Lo ocurrido el miércoles pasado en la capital de los –de Norteamérica- precisa, de una profunda reflexión y, sobre todo como reza el dicho popular, que algunos de diversas latitudes pongan sus barbas a remojar. Si la estrategia de comunicación de cualquier país, es la de meter en la mente de un grupo de ciudadanos, que “aquí no pasa nada y lo malo es culpa de los que hoy no gobiernan”, no basta con repetir como merolico lo que supuestamente se hace, sino resulta conveniente mediáticamente resaltar los problemas de otros países. Así las cosas, cuando el hartazgo discriminatorio –racial, étnico, de clase o de rango económico- se está convirtiendo en manifestaciones sin mucho control, no es suficiente mandar a los grupos policiales a reprimir, siendo menester propagar lo inmensamente malos que son los policías en Europa, Asia o Latinoamérica. La brutalidad de los policías ¿es peor en Francia que en ? El feminicidio y las violaciones ¿están mejor controlados en Chile? Si hiciéramos una competencia para determinar los más corruptos ¿ganaría Brasil? ¿Los criminales carteles de droga con más influencia mundial siguen siendo los colombianos?

Escuchamos la semana pasada, una suerte de justificación, en favor de un aspirante a una gubernatura a quien se le acusa con demasiados problemas entre ellos el de ausencia de respeto a lo femenino. Es normal que hasta el más perverso de los criminales tenga adeptos –cuando menos la madre- pero que tales defensores, lo hagan aprovechando su posición de control sobre todo en el ámbito público, es parte de los temas que ya se han estado criticando, después del asalto de la sede del poder legislativo en Washington ¿Por qué los labios se sellan, cuando un “recomendado” comete errores tan graves como quien fue autoridad en Iguala cuando desaparecieron 43 estudiantes de ? ¿Qué hay dentro de quien requiere de propaganda para solventar los errores? ¿Será lo mismo de aquellos que antaño y ahora, promueven las guerras como única forma de posicionarse?

En el universo de autores, a lo largo de los dos últimos siglos, parecen coincidir, en que una sustitución de las guerras son justamente los procesos electorales y estos funcionan “mejor” cuando se dan entre partidos políticos, toda vez que son entes de interés público creados para promover la participación de los ciudadanos, que en la vida democrática contribuyen a la representación nacional. Quienes forman los partidos comparten objetivos, intereses, visiones de la realidad, principios, valores y proyectos, que buscan ejecutar –total o parcialmente- justo en los gobiernos. Si profundizamos en el pensamiento de Stefano Bertolini un partido político es “un grupo de individuos que participan en elecciones competitivas con el fin de hacer acceder a sus candidatos a los cargos públicos representativos”, y en tanto que Ramón Cotarelo lo define como “toda asociación voluntaria perdurable en el tiempo dotada de un programa de de la sociedad en su conjunto, que canaliza determinados intereses y que aspira a ejercer el poder político o a participar en él mediante su presentación reiterada en los procesos electorales”. ¿Por qué después de luchas encarnizadas para lograr representación, algunos partidos mayoritarios aspiran a borrar de la realidad a los propios partidos ¿Es lo que se busca al llamarlos “movimiento, fuerza, frente, alianza”? Estos promotores saben cuál fue el origen de los partidos sobre todo “modernos”?[1] La aceptación de candidatos independientes o simples simpatizantes ¿son solo formas de acabar con los partidos?

Tanto en las anteriores organizaciones políticas como en los pos-modernos, uno de los factores de subsistencia lo es justamente el financiamiento, que puede ser privado como en USA o público como en México. Mucha tinta se ha invertido en este tema y volviendo a México, por más que se oculte, no es secreto que casi 290 mil millones de pesos se dejaron de recaudar el pasado año en el gobierno vigente. ¿Con que dinero se puede garantizar el absoluto control para los procesos del 2021? En nuestros vecinos del norte, la mecánica es otra porque son privados quienes financian las campañas, sean estas como lo que ocurre en días tranquilos de votación o como lo protagonizado el miércoles cinco. Dada nuestra socio-política y legal ¿de dónde puede el primer mandatario obtener dineros sin límites? ¿Será esa la motivación para desmantelar organismos autónomos que le representan la posibilidad de aumentar sus recursos utilitarios? Que le importa más ¿Los recueros que le queden o a cancelación de sus funciones de evaluación? Esta verdad ya es aceptada por muchos, pero al parecer también resulta válido pensar que acabar con la institucionalización lograda a lo largo de nuestra historia, disminuye el riesgo de ser acotado por las leyes ¿Le sirvió al presidente número 45 de los Estados Unidos, inundar la realidad política de decretos sin ton ni son?

Un familiar de quien creía que su poder no tenía limites, tocó la de “gloria”, mientras eran testigos de una manifestación impulsada solo por valores negativos y lejanos a la ¿Ganaron los creyentes en esa charada? La prepotencia de aquellos que, para desgracia de los ciudadanos, se hacen del poder solo en función de utilidades y no de valores se hace mayúscula, cuando a tales distorsiones de conducta se agrega la ignorancia. Un ignorante difícilmente se rodea de personas capaces por el temor a ser criticados y a final del día los paleros terminan renunciando como ocurrió en el transcurso de esa histórica madrugada en el territorio de nuestro vecino del norte. La violencia en todas sus acepciones es deleznable, pero si esta se da de manera soterrada como en el caso del maltrato psicológico de e hijos o de aquel que políticamente repite mensajes de odio contra quienes no considera sus afines, así como listados de promesas falsas a quienes por diversas razones le llevaron al poder, realmente no tiene por qué ser tolerada. El antídoto es únicamente la y la autoestima. Nadie que se precie de amarse y valorarse a si mismo puede permitir que se promueva el sometimiento por la ignorancia. Ojalá que este 2021, decidas ser un factor de desarrollo y mejora para los tuyos en todos los niveles: familia, colonia, comunidad, pueblo, ciudad o país.

[1] Se entiende los que surgen en el parlamento inglés desde el siglo XIX; las anteriores organizaciones, de derecha, de izquierda, conservadores, burgueses, populares etc., se coincide en llamarlos protopartido.

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