la epidemia le cayó como anillo al dedo porque ahora podrá dejar quebrar a la clase media, esos fifís horripilozos que quieren generar empleos y esos chairos que a fuerza de trabajo demostraron que -¡oh horror!- realmente no querían ser ni ninis ni mantenidos –peor aún en realidad parecería que querrían ser fifís bajo la teoría de que es mejor repartir –y generar- riqueza, que repartir la pobreza.

En fin, el caso es que ahora podrá dejar quebrar a las coparmexes y todas las demás, sin que lo puedan acusar de chavista.  Podrá darle más negocio al sin que lo acusen de madurista, podrá fortalecer la presidencia imperial sin que lo acusen de castrista, y ayudar a Trump sin dejar de llamarse izquierdista; todo gracias a la epidemia del coronavirus que, como bien dijo cuando sacó sus estampitas y les rezó a plena luz del día, solo necesita una manita de Dios para hacer lo que se le pegue en gana sin tener que hacer nada.

Y así, como anillo al dedo le mandaron el coronavirus que se encargará de cerrar empresas fifís, cerrar fuentes de empleo -cuyos  dueños podrían oponerse a los designios del presidente imperial- generar millones de desempleados a los que el podrá mandar las migajas del regalo petrolero de Trump, y ahorrarse mantener a los que por tener la misma edad que él, se van a morir por falta de ventiladores, lo cual le ahorra al Estado no solo el ventilador sino también la limosna mensual que les prometió y que, como otras promesas, aun no se materializa (las fuentes de ‘ancianos’ que reciben esa pensión nos confirman que ninguno ha recibido aún no solo el adelanto que les prometió, sino ni siquiera el abono -léase limosna- del mes pasado y del cual ellos ahora dependen plenamente porque sus pensiones se esfumaron o peor, las fuentes de trabajo -por mal pagadas que fueran- ya se están cerrando sin que podamos culpar a AMLO porque el todo lo que hizo fue dejar que la naturaleza siguiera su camino sin interponerse para ‘rescatar’ a nadie.

Así su sueño dorado que hace unas semanas apenas aparecía remoto e inalcanzable esta ahora al alcance de su mano.

Por obra y gracia de Dios, en breve tendrá menos opositores,(y los que tendrá serán más pobres),  tendrá más dinero sin etiqueta para gastárselo en lo que él quiera o guardárselo si así le parece mejor, y una población con más muertos de hambre a los que les podrá prometer -y quizás enviar a  veces- alguna limosna a cambio de su (por lo menos mientras haya votaciones) ya que en breve habrá tiempo para que voten por eliminar las votaciones y cambiarlas por lo que “diga mi dedito”, como hicieron los diputados y senadores de al autovotarse el derecho a la reelección y su  aumento de sueldo a media noche durante el inicio de la pandemia.

Hay Dios, deveras que la maldición esa que dicen es cierta:  Tan cerca de Trump y tan lejos de ti, pero igual gracias por enviarnos la pandemia que, como ya dije, nos cayó «Como anillo al dedo»

 

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