Como no tenemos acceso a “otros datos” y las encuestas, cada vez son menos comprensibles, un grupo de egresados de la UNAM –jubilados o desempleados- nos dimos a la tarea de hacer un sondeo. Nuestros amigos y conocidos que con tristeza asumen su condición de “fifis” concluyeron que si desean reunirse para Navidad. Una considerable mayoría dijo que no comparará un árbol natural y en cambio desempolvarán el viejo artificial que por suerte no tiraron a la basura hace tres años.

Casi todos coincidieron en no usar luces –todos ya entendieron que las tarifas de este servicio no solo no bajarían sino que es muy posible que vayan al alza- y para la decoración se ajustarán a los antiguos adornos que han guardado de celebraciones anteriores. Sobre todo en el grupo de jubilados, se repite la afirmación de un gobernador argentino quien señaló «Si una tarifa no puede ser pagada por un jubilado, no es tarifa, es un saqueo».

Quienes están arribando al poder en América Latina prometen bajar las tarifas, reconstruir la finanzas de las provincias –en Argentina sobre todo- y tratar de evitar que por un peso de aumento en el costo de pasajes públicos, las cosas desemboquen en manifestaciones como las de Chile o los chalecos amarillos en Francia, que este año celebran ya su segunda navidad en protestas.

Además de las terribles cifras de nota roja –que se dice están a pocos dígitos de superar, los de la guerra del ex presidente señalado de haberle robado al Tabasqueño que hoy no gobierna la elección del 2006- tenemos que mantener la calma por temas como la ausencia de respeto a uno de nuestros héroes históricos, cuestión que se justifica como libertad de expresión. ¿Se vale ofender y no entender que el derecho de una persona tiene como límite el de la otras(s)? A quienes hemos hecho huesos viejos en Coyoacán sobre todo en el barrio de la Conchita, el tema nos recuerda la lucha que dimos los vecinos -entre ellos la recién fallecida Rina Lazo- para impedir que CONACULTA destruyera un inmueble catalogado y gastara el en una faraónica “librería” que ha devenido en lugar de eventos, reuniones políticas y muchas más cosas injustificables del gasto mayúsculo que significó ese capricho ¿Sabía Usted, que una instancia del sistema judicial dio a los vecinos la razón luego de que el tribunal administrativo local, omitió entrar en el fondo del asunto porque “no se podía pelear con el entonces jefe de ? ¿Será que la hoy Secretaría de la Función Pública, entrará al análisis de esa aberración injusta que finalmente repitió la sentencia de amparo pero en contra “porque no se consideraron algunos temas”? ¿Cuál fue el sobreprecio de una obra cuyas bancas del auditorio tuvieron un costo en dólares inimaginable? ¿Alguna oficina del gobierno de la ciudad ha llevado al cuenta de los millones de litros de líquido potable tirado al caño, luego de que los constructores perforaron el ojo de agua? ¿Se juzgó a alguien por el trabajador que falleció debido a no cumplir con los reglamentos de construcción? Lo más preocupante de este y otros temas que inquietan y no permiten a la ciudadanía sentirse con espíritu navideño en este 2019, es que la responsable de este desatino judicial hoy trabaja en la SCJ.

Más allá de las guerritas coyoacanenses entre el PRD y Morena, por la celebración de 500 años de que aquí se asentó Hernán Cortes, hay otros temas quizá más preocupantes para quienes en la combinación de su ineptitud y mediocridad, nos están llevando a perder lo que en discursos de “soberanía” se está entregando en peores condiciones que las que rodearon al veracruzano Santa Ana. ¿Qué está pasando con los concesionarios mineros que luego de afirmar que les han robado “el oro” sugieren que se van del país? ¿A quien se le dará el manejo de la extracción de litio en Sonora? ¿Cómo y cuando podrán venir a supervisar las condiciones de trabajo en las empresas de nuestro territorio, los extranjeros?

Pero estas no son las únicas preocupaciones previas a la Navidad, ahí están las ansias de hacerse del patrimonio de los ciudadanos por vías como disfrazados de justicia, como el que quiere imponerse por arrendamiento que personas de la tercera edad, hacen de una de sus recámaras para poder comer ¿Sabía que hay gente que solo contaba con 1,200 pesos mensuales y hoy los 2,500 bimestrales no les llega con puntualidad? ¿Qué hace el sistema de protección civil, si la anciana es robada, ultrajada o muerta por uno de sus huéspedes? ¿Se quedan con su casa? ¿Qué no podrían en vez de amenazarla con nuevos impuestos crear una pública de protección, por tratarse de de la tercera edad sin prestaciones?

No son pocos los temas que afligen a dos terceras parte de la población considerados enemigos, conservadores y potenciales delincuentes. Es clarísimo que hay personajes impresentables, pero también puede verse el ánimo de venganza que aumenta el temor de la ciudadanía ¿Se siente con garantías un empresario mediano o pequeño al cual dejaron de pagarle obras realizadas, antes de esta gestión? ¿Prefiere cerrar su empresa –con décadas de productividad- que arriesgarse a que lo metan al paquete de los “corruptos” que hoy se persiguen? ¿Cómo garantizar que mañana o pasado no le llegue una orden de aprehensión a su hermana, madre o esposa por algo que ni hizo?

Son variadas las inquietudes; pero ojala podamos dejar de preocuparnos, por cuando menos dos semanas. Disfrutemos, del recuerdo que para la cristiandad implica el cumplimiento de una profecía de salvación por gracia y no por obras, para una humanidad a la cual ha dado muestras de su amor a través de la , aun para con aquellos que se piratean la Palabra, para justificar su mediocridad e incompetencia.

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