De pronto, la vida se tornó en un filme distópico y millones se refugiaron en sus hogares para evitar el contagio. Pero aunque las salas de cerraron y perderán 5,000 millones de dólares de taquilla global, según estimó The Hollywood Reporter, se vieron más películas que nunca y, además, las plataformas de streaming, con su robusta oferta de cintas y series, lograron un crecimiento exponencial. Netflix, por ejemplo, reportó un incremento de 16 millones de nuevos suscriptores en abril, el mayor de un trimestre en su historia.

“En la pandemia aprendimos que el arte y el entretenimiento son indispensables para la vida, especialmente en momentos complicados”, dice Mónica Lozano, presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC). “El cine y la televisión han sido los únicos medios que han permitido que la gente mantenga una sensación de normalidad, pero a los crea- dores no siempre se les compensa de la misma forma que a otros sectores de la sociedad”.

Paradójicamente, en el momento en el que ha habido mayor demanda de historias audio- visuales, la padece la mayor dificultad para filmarlas. “De por sí hacer cine en nuestro país es muy complicado, y la pandemia lo complica aún más”, explica el director Michel Franco (Después de Lucía, 2012). “Pero sé que los cineastas estamos muy comprometidos y no vamos a desistir”.

Debido a la crisis sanitaria, situaciones impensables han ocurrido en todos los ámbitos, pero en la industria cinematográfica hasta parece que se viajó en el tiempo. Una muestra son los autocinemas, que han experimentado un sorpresivo boom. Durante abril, en Essen,

Alemania, el autocinema Autokino Essen reportó aforos de la capacidad máxima permitida por las autoridades locales. En la , Autocinema Coyote retomó actividades en los primeros días de junio y agotó sus boletos para sus funciones de las próximas tres semanas en cuestión de días

Está claro que mientras no se invente la va- cuna para el Covid-19, millones estarán aún más ávidos por ver historias, por entretenerse u olvidar por un momento la realidad, ya sea desde su casa o en el cine (cuando se reabran), ¿pero cómo contar la vida —llena de contacto humano— cuando desde actores, pasando por directores, hasta equipo técnico deben comportarse en el set con una asepsia digna de laboratorio epidemiológico?

La respuesta parece ser un guiño a un filme futurista. En Hollywood, aún sin fecha definida para reactivar sus filmaciones, los estudios más importantes de cine, los respectivos y las autoridades sanitarias se han reunido para crear un protocolo para las producciones cinematográficas.

Las medidas para tratar de evitar los contagios, según informó The Hollywood Reporter, harán básicamente que los sets de filmación —sin importar el género de la película— parezcan escenas de ciencia ficción. Se plantea que los únicos sin mascarillas sean los actores, los besos podrían realizarse mediante efectos digitales, y todos los que trabajen detrás de cámaras estarían tan equipados que parecerían astronautas.

 LOS CINES SON AMBIENTES QUE SE PUEDEN CONTROLAR EN MAYOR MEDIDA, Y A DONDE LA GENTE NO VA A CONVIVIR, COMO ES EL CASO DE LOS BARES O LAS DISCOS

Fernando De Fuentes, presidente de Canacine

Michel Franco, quien por la pandemia pospondrá hasta el próximo año el estreno de su drama El nuevo orden, imagina una tendencia a realizar producciones en locaciones controladas, con el mínimo de equipo humano necesario, casi como se filma el cine independiente. Una posibilidad es que los equipos de producción realicen una cuarentena antes de rodar.

“Imagino que los grandes estudios de cine, los que tengan , filmarán en foros en donde encerrarán a su equipo para tener un entorno controlado. Podrían poner a todos en cuarentena antes y durante la filmación, y de ese modo se podría trabajar con cierta normalidad”, explica el tres veces galardonado en el Festival de Cannes.

Un ejemplo práctico es la serie española Hierro. En junio, esta se convirtió en la primera producción de ese país en retornar al rodaje gracias a que se realiza en las Islas Canarias, en donde la incidencia de la crisis sanitaria ha sido mínima y el consideró que existían condiciones favorables para que el equipo continuara con su trabajo.

 NO HABÍA FORMA DE ESTAR PREPARADOS PARA ALGO ASÍ, PERO LA INDUSTRIA DEL CINE, EN DONDE EL CAMBIO ES COSA DE TODOS LOS DÍAS, SIEMPRE HA SIDO RESILIENTE

Mónica Lozano, presidenta de la AMACC

Sin embargo, el director Amat Escalante (La región salvaje, 2016), ganador en los festivales de Venecia y Cannes, advierte sobre lo complejo y caro que resultaría. “No es solo que sea incómodo y difícil filmar así, es lo de menos; va a ser una cosa muy costosa. Será un golpe muy fuerte para el cine independiente”, explica el también realizador de Heli (2013).

Michel Franco, en este sentido, pone el foco en la poca certidumbre que se tiene hasta ahora sobre estos procesos. “¿Qué hacer cuando aparezca el primer contagio en el set? ¿Significa que se cierra toda la producción? Es muy difícil de predecir”, dice el director de Las hijas de Abril. De hecho, el riesgo es tal que, según reportó Variety en mayo, los actuarios de las aseguradoras aconsejan a sus no correr el riesgo con una producción de cine en Hollywood.

En México, la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine) informó a Life and Style —al cierre de esta edición, 8 de junio— que aún se trabajaba en los lineamientos para volver a filmar, en conjunto con líderes de la industria, y también en los protocolos para la reapertura de los exhibidores. “No había forma de estar preparados para algo así, pero la industria del cine, en donde el cambio es cosa de todos los días, siempre ha sido resiliente”, señala Mónica Lozano.

Entre las medidas para los cines se contemplan la sanitización exhaustiva de butacas entre funciones, horarios escalonados de proyecciones para evitar aglomeraciones en la dulcería, ocupación de 50 por ciento con buta- cas a distancia (tipo ajedrez) entre los asistentes, compra de boletos en línea y monitoreo de la salud de los empleados. “El público estará más que dispuesto a salir después del encierro que todos hemos vivido; creemos que conforme se genere la confianza de que los cines son seguros, el público regresará”, opina Fernando De Fuentes, presidente de Canacine.

El foco de atención

Los reflectores del mundo cinematográfico están puestos, hoy más que nunca, en Christopher Nolan (Inception, 2010). El director inglés y Warner Bros., estudio que produce su esperado thriller de acción, Tenet, decidieron mantener el 17 de julio como la fecha de estreno de esta película, pero ha sido pospuesta dos veces: su nueva fecha de estreno será el 12 de agosto.

Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en marzo la pandemia, superproducciones como No Time to Die, nueva entrega de James Bond, y Top Gun: Mave- rick, esperada secuela del clásico de acción de Tom Cruise, cambiaron sus fechas de estreno para finales de 2020, mientras que otros blockbusters pospusieron sus lanzamientos hasta el próximo año; el Festival de Cannes se canceló y el de Venecia, que en algún punto se pensó podría ser una edición digital, sigue en pie para septiembre (hasta el momento); ante la dificultad para que los filmes estrenen en cines de Los Ángeles por falta de espacio, la Academia modificó sus reglas para que cintas que estrenen en otras ciudades de también puedan contender al Óscar; además informó que la ceremonia se realizara hasta el 25 de abril de 2021.

Por este contexto, el estreno de una megaproducción como Tenet —que costó entre 205 y 225 millones de dólares— representa un punto de inflexión, y podría marcar el rumbo al que apuntaría el cine en esta crisis sanitaria.

En México, Videocine regresará a las salas con el filme de animación Escuela de miedo y el reestreno de la comedia Veinteañera, divorciada y fantástica, cuya exhibición interrumpió la pandemia. “Queremos arrancar con esas dos, quizás a finales de junio o principios de julio”, afirma Mónica Romero, gerente de relaciones públicas de Videocine. “Pero en este punto todo está en stand by, no hay ninguna película planteada con una fecha de estreno estratégica”.

Según información de Canacine, México se encuentra entre los 20 países con mayor número de largometrajes producidos anualmente y es el cuarto país con más salas de cine en el mundo. Por la pandemia, se detuvieron 26 producciones, entre películas y series, de empresas afiliadas a esa cámara.

El cierre de las 6,700 salas en todo el país, entre el 20 de marzo y el 20 de mayo, se ha traducido en aproximadamente 3,000 millones de pesos no recaudados en taquilla; cabe destacar que esta cifra es estimada, pues varía mucho según la magnitud de las películas que se estrenen en ese periodo. Esta situación extrema ha puesto en riesgo 225,000 empleos en la industria nacional: 25,000 de ellos en el sector de producción de películas y series: 50,000 directos en el sector de exhibición, y otros 150,000 indirectos de esta misma área. “Es una fuerza laboral que tomó varias décadas desarrollar y que está en peligro”, advierte Mónica Lozano.

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En el plan “Hacia la nueva normalidad” del gobierno de la Ciudad de México se planteó la reapertura controlada de cines para el 15 de junio, pero no ocurrió así porque el semáforo epidemiológico permanece en rojo. Fernando De Fuentes señala que el sector tiene dos grandes oportunidades para afrontar esta crisis.

“El cine tiene características que lo hacen más seguro para su público que un concierto, bares, discotecas, restaurante o estadios. Los cines son ambientes que se pueden controlar en mayor medida, y donde la gente no va a convivir, como es el caso de los bares o las discos. Luego está el tema del precio, dentro de los espectáculos fuera de casa, al menos en México, el cine es el más económico. En tiempos de decrecimiento económico, este también es un factor que favorece los cines”.

Al rescate

Durante la conferencia virtual del 13 de mayo para celebrar las dos décadas del estreno de Amores perros, el director mexicano Alejandro González Iñárritu subrayó el valor del arte durante la pandemia. “Sin duda hay muchas necesidades prioritarias como la comida y las medicinas, pero no tengo la menor duda, también, de que la dieta de esta pandemia de millones y millones de personas ha sido el cine, la y la literatura”.

Una semana después, junto a sus colegas y amigos Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro —respaldados por docenas de guras del cine nacional— salvaron a la industria de lo que sería el peor escenario posible, según opinaron todos los expertos entrevistados para este reportaje: recortes en los fondos de apoyo para realizadores mexicanos. Tras una junta virtual con “Los Tres Amigos”, como se les conoce, el diputado Mario Delgado dio marcha atrás a la iniciativa de desaparecer el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine).

Los espacios para películas nacionales en cartelera son peleados y el periodo de permanencia, limitado, debido en gran medida a la asimetría en exposición con respecto a los blockbusters de Hollywood. “Afectará a la industria nacional que Cinemex y Cinépolis necesariamente darán preferencia a blockbusters americanos para recuperar ganancias perdidas”, subraya Mónica Lozano. Esto representará un reto aún más grande para el cine independiente mexicano. “El público va a querer ver todas las películas que se quedaron rezagadas y después van a venir las películas navideñas; entonces, veo difícil que este año exista espacio para otro tipo de cine. Ahí cuesta trabajo ser positivo”, dice Michel Franco.

La actriz Paulina Gaitán (Las niñas bien, 2018) incluso está preocupada por lo que ha es- cuchado entre personas del medio cinematográfico. “Sé que quieren abrir los cines solo con películas mexicanas. No me parece que esté bien. Lo que quieren hacer, ahorita que nadie va a ir al cine, es empezar a sacar esas películas nacionales y pocos las verán. ¿Por qué mejor no ponen una película gringa? Porque saben que tienen todas las de perder”.

Mónica Lozano, también productora de Amores perros (2000) y Polvo (2019), considera que es fundamental enfocar los apoyos en salas de cine independientes —que ya era un negocio complicado— y apelar a la conciencia social en un momento como este. “Así como se ha apoyado a productores locales de comida, es importante que se respalden los contenidos locales. Habrá un gran apetito por ver los blockbusters que se han aplazado, pero también es un buen momento para revalorar y volver a ver las historias mexicanas”, dice.

Un nuevo negocio

Hace unos meses, la película Trolls World Tour parecía solo una cinta animada más. Sin embargo, el 6 de abril marcó un hito en la industria del cine porque Universal Pictures decidió que se estrenara en línea. Es decir, uno de los cinco grandes estudios de cine de Hollywood rompió así un añejo modelo de negocio llamado theatrical window, periodo de 90 días en el que los cines exhiben de manera exclusiva un filme. Ante esta crisis, Paramount también estrenó en Netflix su comedia The Lovebirds, Disney hizo lo mismo con Artemis Fowl (desde su plataforma propia, Disney +) y Warner Bros. experimentó con este modelo con Scoob! De esta forma, un precepto que parecía inquebrantable entre los estudios de cine y los principales exhibidores, se transformó debido a la pandemia.

“El modelo de suscripción y venta directa al público ha mostrado mayor capacidad de adaptación en la situación actual”, señala Mónica Lozano. “Como industria, debemos encontrar más y mejores formas de comunicarnos directamente con el público, sin depender de un intermediario o colaborando con los intermediarios (distribuidores, exhibidores). Es claro que el apetito del público ahí está, pero la competencia también es gigantesca”.

Las compañías de streaming ya desafiaban este modelo de negocio. Netflix lo hizo al estrenar, desde su plataforma y también en un número limitado de salas cines —para cumplir con el reglamento de la Academia y poder contender al Óscar—, filmes de autor como Roma (2018), de Alfonso Cuarón, y The Irishman 2019), de Martin Scorsese. “Las plataformas de streaming necesitan la mitología del cine, compran a directores famosos ¡por sus peículas! De ahí la importancia del cine clásico. Proteger el futuro de las salas de cine es proteger el futuro de las plataformas”, dijo Thierry Frémaux, presidente del Festival de Cannes, a El País.

Varios analistas de la industria coinciden en que es pronto para saber si el caso de Trolls World Tour es un nuevo modelo de negocio viable, si significará estrenos simultáneos en salas de cine y en línea, o si solo es un hecho aislado por esta problemática global. Otros, sin embargo, piensan que ya no hay marcha atrás. Deadline publicó un reportaje donde explica que ahora la balanza se inclina a favor de los estudios de cine y lo más probable es que las ventanas de exclusividad puedan llegar a ser más cortas, y que, además, las películas que tengan por objetivo recaudar entre 50 y 100 millones de dólares, se estrenen de manera simultánea en cines y on demand o vía streaming. “Esta pandemia será una gran prueba de cómo sería esta industria si la gente ya no va como antes al cine”, opina Amat Escalante, quien también ha dirigido episodios de la serie Narcos: México, de Netflix.

 VER UNA PELÍCULA EN TU CASA Y VERLA EN EL CINE SON EXPERIENCIAS COMPLETAMENTE DISTINTAS. NO TIENEN COMPARACIÓN

Michel Franco, cineasta

En el fondo de todo esto reside la competencia por el mercado en la que los estudios de cine están en medio de una batalla entre los exhibidores tradicionales y las nuevas plataformas de exhibición, que ofrecen contenido sin salir de casa, algo que en este contexto es oro molido. “Las salas de cine tendrán que trabajar muy duro para volver a demostrar su valía en un mundo que ya no ve raro pagar 20 dólares por rentar una película de estreno en su casa”, opina Mónica Lozano.

Sin embargo, para Michel Franco, esto no significa el fin de los cines. “No se van a terminar, no es un escenrio que debemos contemplar. El sigue pese a que muchos auguraban que se acabaría por la llegada del cine. Son cosas diferentes. Ver una película en tu casa y verla en el cine son experiencias completa- mente distintas. No tienen comparación”.

Más allá del impacto económico y el modelo de negocio, la pandemia y el auge de plataformas de streaming podría incluir de manera directa en el tipo de películas y la forma de contarlas, en una falta de pluralidad. “No haría las películas que hago si hubiera crecido viéndolas en mi computadora o mi tele”, reflexiona Amat Escalante. “Obviamente no estoy a favor de que desaparezca el cine para ver una película en el teléfono mientras voy en el camión, pero entiendo que la tecnología avanza rápido y con ella muchas formas de consumir historias. El cine independiente tendrá que seguirse haciendo como se ha hecho, no podemos ni debemos depender de las grandes empresas productoras de cine o streaming porque ellas tienen líneas muy estrictas sobre cuál tipo de producto quieren hacer y cuál no”.

 NO HARÍA LAS PELÍCULAS QUE HAGO SI HUBIERA CRECIDO VIÉNDOLAS EN MI COMPUTADORA O MI TELE

Amat Escalante, cineasta

Ante el paso acelerado de esta nueva normalidad, Mónica Lozano opina que habrá que esperar a que lo peor haya pasado para tomar una ruta definida como industria, pues al cierre de esta edición, aunque la economía se había reabierto de forma gradual, el número de muertes y contagios diarios seguía en ascenso. “El mundo tendrá que reagruparse y evaluar daños y cambios en la economía y la sociedad como un todo, antes de ver qué sigue, pero será difícil volver 100% a los modelos anteriores”.

Sin embargo, como en las películas, hay esperanza. “Hay cosas muy prácticas que el cine tiene y de las que las plataformas de streaming carecen: si vas a invitar a ver una película a una chica, pues no le dices vamos a mi casa en la primera cita”, dice Amat Escalante y ríe.

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