se integró a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) en 1994. A 26 años de su entrada, el bienestar en la población continúa mostrando rezago en comparación con el resto de los miembros. Los indicadores sobre , ingresos promedio, salud, educación y satisfacción con la vida muestran marginales avances en relación con el resto de los miembros.

En su informe, ¿Cómo va la vida? 2020 de la OCDE, se observa que el único rubro donde México destaca de entre el promedio de los miembros es en el indicador del bienestar autorreportado.

Además de presentar menores avances en términos de desarrollo y calidad en la vida de la población, México también presenta niveles importantes de desigualdad en relación con el resto de los miembros de la OCDE. Especialmente se presentan desequilibrios por género y grupos de edad.

Las principales problemáticas que se encuentran en México son: la persistencia de la pobreza, el aumento de la inseguridad, efectos climáticos negativos y el desarrollo marginal de la educación y las habilidades.

De acuerdo con cifras del estudio, el indicador que presentó el peor dinamismo de todo el grupo fue el que evalúa el nivel de ingresos promedio de los habitantes. Cada mexicano percibe en promedio 16,500 dólares anualmente; la media OCDE es de 28,000 dólares y en Estados Unidos la cifra asciende a 47,500 dólares.

El nivel de ingresos es el más bajo del grupo, y también el país encabeza la lista de distribución más inequitativa de la riqueza. El nivel de ingresos familiares del quintil más rico de la población mexicana supera en 10.3 veces el nivel de ingresos del quintil más pobre. Esta brecha es casi del doble que la media para el grupo OCDE, que es de 5.4, mientras que en países como República Checa la brecha se recorta a un nivel de 3.6 puntos.

En el acceso a la vivienda el estudio muestra también importantes brechas de desigualdad en la población. El 18% de los mexicanos más pobres destina casi la mitad de sus ingresos en gastos relacionados con la vivienda. También es el país más desigual no sólo en acceso sino en la calidad de la vivienda: en el grupo OCDE la media de hogares en condición de hacinamiento es de 12% mientras que para México la cifra asciende a 34 por ciento.

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