Las múltiples reformas estructurales fueron lo mejor del de Peña. Temo que la , quizá la más importante, se cancele si el primero de julio gana López Obrador la Presidencia. Lo temo porque así lo ha prometido el candidato presidencial de Morena.

El pasado 10 de febrero, en un mitin en Zacatecas, aseguró que “no se puede llevar a cabo una Reforma Educativa sin los maestros” por lo que, de ganar, elaboraría “de manera conjunta un plan educativo para mejorar la calidad de la enseñanza sin afectar los derechos laborales del magisterio”. López Obrador, quien ya antes había prometido cancelar la reforma en cuestión, ahora fue más preciso. Habló de dar “marcha atrás” modificando la Ley del Servicio Profesional Docente para “eliminar la evaluación punitiva” y proceder a la “recontratación inmediata de los maestros y maestras cesados por no aceptar la evaluación”. Se trata del mismo lenguaje que han utilizado los críticos de la reforma.

Con este discurso se selló la alianza de López Obrador con Elba Esther Gordillo. Al acto acudieron tres de sus principales personeros: su yerno, Fernando González, su nieto, René Fujiwara, y el exlíder del SNTE, Rafael Ochoa. En el evento nos enteramos que los gordillistas crearon unas “ progresistas magisteriales” que se adherirán a la campaña de  y ayudarán a vigilar las casillas el día de las elecciones.

Ya desde el año pasado, en la elección del Estado de , se vio el acercamiento de la maestra con López Obrador, a pesar de que éste se enojó cuando el periodista José Cárdenas se lo preguntó en su noticiero hace unos meses. Ahora ya no hay dudas. Elba Esther, ícono de lo peor del sistema político priista —de lo más corrupto y corporativista— es una aliada más del candidato que propone un cambio radical para terminar con la corrupción.

Como mencionaba, la oposición de AMLO a la Reforma Educativa no es nueva. Desde hace años existe una alianza del fundador de Morena con la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de de la (CNTE). En 2016, cuando hubo elecciones de gobernador en Oaxaca, ambos movimientos participaron en protestas contra las “reformas de Peña”, en particular la Educativa.

La CNTE ha sido otra de las perjudicadas de este sexenio, precisamente por la reforma. El gobierno de Peña tuvo la voluntad y fuerza, en particular el exsecretario Aurelio Nuño, de quitarles a los de la Sección 22 el control de la educación que tenían en Oaxaca y con la que obtenían los recursos para mantener sus manifestaciones permanentes.

López Obrador, en suma, se ha aliado con los dos perdedores de la Reforma Educativa: La maestra Gordillo, quien terminó en la cárcel para que pudieran hacerse los cambios, y los sindicalistas más radicales de la CNTE. Huelga recordar que, hasta hace poco, ambos se odiaban a muerte. Durante más de treinta años, la CNTE se opuso al control caciquil de Gordillo al frente del sindicato magisterial y Gordillo a la desobediencia de la CNTE. Hoy, ambos comparten plácidamente la misma cama con López Obrador.

Cosas veredes…

Cosas de la política en estos tiempos electorales.

Y, no nos hagamos bolas, si en la misma campaña están los perjudicados de la reforma, es porque, de ganar López Obrador, ésta efectivamente se iría al bote de la basura, lo cual sería una desgracia para este país. Si bien la reforma no es la panacea, y requiere de ajustes en su implementación, sí es un instrumento que va en el camino correcto. Yo estoy a favor de ella y así lo he expresado en distintas ocasiones. Me gusta que los maestros se evalúen constantemente para ver cuáles son sus carencias y puedan subsanarlas. Que se premie el mérito de los mejores profesores con mayores sueldos y prestaciones. Que las nuevas plazas, así como los puestos directivos en las escuelas, se concursen con exámenes de oposición, a diferencia del pasado que todo lo manejaban los sindicalistas con criterios políticos. Me gusta que haya un programa de desarrollo profesional para los docentes y que el gobierno federal haya retomado el control de la nómina para evitar las aviadurías del pasado. Que haya un nuevo modelo educativo diseñado para que los alumnos aprendan a pensar, no a repetir, y con la obligación de estudiar inglés y habilidades digitales.

Bueno, pues a todo eso le tendríamos que decir adiós si gana López Obradorporque sus aliados —la Gordillo y la CNTE— le van a exigir que cumpla con su compromiso de echar para atrás la Reforma Educativa. Regresaríamos, así, a las viejas épocas cuando la educación en México se manejaba corporativamente con base en criterios políticos.

 

                Twitter: @leozuckermann

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