La Alianza Federalista parece tener como vocación abrir toda clase de frentes contra el
Gobierno Federal. Uno de estos, que llamó mucho mi atención, surgió a fines de julio del
presente año, cuando aparentemente de la nada lanzaron una fuerte ofensiva contra el
manejo de la de que estaba llevando a cabo la y en
particular contra el Dr. López-Gatell, ya convertido en el villano favorito de la oposición y de
quién pedían la cabeza.

Buscando entender qué motivaba esta agresión, aparte de su obvio uso político, se me
ocurrió una especie de experimento en “política ficción”, quizá inspirado en los famosos
experimentos mentales de Albert Einstein. La Secretaría de Salud pone a disposición de la
ciudadanía los datos abiertos sobre la pandemia en , a través de diferentes
organismos como el Conacyt o Centro Geo. Estos datos pueden bajarse de la red ya sea
como una base de datos sencilla con toda la información pública (datos abiertos) o como una hoja de cálculo con los datos desglosados por fecha y por estado. De estas últimas hay para número de confirmados y de defunciones en particular (así como de sospechosos y
negativos) y contienen además los datos de la población por estado.

Con la información anterior es relativamente sencillo inventar dos países: “Alianza” y
“Conago” (a falta, este último, de un mejor nombre). Podemos entonces sumar en cada caso los confirmados o las defunciones, para cada fecha, de los estados que conforman cada país. Esto ya nos muestra un par de indicadores de cómo marcha la pandemia en cada situación.

Pero podemos hacer un poco más: podemos intentar compararlos. El problema aquí es que
las poblaciones son bastante diferentes. El país de la Alianza tiene más o menos una tercera parte de los habitantes de Conago, así que referimos todos los datos a 100,000 habitantes, con eso ya resultan comparables.

Un pequeño escollo adicional es que hay una enorme variabilidad en los datos, sobre todo en los de contagios confirmados, por día. Las razones de esto no vienen mucho a cuento, pero existe en estadística una técnica llamada Promedio Móvil (Moving average en inglés) que reemplaza cada punto por el promedio de sus antecesores; en este caso se usan 7 puntos que equivale a lo sucedido en una semana. Esto “suaviza” la curva y permite apreciar mejor las tendencias.

En este punto podemos ya graficar los datos por país y comparar su desempeño, como
puede verse en las Gráficas 1 y 2. En ambos casos se observa que al inicio de la pandemia
el país que hemos bautizado como Conago presentaba más problemas, es decir más
contagios y más defunciones por 100,000 habitantes, que el de la Alianza; sin embargo
estas tendencias se revierten alrededor de principios de agosto y hasta la fecha de esta nota no ha cambiado la tendencia, de hecho tiende a haber una mayor separación en ambos casos.

2

Una vía alternativa a este análisis es tomar los datos abiertos, de la misma fuente, y hacer la consolidación para cada estado y cada día uno mismo, y eso para cada variable. Una vez
obtenida la hoja de cálculo correspondiente, el proceso de crear los países ficticios y
procesar los datos es el mismo, hasta llegar a la gráfica 3 para el caso de confirmados. Las
gráficas 1 y 3 son similares, no idénticas, mi hipótesis es que a partir de los datos abiertos yo hago la consolidación por fecha de primer síntoma y todo indica que la Secretaría de Salud lo hace por fecha de primer ingreso. En cuanto a la gráfica de defunciones es idéntica, al punto que no vale la pena incluirla.

Esto es solo un pequeño análisis, pero parece apuntalar el hecho de que lo que han llevado
a cabo los estados de la Conago (en nuestro esquema de países ficticios) resulta más
eficiente que los de la Alianza. Y esto no puede ser ajeno al desempeño de la Secretaría de
Salud Federal y en particular del Dr. López-Gatell.

Santiago Roig
Informático Jubilado
Escritor ocasional.

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