A menos de un siglo de distancia, a cualquier persona con trastornos de ansiedad –pánico, obsesivo-compulsivo o fobias- o algunos vinculados con el estado de ánimo como: depresión, trastorno bipolar –antes denominado maníaco depresivo- o los que ocurren después de un evento traumático -la muerte de alguien cercano, una amputación, la pérdida de los bienes- e incluso esos que se arraigan en el individuo como parte de su personalidad hasta llegar a los casos psicóticos o esquizofrénicos, eran llamados locura. Debido a la investigación, esa que siempre está en riesgo por la limitación de recursos, de la salud en general; en vez de privilegiar la enfermedad como soporte de los diagnósticos, sostiene que la salud, también la mental, incluye una amplia gama de actividades directas o indirectas, que resultan en un estado completo de bienestar físico, mental y social, la cual debe promoverse y en el caso de personas afectadas por algunos trastornos que rompan este objetivo, buscar los caminos de rehabilitación. ¿En qué momento se gestan los trastornos anímicos o emocionales del ser humano?
Si comparamos los mensajes pronunciados en el 2003, y en este 2020, acerca de la salud mental veremos, que Kofi Annan, enfatizó la necesidad de ocuparse de tal tema en la infancia, si acaso se pretende alcanzar los niveles normales de desarrollo, en tanto que el actual secretario mostró su preocupación por el suicidio, que en términos generales ha aumentado poco más de 30% en el planeta, lo cual adicionalmente fue la motivación para iniciar una campaña anual en contra de la depresión ¿Los indicadores emocionales insanos, pueden permanecer latentes si no se trataron durante la infancia? ¿Cuál es la forma saludable de enfrentar problemas o aprender habilidades sociales que nos apoyen?
Guardadas las distancias de tiempo, demografía y circunstancias, el tema del COVID-19, ha alterado, la vida de millones de personas muy distintas –personal de la salud, estudiantes, profesores, trabajadores de muy diversas índoles, integrantes de familias- todos ellos con ansiedad sobre su futuro, al no saber si mantendrán el trabajo, caerán en la pobreza o incluso morirán como resultado de diferentes complicaciones. ¿El aislamiento social favorece la proliferación de hipótesis cuya veracidad es difícil de comprobar en este momento? ¿El enojo es una forma de locura? ¿Cómo han aprovechado esta realidad, -natural o provocada, según se descubra en el futuro- los empresarios sin ética y los gobernantes carentes de las verdaderas cualidades políticas?
Si alguna ventaja podemos señalar en este día de la salud mental[1] 2020, es haber confirmado que los entornos humanitarios son extremadamente frágiles, debido primordialmente al aislamiento y el muy limitado apoyo psicosocial que en términos generales no alcanza el 7% de los presupuestos médicos. Lograr un incremento en la inversión en favor de la salud mental es otro de los apoyos que promoverá la ONU, para que según ha declarado Dainus Puras ante la ONU, se logre, si no evitar cuando menos disminuir la dependencia del uso excesivo de psicotrópicos, según promueven los modelos que consideran los padecimientos de conducta y emocionales como enfermedades neurobiológicas que solo pueden resolverse con medicación, lo cual además perpetua el estigma de la enfermedad mental o locura. Los trastornos emocionales –o locura- ¿solo son individuales o pueden ser colectivos?
Casi sin excepción a los humanos les preocupan las formas de violencia diversa que en lo general derivan en muertes y en el mejor de los casos en lesiones; como son las guerras, los homicidios o el terrorismo. ¿Incitar a los pueblos a este tipo de violencias resulta en locura colectiva? A quien le faltaba salud mental ¿a los jóvenes integrantes del ejército nazi o solo a sus dirigentes? Tragedias humanas, como la conducta suicida, derivada en la mayoría de los casos de conductas esquizofrénicas –o solo de la depresión- pareciera que no importan demasiado a no ser que quien la padece pueda provocar un incendio de la ciudad como lo hizo Nerón ¿Los sicarios, son personas sanas? ¿solo reciben contraprestación los que matan o también los que agreden a algún grupo que molesta a quien les ha pagado? Hay diversas variables de personas que se contratan para actos de agresión: reventa-huelgas, porros, criminales, pandilleros, vándalos; y si bien no todos matan, si tienen en común que alguien les da el encargo de agredir y les paga –en dinero, especie o favores- por hacerlo ¿Estas personas son enfermas mentales? ¿Su circunstancia se derivó de trastornos en la infancia o por consumo de drogas?
Si a usted le ofrecen un ingreso para realizar acciones violentas en contra de grupos que se pronuncia en desacuerdo con el gobierno ¿Aceptaría el encargo? Lo más probable es que si su desarrollo integral fue saludable y con bienestar, preferiría seguir buscando el sustento en otro ámbito que no sea el de esbirro de la violencia, aunque solo sea verbal –como lo hacen muchos niños y adolescentes en las escuelas- o no pase de propiciar un duchazo de agua helada. Pero ¿qué ocurre con el adolescente, huérfano –real o solo por ausencia presencial del o los progenitores- sin posibilidades de continuar sus estudios y sin más modelos que la destrucción –de monumentos, la historia, su entorno o cualquier otra opción de espiritualidad- ¿Cuánto tiempo le tomará el remontar una dolencia de salud mental si acaso sobrevive a los hechos en los que se involucra? Si en realidad deseamos abonar a una correcta celebración para disminuir los casos de ausencia de salud mental, renovemos nuestro compromiso individual de hacer realidad el respeto a los principios y valores constitucionales, por igual los referentes al derecho humano de los niños a crecer sin taras emocionales, como el de vecinos, amigos, conciudadanos etc., de conducirse con respeto a la ley.
[1] Siempre es el segundo sábado de octubre, en este caso fue el día 10 del mes.