Es complicado analizar seriamente el desenlace de un evento político realizado en secreto, si bien muchos se atreven a analizar adivinando componentes del evento o suponiendo que alguien les filtró partes de la información, logrando un elevado índice de error.
La detención y liberación del general Cienfuegos fueron decisiones de Estado y como tales son políticas; lo peculiar tal vez fue el acuerdo entre gobiernos para levantarle cargos a un presunto delincuente. Al General no lo regresaron por ser inocente, sino que levantaron los cargos para poder sacarlo de la cárcel de una forma “legalmente limpia”, de esa manera limpiaban la cara sucia del sistema judicial estadounidense.
Siempre que hay acuerdo entre países por lo general conlleva un intercambio, los gobiernos no se hacen favores por simpatía sino por conveniencia. ¿Qué intercambiaron los gobiernos? Las especulaciones mexicanas son interminables.
Intentando explicar el acuerdo, consideremos:
1) Las posturas sobre la cuestión de las drogas. Estados Unidos insiste en negar que tiene un problema doméstico, que tiene un severo problema de adicciones, niegan la existencia de capos y se rehúsan a actuar respecto a los cientos de miles de millones de dólares lavados anualmente en su sistema bancario. Detectan las rutas del narco, pero se pierden pasando las fronteras de su país, en cambio sostienen que la culpa está en los países productores y de tránsito; se sienten los policías y jueces del orbe y sienten tener la libertad para que sus agentes actúen extra territorialmente, frecuentemente de forma ilegal: envían armas, secuestran gente y se asocian con capos supuestamente para conseguir más inteligencia aunque en el trayecto refuerzan a los carteles. No queda claro a quién le sirve la acción de la DEA en México, ni a que intereses responde la inteligencia anti crimen.
¿Por qué Estados Unidos está tan interesado en importar criminales mexicanos para enjuiciarlos? Económicamente están los elevados honorarios de sus abogados y la intención del gobierno de apropiarse de los bienes de los criminales, pero tener al Chapo en una cárcel de alta seguridad y mantenerlo de por vida, no ha reducido el tráfico de drogas, aunque insisten en quedarse con sus bienes, mientras los hijos de El Chapo muestran en tik tok algunos de esos bienes en Estados Unidos.
¿Acaso hay beneficio político, social o simbólico de detener gobernantes mexicanos corruptos o capos que no cometieron ningún delito en Estados Unidos? Se me ocurre la narrativa de que la corrupción es mexicana y no estadounidense.
En otro nivel se encuentra el posible intercambio entre AMLO y Trump que al parecer llevó al apoyo tácito de AMLO a la reelección de Trump. ¿Es la factura por el rescate petrolero de México frente a la demanda de reducción de la OPEP?
AMLO, un político renuente a viajar al exterior fue a ver a Trump para una firma insustancial de un tratado comercial (Canadá no asistió), se ha negado a reconocer a Biden y la campaña de Biden acusó al canciller Ebrard (que no trabaja solo) de haber operado el voto hispano en Texas a favor de Trump, en efecto en ese Estado se revirtió la esperada derrota de los republicanos.
La detención de Cienfuegos fue una maniobra que metió demasiada tensión y turbulencia en la política mexicana. Al parecer fue una trampa de la que, cualquiera que fuera su resultado, el perdedor sería AMLO.
AMLO no pasa por su mejor momento. La derecha esta movilizada, la economía golpeada por la pandemia, y la detención (y declaraciones posteriores) afectó su relación con ejercito.
El ejército es hoy la institución más poderosa en México y AMLO les aumentó el poder e influencia, posiblemente como respuesta a exigencias del ejército para ampliar su influencia.
Bajo su égida ha puesto la acción policiaca (Guardia nacional), les incrementó su capacidad económica (construcción aeropuerto, Banco del Bienestar, Tren Maya y otras obras), lo que obviamente está fuera, muy fuera, de las atribuciones del ejército y aumenta las posibilidades de negocio de los generales.
El ejercito se volvió el brazo de la balanza social y política, su acercamiento al ejército de Estados Unidos facilitó la penetración de la doctrina política que sostiene que si los civiles no pueden gobernar deben ser sustituidos por los militares, y ya se han escuchado voces golpistas dentro del ejército. Ahí está el Pinochet mexicano.
Los 30 millones de votos que sostienen el bono democrático de AMLO no se movilizan ante un golpe de estado y el bono no es perene.
Es difícil especular sobre el impacto futuro del caso Cienfuegos. El general no está acusado de nada en México, las pruebas de la DEA son, al parecer, inadmisibles en la corte mexicana, el tiempo enfriará el anuncio de que se investigará y la prensa opositora a AMLO, lo agregará a sus temas de golpeteo.
A México lo pusieron de rodillas los neoliberales frente a Estados Unidos, el golpe dado con Cienfuegos agrava esta condición, México queda en las manos del presidente estadounidense y ese es el regalo involuntario de Trump a Biden, lo que nunca es una buena señal política para México.