La incertidumbre se ha convertido en uno de los signos de nuestra época. Vivimos sucesos inéditos (para la mayoría) que parecen desafiar el orden y el statu quo. En esta agitación de la realidad cabe el Brexit, la lógica medieval de construir murallas, y las lecciones sobre economía global por parte del comunista Xi Jinping en la cumbre de Davos. El panorama debe resultar fascinante para los sociólogos y demás estudiosos de la conducta. El mundo se mueve tanto que hasta la calma es sospechosa.

Hace unos días murió el autor de Vida líquida, Zygmunt Bauman; años atrás advirtió estos momentos quebradizos: «La vida líquida es una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante». La ruptura de la realidad tiene muchas manifestaciones, particularmente nos atañe la que se fabrica con un tuit, desde @RealDonaldTrump (¿no es acaso irónico que el hombre más poderoso del mundo tenga que remarcar que no es una copia de sí mismo?).

En el marco de esta incertidumbre, el pasado viernes las se inundaron de mensajes alusivos a la revisión de aparatos electrónicos (celulares y computadoras) en los puntos de acceso a . Hay reportes que hablan de psicosis, de personas borrando apresuradamente imágenes («memes») de burla o en contra del nuevo Presidente. Como en la cita bíblica, quien esté libre de memes que ponga el primer celular frente al oficial de (Customs and Border Protection). Hubo rumores de visas canceladas por ofender al Duce, al gran Führer. Otras personas desmintieron el rumor.

Hay un ambiente cargado de elementos que favorecen la creación y dispersión de rumores: la ambigüedad y la ansiedad, dos constructos de la incertidumbre. En la era Trump se han exacerbado los temores y la realidad está en jaque. Es imposible no evocar la épica transmisión por radio de Orson Welles, el 30 de octubre de 1938, que causó pánico entre los habitantes de New Jersey al difundir una supuesta invasión de marcianos. La gente, incapaz de discernir lo ficticio de la realidad (esencia de la psicosis) actuó como si la llegada de alienígenas fuera cierta.

Desde hace años la oficina de CBP tiene facultades para revisar y confiscar cualquier pertenencia de los viajeros. Buscan indicios terroristas, pornografía infantil y productos agropecuarios prohibidos. En nombre de la prevención y la protección, los oficiales del CBP aplican más de 600 leyes relacionadas con su actividad. No es fácil. Están entrenados para detectar amenazas, son reclutados bajo pruebas de análisis lógico, español y lenguaje artificial. Su trabajo no es ser amigables ni simpáticos y la mayoría, me consta, son profesionales efectivos. Recomiendo a los viajeros ser pacientes y no entrar en discusiones con ellos.

Durante su campaña, un delirante Trump declaró: «Tremendas enfermedades infecciosas están colándose por la frontera». Mucha gente lo creyó (y lo cree) aunque no haya evidencia creíble para demostrarlo. En la realidad Trump las cosas no son como las ve la mayoría. Hace relativamente poco le reclamó a un reportero con quien había jugado golf, que por qué no había publicado que había tirado 71 (un muy buen resultado), el reportero argumentó: «no lo escribí por una sencilla razón, Trump no tiró 71». En esta realidad en jaque los mexicanos somos potenciales agentes infecciosos, criminales, violadores, todos los musulmanes son potenciales terroristas, y así más señalamientos. Tal como en el medioevo se culpaba a los otros, cobra sentido la teoría de la sociedad cristiana apuntalada por una estructura piramidal de 4 niveles: Dios en la punta, abajo el Rey y el Papa, luego los nobles y los campesinos. Análogamente otra pirámide constituía a los enemigos: Satán, el anticristo, los demonios y los salvajes. Para Trump pertenecemos a esa pirámide inferior, somos los salvajes y, tal como los conquistadores españoles dudaban de la existencia del alma en los indios, los derechos de muchos migrantes están en duda.

Escribió Bauman: «Entre las artes del vivir moderno líquido y las habilidades necesarias para practicarlas, saber librarse de las cosas prima sobre saber adquirirlas». Ojalá que esto no incluya deshacernos de la realidad, esa frágil y escurridiza versión del mundo como lo conocemos.

@eduardo_caccia

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