Durante la emergencia sanitaria por COVID-19, la conectividad a se ha vuelto esencial para informar, entretener y mantenernos comunicados con familiares y amigos, así como para impulsar el trabajo colaborativo a distancia en los ámbitos educativo y laboral, afirmó Luis Ángel Hurtado Razo, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.

Antes de la se decía que Internet aislaba a las personas, las individualizaba y generaba retraso educativo. “Se menospreciaba esta herramienta, incluso la vulgarizaban al considerarla un medio que sólo servía para el entretenimiento o que sólo difundía rumores y noticias falsas, pero con esta coyuntura vemos que su dinámica de construcción social cambió, pues ha unido a las personas en el ámbito social y en el ejercicio laboral y educativo”, dijo.

Antes de la COVID-19 ya existía el trabajo en casa y la educación virtual, aclaró el universitario, pero bajo la dinámica impuesta por el confinamiento la demanda del servicio de Internet se ha intensificado para ofrecer clases virtuales, reuniones a distancia y el envío de datos.

Hurtado Razo subrayó que la red aporta elementos para la socialización, y con ello permite controlar o disminuir la ansiedad que provoca el confinamiento. “Se han derribado muchos y críticas que se tenían con respecto a su uso, pues se ha mostrado que también puede transmitir emociones y sentimientos”.

Noticias falsas y discursos de odio, sus fallas

El académico reconoció que a través de Internet también se ha agudizado la difusión de noticias falsas y los discursos de odio, que polarizan a la población.

“El ciberespacio se utiliza para una ‘pandemia de desinformación’, que ha generado ansiedad y pánico; incluso han surgido discursos discriminatorios que han derivado en violencia contra ciertos segmentos, como el personal de salud, y provoca la polarización en torno a ciertas iniciativas o personajes, y la pérdida de credibilidad en actores de medios de comunicación y de la ”.

Esta tecnología ha facilitado la libertad de expresión y el derecho a la información, “pero cualquier usuario puede conformar un portal o utilizar las redes para divulgar información no verificada”.

Número de usuarios de Internet

El universitario resaltó que de acuerdo con datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones, hasta antes de la pandemia en 83 millones de personas tenían acceso a Internet (dos terceras partes de la población mexicana).

Pero esto no significa que cuenten con la formación y dominio para el uso de este medio de comunicación, ni que puedan potencializar y aprovechar las herramientas que ofrece. “México carece de alfabetización digital para el desarrollo de habilidades enfocadas a tareas en un ambiente digital, mientras que en países europeos existen leyes que obligan al Estado a impartir este tipo de educación”.

Ello ha contribuido a que dichas sociedades tengan elementos para usar esos medios de manera adecuada y equilibrada, y los utilice en la generación de criterios informativos y en su formación educativa.

“En el caso de México, el Estado debería garantizar que los estudiantes tengan por lo menos una materia dedicada a la formación y entendimiento de los medios digitales, pero aquí no existe una ley al respecto, y ni siquiera ha sido considerada”.

Sería deseable que a partir de la situación que vivimos se ponga énfasis en la educación mediática, para formar a personas con mayor dominio de las herramientas digitales: que los maestros tengan mayores posibilidades de generar contenidos y los alumnos adquieran la habilidad de obtener información a través de Internet para enriquecer su aprendizaje, finalizó.

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